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Conceden el tercer grado al narco Oubiña aunque tendrá que ayudar a drogodependientes

  • Ayudando a drogodependientes podrá obtener la libertad condicional
  • Oubiña tiene ya cumplidas las tres cuartas partes de su condena

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La Audiencia Nacional ha accedido este viernes a conceder el  tercer grado penitenciario -paso previo a la obtención de la libertad condicional- al narcotraficante gallego Laureano Oubiña  aunque ha ordenado que preste servicios sociales a personas  desfavorecidas o con problemas de drogodependencia a efectos de  obtener la libertad condicional.

Así lo ha acordado el juez de Vigilancia Penitenciaria, José Luis  de Castro, en un auto en el que estima el recurso del preso de  Vilagarcía de Arousa (Pontevedra) contra el acuerdo de Instituciones  Penitenciarias por el que se le mantenía en segundo grado de  tratamiento.

El tercer grado se aplica a los internos que están capacitados   para llevar un régimen de vida en semilibertad, atendiendo a  criterios como su pasado criminal, su evolución en prisión, su  historial familiar o el medio social al que retorne, entre otras  cuestiones.

El juez De Castro insta a la Junta de Tratamiento de la cárcel de  La Moraleja (Palencia) a señalar como "regla de conducta" la  obligación de Oubiña de acudir a una organización de asistencia a  personas desfavorecidas o con un problema de drogodependencia para  continuar con "el proceso de introspección personal y de la asunción  del daño" que causa el tráfico de drogas.

Supondrá su puesta en libertad condicional

Entre los factores de adaptación que el juez ha tenido en cuenta para motivar su decisión, se encuentra el avanzado estado de cumplimiento de la condena por parte del narcotraficante gallego, el apoyo familiar con el que cuenta, o la existencia de una oferta laboral contrastada. Además, destaca la "ausencia de adicciones" y la "no asunción de valores marginales o delincuenciales" por parte de Oubiña. 

Como Oubiña tiene ya cumplidas sobradamente las tres cuartas partes de su condena -de hecho, desde el 5 de marzo de 2005-, su clasificación en tercer grado supondrá su casi inmediata puesta en libertad condicional, al reunir también el resto de los requisitos exigidos para ello, según fuentes penitenciarias.

En este sentido, el magistrado afirma en su auto que Oubiña -cuya condena quedará extinguida definitivamente en poco más de seis meses, el 7 de julio de 2012- ha disfrutado ya de varios permisos de salida "sin incidencia negativa alguna", reconoce el daño provocado por sus delitos "y muestra su arrepentimiento por ello" y ha manifestado su voluntad de reparar "el daño causado a la sociedad".

A continuación, el juez se pregunta qué debe hacerse con las personas condenadas por delitos de narcotráfico "en los que, más allá del cumplimiento de la condena, la responsabilidad ante la sociedad se diluye al no existir víctimas concretas".

Reparar el daño causado prestando servicios sociales

La respuesta que se da a sí mismo es que, además del arrepentimiento, se necesita "un 'plus' de actuaciones que permitan constatar de hecho la reparación del daño y la obtención por parte de la sociedad de ese efecto reparador", lo que obliga a imponer determinadas "reglas de conducta" que estarán vigentes durante el periodo de libertad condicional.

En el caso de Oubiña, el juez insta a la Junta de Tratamiento de la prisión a fijar como una de esas reglas de conducta "la obligación del penado de acudir, en los plazos que se indiquen, a una organización de asistencia a personas desfavorecidas o con un problema de drogodependencia".

"En tal sentido deberán los servicios sociales penitenciarios concretar la organización atendiendo a las circunstancias personales, laborales y familiares del penado, que permita al interno continuar con el proceso de introspección personal y de la asunción del daño que causa el tráfico de droga", añade.

Fuentes consultadas en la Audiencia Nacional han señalado, por su parte, que es la primera vez que se establece en una resolución judicial la manera en la que los narcotraficantes deben contribuir a reparar el daño causado a la sociedad por las drogas y que este criterio novedoso se aplicará en el futuro a otros condenados por este mismo delito.

Laureano Oubiña, de 65 años, lleva en prisión desde hace más de una década condenado por delitos de tráfico de drogas y su salida definitiva de la cárcel está fijada para julio de 2012.