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El presidente de Túnez venderá algunos de los palacios de Ben Alí para activar nuevos empleos

  • La falta de trabajo fue uno de los motivos que desataron las protestas
  • La tasa de desempleo, el 13% en 2010, se sitúa ahora en 18,3%
  • Marzouki pone la lucha contra la corrupción entre sus prioridades

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El nuevo presidente de Túnez, Moncef Marzouki, ha anunciado este viernes que venderá la mayor parte de los palacios presidenciales construidos por el dictador derrocado en del país, Ben Alí, y utilizará ese dinero para financiar nuevos puestos de trabajo, un gesto destinado a calmar la desesperación en la sociedad por el alto nivel de desempleo.

La falta de trabajo fue una de las causas que motivaron el estallido de las protestas que terminaron el pasado 14 de enero con el mandato de Ben Alí.

Marzouki, que fue un preso político del régimen del anterior presidente, fue nombrado presidente esta semana como parte de una coalición de gobierno que le llevó al poder en las primeras elecciones democráticas del país desde la caída del dictador.

En nuevo Gobierno se enfrenta ahora al reto de reactivar la economía y cumplir con las expectativas de millones de tunecinos, así como llevar la democracia al país y mejorar las condiciones de vida diarias de los habitantes de Túnez.

"Moncef Marzouki ha anunciado que los palacios presidenciales serán vendidos, a excepción del Carthage Palace, y el dinero se destinará a apoyar al empleo de la población", ha dicho la agencia estatal de noticias.

Miles de millones de dólares en palacios

Ben Alí y su esposa, Leila Trabelsi, ahora en Arabia Saudí, construyeron varios palacios de ludjo durante más de dos décadas de mandato. Los medios locales han informado de que el expresidente se había gastado en ellos miles de millones de dólares.

Marzouki, que ejercerá de presiente hasta que se celebren nuevas elecciones en un año, ha convertido la lucha contra el desempleo y la corrupción en unas de sus prioridades.

En los meses posteriores a la revolución, Túnez ha sido testigo de numerosas manifestaciones contra las malas condiciones de vida de muchos habitantes.

El desempleo, situado en un 13% a finales de 2010, se encuentra ahora en un 18,3%, según cifras del Banco Central. El paro juvenil es aún mucho mayor.