La compañía Mirage enreda al Lazarillo de Tormes en aventuras de nuestro tiempo
- El montaje es producto de una investigación con personajes marginales reales
- Estrenado en 2010 en Almagro y hasta fin de año en el Teatro Español
Pequeña cronología de 'Lázaro'Pequeña cronología de 'Lázaro'
-Tras un proceso de investigación, en 2009, la compañía realiza una primera representación en el Instituto Cervantes de Londres
-Entre Madrid y Barcelona, comparten su proyecto con menores inmigrantes realizando diversos talleres
-Estreno oficial: Festival de Teatro Clásico de Almagro 2010, julio 2010
-Desde entonces y hasta llegar el 7 de diciembre al Teatro Español, han representado Lázaro en distintas comunidades españolas: Cataluña, País Vasco, Extremadura y Madrid
-La prensa generalista escrita ha hablado de '"joya alternativa" y de "espectáculo que derrocha talento". Ha resaltado la asimilación del teatro clásico y contemporáneo por parte de estos dramaturgos y ha calificado en varias ocasiones la interpretación como "excelente"
A todos los que tuvimos que leer algún pasaje de El Lazarillo de Tormes a través de unos de esos textos elegidos (y tan grotescamente ilustrados) de los libros de Lengua y Literatura que firmaba Don Fernando Lázaro Carreter en los años 70 y 80, el título ‘Lazarillo de Tormes’ en el cartel de un teatro, no es lo que más nos atrae del mundo. Incluso si el ‘Lazarillo’ se ha convertido en ‘Lázaro’, y bajo su nombre vemos unas tablas de madera descoloridas, desconfiamos.
Y sin embargo, cuando uno sale de la Sala Pequeña del Teatro Español, después de ver el ‘Lázaro’ que dirige Juan Ayala (con texto de Ayala y Miguel Oyarzun) se arrepiente de no haber leído completa esta insigne novela.
Tres actores en el vacío
Sobre el escenario, unos montones de ropa polvorienta (es imposible que no lo esté con la que montan los actores cada día con un saco de harina), una escalera de mano, y tres actores. Los tres muy distintos.
El primero es alto y tiene una voz poderosa con muchos registros. Con ella, a veces se convierte en un mísero ciego, otras, en un hidalgo seductor de acento argentino. Son versiones de los distintos amos que tuvo Lázaro González Pérez, el niño “sin honra y huérfano de padre” que protagoniza esa novela anónima del XVI.
Se llama Miguel Oyarzun y, si no recuerdo mal (porque la obra está llena de acción, de ritmo, de imágenes, capítulos y escenas que se suceden o se agolpan sobre las tablas) de pronto, se transforma también en un tan desvalido como astuto lazarillo.
El otro actor –el que más veces, si la memoria no me traiciona- hace de lazarillo es Daniel Gallardo. El, moreno, algo más bajo, y con un poco cara de pícaro, es el lazarillo ideal. También pone voces y a veces, uno de sus ‘lazarillos’ solicita dinero -mirando al público- con la misma voz que las gitanas rumanas (o bosnias) que piden en el metro (siñooor…por favor!).
El tercer intérprete, Miguel Pérez Muñoz, casi no habla ( o realmente no habla nunca) pero tiene una ventaja bohemia sobre los otros: es músico. Es además delgadísimo y tiene mejor melena que sus compañeros.
Encarna con magnífica expresividad a todos los secundarios que acompañan a los truhanes que la pareja amo-lazarillo se encuentra en esta historia hecha de decenas de retales (o pequeñas historias a medio camino entre la novela y la imaginación trabajada).
Lazarillos descontrolados
Los “lazarillos” no tienen límites; no sólo son inmigrantes sino que a veces, venden gramos a cincuenta, trapicheando como camellos de poca monta. Pero en otros momentos, volvemos a los pupitres del colegio para ver escenas como la del ciego que engaña a Lázaro y le golpea contra el toro de piedra, o la aventura por la cual consigue sacar vino de la jarrita del ciego.Nos reen
Viendo esta función, el espectador se pregunta cómo es posible que partiendo de un texto que creemos muy conocido se puede lograr poner en escena un espectáculo tan vivo y original, y pobre al mismo tiempo escenográficamente.
La propia compañía Mirage explica en sus notas de producción que éste es “un montaje hecho con retazos de memoria”. Y resaltan también el “acentuado carácter físico” del montaje.
Pero lo más interesante, es cómo explican el proceso creativo que les ha llevado a este resultado. Comenzó, cuentan, con “una fase de investigación”, en la que llegaron a entrevistar a mendigos, sin papeles, drogodependientes o asistentes sociales. Siguió lo que ellos llaman "escritura en el espacio" en el que adaptaron el texto original de El Lazarillo; buscaron y encontraron en el texto situaciones que reflejaban las inquietudes que surgieron durante el proceso de investigación.
Después,mostraron un “boceto” al público y teniendo en cuenta sus comentarios, llegaron al resultado final. Un montaje de distintas “escenas” o “tableaux” siguiendo una técnica cercana al cine y al collage. Un retablo trepidante, insólito, poético y diferente. En definitiva, un montaje que no nos podemos perder. Que vive intensamente de martes a sábado , a las 20.30, y los domingos a las 19h, en la sala pequeña del Teatro Españo