Raspberry Pi: ordenador en miniatura por 20 euros
- Es una pequeña placa con la CPU y conexiones básicas de un ordenador
- Utiliza Linux y está pensado para el aprendizaje de la informática
- Se venderá en dos modelos, a partir de 20 euros, a principios de 2012
¿Se puede construir un ordenador completamente funcional y venderlo por unos 20 euros? Aparentemente sí: se llama Raspberry Pi y estará en el mercado a partir de enero de 2012. Es una iniciativa de una fundación sin ánimo de lucro, que lleva un par de años rumiándose y que finalmente se ha convertido en un producto con un resultado cuando menos sorprendente.
La idea original era crear un ordenador suficientemente barato como para que los estudiantes pudieran aprender informática con él. Para abaratarlo, el Raspberry Pi ha sido despojado de todo lo que pueda considerarse opcional o superfluo: la placa principal no contiene más que la CPU, algo de memoria y unas cuantas conexiones para comunicarse con el mundo exterior, incluyendo un puerto USB para el teclado y una salida para la pantalla.
Sus dimensiones son increíblemente reducidas: unos 9 x 6 x 2 cm, poco más que las de un teléfono móvil. De peso ultraligero (45 gramos) también tiene una salida de vídeo compuesto para enchufarlo a la televisión (con un conector DVI), otra de audio estéreo y la necesarias para ampliarlo y que se comunique: una tarjeta SD Card donde va el sistema operativo y un conector Ethernet de red.
“Consume tan poco que puede funcionar con pilas“
Todo ello está alimentado por un conector micro USB como el que se emplea para cargar los teléfonos móviles, aunque consume tan poco que puede funcionar con cuatro pilas de 1,5V de tipo AA.
El Raspberry Pi es el "ordenador pelado" por excelencia: no cuenta nada más que con 128 MB de memoria RAM, algo que se antoja escaso, aunque para crear pequeñas aplicaciones e iniciarse y practicar en el mundillo de la programación debería ser más que suficiente: recordemos cuántos niños aprendieron en los 80 con ordenadores que tenían miles de veces menos capacidad.
Por no tener, no tiene ni caja: es lo primero que hay que conseguirle para evitar que lo dañe el polvo, algo que les encantará a los amantes del tuning.
El procesador ARMv6 con que va equipado es suficiente para ejecutar el arranque y lanzar el sistema operativo, Linux, a elegir entre diversas distribuciones: Debian, Fedora o ArchLinux (tal vez también Ubuntu en el futuro, aunque no está probado del todo).
Está previsto que existan al menos dos modelos del Raspberry Pi, denominados A y B: uno con 128 MB de RAM por 20 euros y otro con algo más de memoria (256 MB) y Ethernet 10/100 para comunicarse en red, por 27 euros.
Trucos para adaptarlo a cada usuario
A pesar de todas las limitaciones intrínsecas del Raspberry Pi, mediante pequeños adaptadores y trucos se puede conseguir adaptar el PC a las necesidades de cada usuario: ¿Hace falta Wi-Fi? Se puede poner a través de un adaptador en versión USB. ¿Conectarlo a un monitor VGA? Hay cables conversores en todas las tiendas. ¿Disco duro? A través del puerto USB se puede conectar cualquier unidad externa convencional.
Gracias a su pequeño tamaño y a que hoy en día es relativamente sencillo programar bajo Linux y hay un montón de herramientas para ello, el Raspberry Pi puede ser un equipo ideal para pequeños proyectos, prototipos y cumplir con la idea educativa con que ha sido diseñado: es tan barato que podría considerarse casi "de usar y tirar".
Se puede utilizar en "entornos hostiles" y, si se rompe, no es una gran pérdida. Además, si algo se estropea en el software y el equipo se bloquea, basta regrabar la memoria SD Card con un sistema limpio para que se desbloquee y se quede como nuevo.
Actualmente el proyecto está ya casi completado, con las placas en versión beta y en pruebas de funcionamiento real; aunque han tenido que retrasar las fechas ligeramente, en la fundación esperan poder abrir la tienda web en enero de 2012 para aceptar pedidos y enviar unidades a cualquier parte del mundo. A partir de entonces será la imaginación de los estudiantes la que haga el resto.