'Mamed Casanova. El hijo de la ira', un cómic sobre el último bandolero romántico español
- Es obra del guionista Manolo López Poy y el dibujante Miguel Fernández
- Valle-Inclán y Emilia Pardo Bazán ya reflejaron sus andanzas
"El celebre bandolero tiene el gesto sombrio, dominador y galán, con que aparecen en los retratos antiguos los capitanes del Renacimiento: es hermoso como un bastardo de Cesar Borgia..." (Ramón María del Valle-Inclán)
Asi describía uno de los grandes de las letras españolas a Mamed Casanova, alias Toribio; un delincuente de poca monta que operaba en la zona de Ortigueira (Galicia), a principios del siglo XIX y que fascinó al pueblo y a los medios de comunicación por su rebeldía y su capacidad para fugarse de la guardia civil. Un personaje que también llamó la antención de otros literatos como Emilia Pardo Bazán o Julio Camba.
Un bandolero que había caído en en el olvido hasta que ha sido rescatado por Manolo López Poy y Miguel Fernández en la novela gráfica El hijo de la ira (Diábolo Ediciones - Demo), que tiene el mismo título que la última novela de Jim Thompson (1280 almas) porque ambos son muy aficionados al género negro.
"El último bandolero romántico español es la definición que le dieron en su día Valle-Inclán o Pardo Bazán, asegura el guionista Manolo López Poy. Aunque no es un bandolero al estilo clásico andaluz, sino que está a caballo entre el siglo XIX y el XX y está considerado el último delincuente ídolo del pueblo, célebre por su rebeldía, y al que los periódicos le dieron bastante fama en su día".
Acosado por robar el traje a un muerto
"Cuando conocí a Manolo me contó la historia de un individuo que a finales del siglo XIX se iba a ir a Cuba, porque era una época de hambruna, pero antes se quería despedir de una medio novia que tenía en Ortigueira y como no tenía dinero para comprase un traje e ir al baile de los adinerados, donde estaba esta chica, no se le ocurrió otra cosa que ir al cementerio y desenterrar a una persona de clase alta para robarle el traje y presentarse en el baile. Ya con este arranque a mí me conquistó".
Ese desafío a las clases poderosas le convirtió en un proscrito, como nos cuenta Manolo: "Mamed es un chaval rebelde, hijo de soltera, un chaval un poco montaraz y bastante gamberro que cuando comete la gamberrada (delito) de robarle el traje a un muerto se convierte en perseguido y en un ídolo para el pueblo por desatar la ira de los caciques, el clero y la guardia civil".
"Durante tres años es un personaje perseguido, acosado y acorralado que comete una serie de delitos, robos menores, que hoy parecerían un chiste, comenta Miguel. Si es verdad que en un encontronazo con la Guardia Civil mata a uno de ellos y al final hay un suceso que nunca se aclaró que es el asalto a la casa del sacerdote de Grañas de Sor, el pueblecito donde nació, y alguno de los asaltantes mata a la criada del cura. Y le echan la culpa a él aunque Mamed siempre lo negó. Pero por esa razón acabó en prisión condenado a muerte. Es un rebelde al que la casualidad le obligó a convertirse en un bandolero fugado".
"Si te fijas en la época, en EE.UU era la época de los pistoleros, de Bill Hitckock y todos estos, afirma Miguel. Mamed es un pistolero similar, pero en Galicia. Era una figura muy ambigua, pero las clases populares se veían reflejadas en él por la rabia, la impostura, el no estar de acuerdo con lo que te toca morder y por eso lo apoyaban, porque realmente el tío era un mindundi. Manolo hizo un buen trabajo de extraer lo más atractivo del personaje, porque había mil caminos. Incluso en la misma época había otro bandido que se hacía pasar por él aprovechando su fama. Con eso te lo digo todo".
"Como el Lute pasó a la historia sin ser un gran criminal"
Ladrón, estafador, hijo de madre soltera por aquella época, su única ilusión era emigrar y volver a España cargado de billetes, como todos esos señoritos a los que tenía tanta envidia. pero cuando lo tenía todo planeado, ese mal golpe que terminó en una muerte hizo que sus sueños se desvanecieran.
