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La orden de detención contra el vicepresidente por terrorismo abre una crisis política en Irak

  • El Gobierno se basa en la confesión de sus guardaespaldas
  • La lisa suní y secular anuncia su boicot al Gobierno por la detención
  • El choque entre suníes y chiíes se produce en plena salida de EE.UU.

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Irak ha emitido una orden de arresto contra el vicepresidente del país, Tareq al-Hashimi,  de origen suní, después de que el Gobierno obtuviese confesiones acerca de sus lazos con lo que fuentes oficiales han definido como actividades terroristas, un movimiento que ha provocado que la principal formación suni haya anunciado su "boicot" al ejecutivo pocos después de la salida de los últimos soldados de EE.UU. del país.

El portavoz del Ministerio del Interior, el general Adel Daha, ha detallado en una rueda de prensa que ha obtenido confesiones de sospechosos identificados como guardaespaldas de Hashemi que le relacionan con suspuestos asesinatos y ataques terroristas.

La orden de arresto ha sido firmada por cinco jueces, según ha añadido Daham.

Anteriormente el mismo panel había prohibido a al-Hashimi hacer viajes  al extranjero después de que tres de sus guardespaldas fuesen detenidos  por "actividades terroristas".

El anuncio de la detención ha sido emitido por la televisión estatal Al-Iraqiya, que ha transmitido imágenes que, según el Ministerio de Interior, muestran a guardaespaldas de Hashemi admitiendo que planificaron y cometieron ataques terroristas y que para ello recibieron fondos del vicepresidente.

Al menos 13 guardaespaldas del vicepresidente han sido arrestado en las últimas semanas,  pero no está claro cuántos permanecen detenidos.

División política

La medida ha provocado el inmediato boicot al Gobierno de la segunda formación del país, la Lista Iraquiya, liderada por el exprimer ministro, Iyad Allawi.

"Iraquiya ha decidio hoy boicotear las reuniones del Gobierno", ha  anunciado el viceprimer ministro iraquñi dirigente de este bloque, Saleh  Moutlak, en protesta contra la "dictadura" del primer inistro Nuri Al  Maliki.

Tanto Hashemi como Moutlak -suníes y seculares- están bajo una creciente presión por parte de Maliki perteneciente a la chií Alianza Nacional, una  coalición de partidos religiosos.

La oficina de Hashemi se ha quejado de sufrir un "acoso", citando  varios incidentes como el hecho de que su casa ha estado rodeada por las  fuerzas de seguridad durante varias semanas.

Mientras, el pasado sábado la lista Iraquiya suspendió ya su  participación en el  Parlamento y criticó la forma en que el primer  ministro monopoliza el  poder.

En una declaraciones incendiarias, Maliki pidió la cabeza de su número dos por tratarle en televisión "como un dictador peor que Sadam Huseín".

El líder kurdo iraquí Massoud Barzani ha instado a los actores políticos en su país a matener una reunión de emergencia para evitar un "colapso" del gobierno de unidad nacional, advirtiendo que "la situación se encamina hacia una crisis".

Por su parte, el grupo parlamentario del clérigo radical chiita Muqtada Sadr, ha lamentado que  los hechos ocurridos se produzcan poco después de la salida de las tropas de EE.UU.  de Irak, nueve años después de la invasión del país.

"No debemos enviar  mensajes falsos a todo el mundo después de la retirada de las fuerzas  de ocupación, porque podría parecer que está bien que el ocupante controle todas las cuestiones en Irak", se ha lamentado Baha al-Araji, jefe de la grupo  parlamentario.