La violencia irrumpe con 67 muertos y 200 heridos en Irak, abocado a una grave crisis política
- Hasta catorce explosiones se han sucedido en distintos barrios de la capital
- La mayoría de los atentados han sido con artefactos explosivos y coches bomba
- El ataque se produce en el contexto de la crisis política entre suníes y chiíes
Una cadena de atentados en distintos barrios de Bagdad ha causado este jueves 67 muertos y casi 200 heridos, en un momento de crisis política en Irak que coincide con la retirada del Ejército estadounidense el pasado fin de semana.
A primera hora de esta mañana, once coches-bomba, tres artefactos, un proyectil "katiusha" y uno de mortero han explotado en distintos barrios de la capital iraquí, tanto de mayoría suní como chií, donde han perdido la vida al menos 67 personas y 183 han resultado herdias, ha revelado a Efe una fuente del Ministerio de Sanidad.
El atentado más mortífero ha ocurrido en el barrio de Al Karrada, en pleno centro de la ciudad, donde al menos 23 personas han muerto y 46 han resultado heridas por la explosión de un coche-bomba cerca del organismo gubernamental de la Transparencia, que se encarga de la lucha anticorrupción, según una fuente del Ministerio del Interior.
El segundo ataque más sangriento ha sido en el céntrico barrio de Al Alaui, donde dos artefactos han estallado consecutivamente en una plaza donde había concentrados jornaleros y han ocasionado de al menos 16 personas y heridas a 43.
También se han registrado víctimas por explosiones en los distritos de Al Dura (sur), en la calle Al Magreb (norte), Al Harizia (oeste) y Bab al Muadam (centro), entre otros.
Excepto el atentado de Al Karrada, que ha sido contra una institución, el resto de ataques han tenido como objetivos aparcamientos, una escuela, un mercado popular y lugares en los que se concentraban los ciudadanos que se dirigían a sus puestos de trabajo a primera hora del día.
Contexto de crisis política
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, ha afirmado que el tiempo y el espacio en el que se produjeron los atentados, en zonas de mayoría tanto chií como suní, confirman la naturaleza política de los objetivos.
"El momento de estos crímenes y los lugares elegidos confirman la naturaleza política de los objetivos que quieren alcanzar (sus autores) a través del crimen y el asesinato de civiles inocentes", ha dicho Al Maliki, quien ha subrayado que la serie de explosiones fueron contra "inocentes" en escuelas, mercados y lugares públicos, lo que demuestra una vez más "la forma de ser del enemigo que afrontan los iraquíes y su aspecto criminal que se atreve a elegir cualquier método para alcanzar sus objetivos".
Además, ha hecho un llamamiento a las fuerzas de seguridad y al Ejército para que intensifiquen las medidas y "cumplan con su deber al máximo grado de disciplina para proteger a los ciudadanos y actuar para acabar con las lagunas en seguridad que aprovechan estos asesinos". Al Maliki les ha pedido que "no caigan en reacciones a las que los criminales están intentando empujarles para alcanzar sus objetivos malvados".
También instado a todos los dirigentes religiosos, políticos y tribales a que "asuman su responsabilidad en esta situación crítica, se pongan del lado de fuerzas de seguridad, y las apoyen con información verdadera y ayuden a la unidad nacional".
"Los criminales y los que están detrás de ellos no pueden cambiar el proceso de los acontecimientos ni la operación política y no podrán evitar el castigo que van a afrontar ahora o después", dijo Al Maliki.
Estos ataques coinciden con un momento de crisis política en Irak desencadenada por la emisión de una orden de arresto el pasado día 19 contra el vicepresidente iraquí suní, Tareq al Hashemi, supuestamente vinculado a delitos de terrorismo.
Tras esa orden de arresto, el bloque político de Al Hashemi, Al Iraquiya, decidió boicotear las reuniones del Gobierno de unidad nacional, donde tiene ocho ministros.
El sábado pasado, Al Iraquiya suspendió también su participación en las sesiones del Parlamento, donde es la segunda coalición política con 91 escaños de los 325 de la Asamblea, por lo que considera la politización de la Justicia, el incumplimiento de la Constitución y el sectarismo de la fuerzas de seguridad, entre otros.