Escocia se encamina hacia el referendum de independencia
- La polémica sobre las condiciones de un referendum atrae a partidarios y detractores
- Los nacionalistas juegan con la fecha y la pregunta para ganar apoyos
- El independentismo no es mayoritario en el país
El debate sobre un posible referendum de independencia en Escocia ha llegado esta semana al Parlamento de Westminster y, a través de él, a la arena política británica.
El primer ministro, David Cameron, ha recogido el guante lanzado por el ministro principal de Escocia, el nacionalista Alex Salmond, quien anunció que convocaría el plebiscito pero sin dar fecha.
La polémica subsiguiente sobre los plazos, la pregunta y las competencias para convocarlo han abierto de hecho la campaña a favor y en contra de que Escocia se convierta en un país más de Europa, y no solo una selección de fútbol.
Un poco de historia
En 1707, a través de la llamada Acta de Unión, Escocia renunció a parte de su soberanía (conservó algunas leyes propias) y se unió a Inglaterra e Irlanda para formar el Reino Unido. Desde ese mismo momento aparecieron voces acusando a los notables firmantes del Acta de haberse "vendido al oro inglés".
En 1934 se forma el Partido Nacional Escocés (SNP son sus siglas en inglés), que con distintas escisiones y modificaciones llega hasta nuestros días.
La "devolución" de 1999, cuando Escocia recuperó su Parlamento y un gobierno autónomo, representó una oportunidad para los nacionalistas, que obtuvieron la victoria en 2007 y 2011.
Sin embargo, que el partido abogue por la separación no significa que lo hagan todos sus votantes, muchos de los cuales solo expresan su descontento con las formaciones nacionales.
Según el experto en encuestas John Curtice, citado por la BBC, el apoyo actual a la separación es de entre un 32 y un 38%, aunque hay aspectos, como los recortes del gobierno Cameron o que la economía escocesa está menos endeudada que la británica, que ayudan a los independentistas.
La importancia de la fecha...
En este contexto, Salmond ha de jugar sus cartas lo mejor posible para que su propuesta tenga una mínima posibilidad de éxito, o al menos se traduzca en algún resultado positivo para el país.
Para ello tiene dos bazas: la fecha y la pregunta. La intención del SNP era que el referendum tuviera lugar después de 2016, cuando es posible que en Londres haya un gobierno de los torys, tremendamente impopulares en Escocia.
En cambio, Cameron con el apoyo del "bloque pro-unión" formado por conservadores, liberales y laboristas, sostiene que la facultad legal de la convocatoria recae en Londres y que la incertidumbre no es buena para la economía, por lo que no hay que esperar más de 18 meses. Finalmente, Salmond ha propuesto una fecha intermedia: 2014, aniversario de la batalla de Bannockburn (1314) en la que los escoceses vencieron a los ingleses.
... y de la pregunta
Respecto a la pregunta, Cameron también ha sido taxativo: "dentro o fuera", pero nada en medio. Los nacionalistas en cambio pretenden que la papeleta incluya una tercera posibilidad, la de una ampliación de las competencias para Edimburgo. Con esta tercera opción, conocida como "devo max", el gobierno escocés podría reclamar nuevas transferencias para entre otras cosas, gozar de autonomía fiscal absoluta.
La formulación tiene mucha importancia porque, puestos ante la tesitura de votar SÍ o NO, una mayoría de escoceses podrían preferir permanecer en el Reino Unido, y el SNP no ganaría nada con su ordago.
Además, el gobierno británico cree que una ampliación de autonomía podría tener implicaciones para Gales e Irlanda del Norte, como explica Nick Robinson en la BBC.
Debate abierto
La intervención de Cameron ha sido interpretada por algunos como una torpeza: los independentistas pueden presentar ahora a Londres como intervencionista, intentando cohartar los derechos del pueblo escocés.
Así lo ha explicado a Reuters Angus Robertson, jefe de la campaña del SNP, quien asegura que la página web para afiliarse al partido "se ha colapsado a causa de todas las solicitudes que se han recibido".
Por el contrario, el cronista político Martin Kettle, en The Guardian, cree que con su movimiento Cameron ha sacado a los pro-unión de la esquina para hacerles saltar al ring. Personalidades y políticos escoceses pertenecientes a los tres partidos mayoritarios ya están tomando la palabra en contra de una hipotética separación.
Kettle cree además que Salmond necesita un acuerdo con Londres, en el que pueda mantener la opción de la "devo max". En lo que unos y otros están de acuerdo es en que es positivo que por fin se produzca un debate profundo y eventualmente una consulta sobre una cuestión que hasta ahora se mantenía en una incómoda penumbra.