Un móvil interrumpe por primera vez un concierto de la Filarmónica de Nueva York
- Nunca había ocurrido en los 14.000 conciertos que ha dado
- El director tuvo que bajar hasta el asiento en que estaba el dueño del móvil
La culpa fue de la marimba, el instrumento que simula el iPhone de Apple con uno de sus tonos de llamada y que no siempre se escucha en el momento adecuado.
Y si no que se lo digan a la Filarmónica de Nueva York, que, por primera vez en 170 años de historia, ha detenido un concierto: en esta primera ocasión, a causa del incómodo sonido.
El concierto no se reanudó hasta que el dueño apagó el terminal, según ha confirmado una fuente de la orquesta.
Los hechos ocurrieron la noche del martes, cuando el director de la Filarmónica, Alan Gilbert, estaba conduciendo a sus músicos por el último movimiento de la Novena Sinfonía del checo Gustav Mahler, según Katherine Johnson, una portavoz oficial de la institución neoyorquina.
Entonces empezó a sonar desde la primera fila el popular tono de llamada "marimba".
Aunque el público expresó enseguida su descontento, el teléfono no dejó de hacer ruido.
El director no paraba de gesticular
Gilbert empezó a gesticular mientras al aparato continuaba sonando, hasta que se cansó y ordenó detener el concierto, algo que hasta ahora no había sucedido nunca en los más de 14.000 veces que ha tocado la Filarmónica de Nueva York.
Acto seguido, el director, visiblemente irritado, pidió en voz alta al propietario que apagara el móvil que sonaba sin cesar.
El dueño no se dio por aludido
Como el dueño no se dio por aludido de inmediato, el público arremetió contra él, silbando y exigiendo a gritos que fuera expulsado de la sala mientras el iPhone continuaba sonando entre las protestas del gentío, habitualmente acostumbrado a escuchar a la orquesta en el más absoluto silencio.
Gilbert finalmente bajó del escenario y se encaminó hacia el dueño del celular, que sacó el aparato de su bolsillo y lo apagó.
"¿Está apagado? ¿Va a volver a sonar?", preguntó el director al hombre, quien se limitó a asentir con la cabeza, y el concierto se reanudó pocos minutos después entre los aplausos del público del emblemático Avery Fisher Hall del Lincoln Center.