El primer ministro iraquí exige a los kurdos que entreguen al vicepresidente a la Justicia
- El vicepresidente, Tarik Hachemi, está acusado de complot
- Se ha refugiado en la región autónoma del Kurdistán iraquí
- Al Maliki advierte a los ministros suníes que les reemplazará si boicotean el Gobierno
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, ha pedido a las autoridades de la región autónoma kurda que entreguen a la Justicia al vicepresidente del país, Tarik Al Hachemi (suní), contra el que pesa una orden de arresto por la acusación de complot.
"Apelamos al gobierno de la región del Kurdistán para que cumpla sus responsabilidades y entregue a Hachemi al sistema judicial", ha declarado Al Maliki en una rueda de prensa en Bagdad. "No aceptamos ninguna interferencia en la Justicia iraquí", ha añadido.
El mandatario iraquí ha rechazado también los llamamientos de Hachemi a la Liga Árabe para que esta organización envíe observadores para estar presentes durante los interrogatorios. "Se trata de un asunto criminal, y ni la Liga Árabe ni el mundo juegan aquí ningún papel", ha dicho Al Maliki.
Hachemi, que se encuentra en Erbil, en el Kurdistán iraquí, ha rechazado las acusaciones que pesen contra él. La orden de arresto, firmada el lunes, le prohibe viajar al extranjero.
Acusado de planear atentados
Según los responsables de seguridad, al menos 13 de los guardias personales del vicepresidente, detenidos en las últimas semanas, han reconocido haber planeado y cometido atentados bajo las órdenes y con la financiación de Hachemi.
La crisis política enfrenta al primer ministro, de confesión chií, con los representantes suníes en su Ejecutivo. Al Maliki ha llegado a amenazar con reemplazar a los ministros pertenecientes al bloque parlamentairo suní Iraqiya si estos continúan boicoteando el gobierno de unidad nacional.
"Los ministros no tienen el derecho de suspender su participación en el Gobierno porque serán considerados dimitidos", ha declarado Al Maliki. "En las próximas reuniones del gabinete, si no participan, eligiremos a sus sustitutos", ha añadido.
La polémica, que reaviva el fantasma de la violencia sectaria, surge cuando el Gobierno iraquí cumple un año de vida y el grueso de los soldados de EE.UU. han abandonado el país.