Rajoy y su familia ultiman la mudanza y se instalarán este fin de semana en la Moncloa
- Vivirán en un piso de 200 metros cuadrados dentro del edificio principal
- Cada presidente ha adaptado esta vivienda a sus necesidades y gustos
- La Moncloa cuenta con 13 edificios, 20 hectáreas y 2.500 trabajadores
El nuevo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se instalará este fin de semana en el Palacio de la Moncloa con su familia, según han confirmado a RTVE.es fuentes oficiales.
Los últimos retoques de la mudanza se están terminando ya y el nuevo jefe del Ejecutivo se irá a vivir finalmente a la que ha sido la residencia oficial de los presidentes del Gobierno en España desde 1977 con su esposa, Elvira Fernández, y sus dos hijos, Mariano y Juan.
Desde que juró su cargo ante el rey, el pasado 21 de diciembre, Rajoy ha estado trabajando cada día en la Moncloa pero ha vuelto a dormir a su casa en una urbanización de Aravaca, en Madrid. El sexto presidente de la democracia intentó seguir viviendo en su residencia habitual, pero al final no ha podido cumplir su deseo.
"No es el primero que ha intentado, pero es muy complicado ser presidente del Gobierno y vivir fuera del recinto de la Moncloa" por motivos de seguridad, explica a RTVE.es Mª Ángeles López de Celis, secretaria de Presidencia durante 32 años y autora del libro Los presidentes en zapatillas, de Espasa.
El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero ya durmió fuera de la Moncloa el 20 de diciembre, el mismo día que Rajoy fue investido presidente, pero el nuevo jefe del Ejecutivo decidió posponer su traslado hasta después de las vacaciones de Navidad, que ha pasado en Pontevedra, su tierra.
Una vivienda de 200 metros cuadrados
Mariano Rajoy ocupará ahora la vivienda de 200 metros cuadrados y cuatro dormitorios ubicada en la segunda planta del Palacio de la Moncloa. Un edificio de Diego Méndez, el mismo arquitecto que diseñó el Valle de los Caídos, que durante la dictadura fue utilizado para acoger a dirigentes extranjeros.
El Palacio de la Moncloa, construido en 1953, es uno de los 13 edificios del complejo de 20 hectáreas de la Moncloa, que cuenta con helipuerto propio y hasta un búnker, preparado para resistir un ataque nuclear, con reserva de vacunas para una guerra bactereológica y hospital, incluidos. En esta miniciudad trabajan hasta 2.500 personas.
Según explica López de Celis cada uno de los presidentes que han ido pasando por la Moncloa han imprimido su propio estilo a la vivienda de la segunda planta. "Es un sitio más o menos agradable dentro de lo que es vivir en la Moncloa", señala esta licenciada en Psicología funcionaria de carrera.
Además de los cuatro dormitorios, este 'piso' de dos baños cuenta también con su propia cocina. Aunque la comida la hagan todos los días un equipo de cocineros profesionales, la familia del presidente puede usar este office. "Hay que imaginarse lo que es un familia normal".
La cama se cambia; los baños no
Los presidentes saben que están de paso, que la vivienda que tienen en la Moncloa es provisional, pero todos intentan hacer de este 'piso' su hogar. La mudanza no difiere mucho de la de cualquier familia a un piso de alquiler. Pintar, adecentar y elegir los nuevos muebles. Algunos, como el matrimonio Aznar-Botella se trajeron los que tenían en su casa habitual.
"Hay cosas que permanecen", señala López de Celis, pero otras se cambian. "Nadie puede imaginar que en la cama donde ha dormido hasta ahora Zapatero vaya a dormir Rajoy. Es absurdo". Sin embargo, hay elementos de la casa, como los baños, que no se sustituyen. Los sanitarios se heredan de unos presidentes a otros.
Los presidentes pueden comprar sus propios muebles o elegir entre los que tiene Patrimonio, que también dispone de cortinas, alfombras... No existe una partida específica para mudanzas aunque en Moncloa hay una bolsa de dinero que se puede usar "que evidentemente hay que justificar", asegura esta exsecretaria que conoce como nadie los entresijos del palacio.
"La cama, el sillón donde ven la televisión, son cosas suyas para hacer un poco su hogar. Saben que otros han estado antes y que otros estarán después", añade.
Con Leopoldo Calvo-Sotelo hubo que hacer obras en la buhardilla para habilitar habitaciones para sus ocho hijos, algunos de ellos ya en la universidad. La adaptación con niños pequeños, como los de Rajoy, es mejor aunque "no es fácil vivir en la Moncloa, no hay más niños".
De la sobriedad de González a lo versallesco de Aznar
¿Cuál es el margen para cambiar la decoración de la Moncloa? Mª Ángeles López de Celis explica que fuera de lo que es el piso de la segunda planta del Palacio de la Moncloa el resto del edificio admite pocos cambios.
En la planta baja está el despacho del presidente, un despacho oficial para recibir las visitas, la biblioteca y el famoso salón de columnas. En esta zona los cambios que se pueden hacer son mínimos.
Donde pueden hacer más cambios es en el edificio del Consejo de Ministros, un pabellón de 1991 que mandó construir Felipe González y donde se celebran cada viernes las reuniones del Ejecutivo.
López de Celis explica que cada presidente (y, sobre todos, sus esposas) ha imprimido su estilo personal. En la época de Felipe González el estilo era tan discreto que de "puro sencillo" era "muy elegante".
Nada que ver con la decoración "versallesca" que eligió Ana Botella que llenó la Moncloa de "dorados y tapices palaciegos", apunta.
La autora del libro Los presidentes en zapatillas cuenta la anécdota que en una cena que ofreció José María Aznar con los anteriores presidentes se cerraron las puertas del comedor para que González no viera cómo se había transformado el que fue su hogar durante 14 años.
José Luis Rodríguez Zapatero y su esposa, Sonsoles Espinosa, volvieron a llevar la sencillez a la Moncloa. El último expresidente contaba con una salita al lado del hall de su vivienda con una "mesa camilla" donde leía la prensa y se tomaba un café "tranquilo" antes de salir por la puerta y que todo se pusiera en marcha para no parar en todo el día.
Mariano Rajoy imprimirá sus propias rutinas a partir de este fin de semana y quizás haga modificaciones en el complejo como han hecho sus antedecesores. Zapatero construyó una cancha de baloncesto donde estaba la pista de padel de Aznar, que la situó en el mismo lugar donde se ubicaba la de tenis de Suárez. Felipe González creó su propia avenida de los bonsáis.