Romney se afianza en Iowa mientras Santorum resurge como la nueva estrella del 'Tea Party'
- El exgobernador de Massachussets da un gran impulso a su candidatura
- Santorum logra un buen resultado que parece difícil de repetir en otros estados
- El ultrarreligioso deberá tratar de aglutinar el voto del electorado del Tea Party
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Cuando Mitt Romney llegaba de madrugada a su hotel de Des Moines y felicitaba a Rick Santorum por su "gran victoria" no sabía que finalmente sería él, por tan solo ocho votos, el vencedor de los "caucus" de Iowa.
Tan ajustado ha sido el triunfo del exgobernador de Massachussets que en los anales del pequeño estado rural del Medio Oeste norteamericano no se encuentra otra noche electoral tan emocionante como esta. Ha sido necesario escrutar hasta el último voto de la última urna para dirimir quién era el ganador, aunque el virtual empate ha sabido a victoria a ambos candidatos.
A Romney porque pone la primera piedra del camino presidencial a la Casa Blanca y se afianza como el líder republicano mejor posicionado para disputarle las elecciones de noviembre a Barack Obama. Aunque haya sido por la mínima y casi en el tiempo de descuento, la victoria en un estado poco favorable a su candidatura le proporciona el impulso necesario para afrontar las siguentes citas con optimismo, sobre todo teniendo en el horizonte inmediato las primarias de New Hampshire, donde las encuestas le otorgan una amplia mayoría el próximo 10 de enero.
El multimillonario mormón, de 64 años, es el candidato más "presidenciable" según los analistas y quien encabeza los sondeos a nivel nacional. "Voy a hacer una predicción audaz: Vamos a perder algunas contiendas. Pero al final, vamos a tener suficientes delegados para ganar la candidatura", ha afirmado optimista, Eric Fehrnstrom, uno de los ayudantes más veterano de Romney.
Santorum, ¿el anti-Romney?
A Santorum la noche le ha dejado un regusto más agridulce. "El juego continúa", prometía a sus seguidores el exsenador de Pennsylvania cuando todavía creía que el resultado se inclinaría a su favor y, aunque al final, ocho votos han pesado más en la balanza de Romney, el hecho de acariciar el cetro republicano en Iowa y, sobre todo, conseguir casi 4.000 votos más que Ron Paul, el tercer aspirante que hasta noche también estaba en la pugna por ganar en el primer "caucus", le insuflan energía suficiente para plantar cara al resto de abanderados del Tea Party.
Con unos recursos económicos escasos, sin apenas publicacidad y un aparato propagandístico insignificante comparado con el resto de sus adversarios, el ultrarreligioso Santorum ha sabido rentabilizar los dos meses que lleva sin salir de Iowa visitando uno a uno los 99 condados del pequeno estado para conectar con el electorado rural.
Todos sus esfuerzos personales y económicos los ha concentrado en este primer asalto a la carrera presidencial, consciente de que Iowa, con una mayoría de cristianos evangélicos copando el censo republicano, era el estado propicio para conseguir una primera victoria que, quizás, sea la única.
Su viabilidad como alternativa a Romney dependerá de si sabe aglutinar el voto del resto de candidatos republicanos provenientes del Tea Party, la corriente más conservadora y radical del partido. La próxima semana en las primarias de New Hampshire tendrá la oportunidad de demostrar si representa la alternativa "anti-Romney" y su campaña tiene futuro, o si lo de Iowa ha sido flor de un día.
Pragmatismo frente a conservadurismo radical
Hasta ahora y tal como demuestra el virtual empate de este primer "caucus", el electorado republicano ha estado muy dividido y la campaña ha sido una auténtica montaña rusa para los candidatos, en la que prácticamente todos -salvo Jon Huntsman, al que le pesa haber sido embajador en China durante la Administración del presidente Obama- han sido favoritos en uno u otro momento.
Sin embargo, para algunos aspirantes los resultados de Iowa han sido demasiado decepcionantes. El exgobernador de Texas es uno de los que podría abandonar el barco tras despeñarse hasta el penúltimo puesto, solo por delante de la congresista Michelle Bachmann. Sus lapsus en los debates televisados le han costado tan caro que ni su multimillonaria cuenta bancaria ha sido suficiente para borrar sus meteduras de pata.
El 13,3% de los sufragios obtenido por el expresidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, le ha situado en el grupo de los rezagados, pero tiene buenas perspectivas de cara a las decisivas primarias de Carolina del Sur y Florida a finales de enero. De hecho, podría ser el azote de Romney si Santorum no se consolida en las primeras semanas.
Por delante, quedan seis meses de primarias en las que los republicanos se juegan su forma de hacer política, con unas propuestas que van del pragmatismo al extremismo conservador.
Todo apunta a que al final se impondrá la tendencia que aupó a John McCain en 2008 y que apuesta por premiar al candidato de centro derecha frente a corrientes emergentes con más tirón pero más radicales. La primera parte de la ecuación se llama Romney. La segunda es una incógnita que puede resolver Santorum en los próximos días.