Enlaces accesibilidad

El Reino Unido podría perder la máxima calificación de su deuda según un informe de Moody's

  • Por "los riesgos asociados con la crisis en la zona del euro"
  • Señala que el país se enfrenta a "desafíos importantes y cada vez mayores"

Ver también:Ver también: Especial sobre la crisis de deuda en Europa

Por

El Reino Unido podría llegar a perder la máxima calificación crediticia, la AAA, debido a la crisis de deuda en la zona del euro, según el informe anual de Moody's publicado este martes. "Los riesgos asociados con la crisis en la zona del euro suponen que el Reino Unido tiene una capacidad limitada para asimilar sus consecuencias, sin sufrir un impacto en sus presupuestos y en la máxima calificación de su deuda", señala Moody's en este informe, en el que también cita el aumento del déficit desde 2008.

La agencia, sin embargo, da una buena nota al país en los cuatro factores que subyacen a la calificación: la estabilidad institucional, el presupuesto del equilibrio financiero a largo plazo, los fundamentos económicos y la sensibilidad al riesgo.

El Reino Unido tiene "una de las economías más competitivas de los países desarrollados" considera Moody's, que agrega que el país también tiene un pasado positivo en la lucha contra el déficit y la deuda.

"Desafíos importantes y cada vez mayores"

Este país se enfrenta sin embargo a "desafíos importantes y cada vez mayores", asegura el informe. "La perspectiva macroeconómica a corto plazo se ha debilitado, lo que ralentizará el ritmo de consolidación de las cuentas públicas", pone Moody's como ejemplo.

"En consecuencia, la perspectiva de la calificación probablemente será sensible a la evolución futura de la crisis en la zona del euro, aunque el Reino Unido no es miembro de la Unión Monetaria", ha concluído la agencia.

El primer ministro francés, Francois Fillon, había señalado la semana pasada que sus "amigos británicos tenían aún más deuda" que ellos y un déficit "mayor," y sin embargo, las agencias de calificación "no parecen darse cuenta", unas palabras que obtuvieron la respuesta crítica del Gobierno británico.