"Al igual que El Lute, comenta Miguel, los dos pasan a la historia sin ser grandes criminales y sin que sus delitos tengan gran entidad. Y entre el pueblo, la prensa y la época, lo convierten en carne de cañón, de chivo expiatorio pde una época complicada".
"La sociedad gallega, continúa Miguel, era rural, caciquil y sin comunicaciones. Y había unas clases muy marcadas: Los Indianos (con dinero), el cura, el juez... Los señoritos, eran una minoría y el resto del pueblo vivía en condiciones muy miserables".
Otra curiosidad sobre el personaje es que se decía que siempre iba acompañado de un cuervo amaestrado que le avisaba de la cercanía de la Guardia Civil y que por eso consiguió esquivarlos durante tanto tiempo.
Su madre le salvó de ser ajusticiado
"Finalmente, Mamed fue traicionado por los suyos que le entregaron a la guardia civil, y fue condenado a muerte. Pero su madre, uno de los personajes fundamentales de la historia, que luchó toda su vida porque darle sus apellidos en una época en la que eso era impensable, consiguió que el Rey alfonso XIII le indultara poniéndose de rodillas enfrente de él durante uan visita a la catedral de Santiago. "Después del número que le montó delante de todo el mundo, al rey no le quedó otra que conmutarle la pena de muerte", comenta Miguel.
Ni siquiera en la cárcel Mamed olvidó su rebeldía, protagonizando varios motines. "En el más conocido, asegura Manolo, tuvo que intervenir el luego célebre Millán Astray"
"A mi me interesaba el cambio de época, continúa el guionista, Mamed empieza su carrera delictiva en una época que no hay trenes ni coches y cuando acaba su vida, cuando sale de prisión a mediados de los años 20 para perderse su rastro, el mundo ha cambiado muchísimo, hay coches, comunicaciones, es el paso de la sociedad del XIX al XX. Nunca se supo lo que pasó con él. Unos dicen que murió trabajando en el ferrocarril, otros mendigando en A Coruña".
"En Galicia es un personaje muy desconocido y en la zona de Ortigueira sigue siendo un mito que oscila entre la aureola de héroe popular y canalla, lo que hemos reflejado en el cómic", puntualiza el guionista.
Jordi Bernet y Frank Miller
Esta es la primera novela gráfica de Miguel Fernández, un joven artista que dará mucho que hablar en el futuro y que tiene muy claras sus influencias: "El referente del dibujo empezó siendo Jordi Bernet (Torpedo 1936, Clara de noche), supongo que se me nota porque para mi es el más grande, pero también Frank Miller (Sin City, 300) y entre medias el esperpento de Valle-Inclán y recurrir a un blanco y negro muy rotundo".
"No había muchas fotos del personaje, me base en su cara y en caras de mi pueblo porque ambos somos de un pueblecito muy pequeño que hace 40 años tampoco difería mucho de la Galicia rural del siglo XIX. Era fácil imaginarse a un típico bravucón de pueblo".
¿Mamed Casanova o Charles Manson?
Miguel nos ha contado una curiosa historia que les sucedió mientras promocionaban este cómic en Ortigueira: "Fuimos allí a hacer una presentación y paseando por el pueblo nos metimos en una librería que era donde se editaba el periódico "La Voz de Ortigueira", que a finales del XIX y principios del XX tenía cierta notoriedad y al hablar con la librera nos dijo que tenía dibujos de Mamed, de cuando era un chaval e incluso la bala que mató al guardia Civil".
"Cuando vimos los dibujos nos quedamos helados, no sabíamos si acabamos de desenterrar al anticristo, fue una sensación muy extraña. Nos quedamos como si nos hubieran pegado cuarenta tortas. El era de una familia muy humilde, lo lógico es que pintara vacas, animales del campo, pero pintaba señoritas provocando y señoritos con el falo fuera".
"Se veía mala leche contra esas clases sociales, empezaba a dibujarse el perfil de este personaje. No eran dibujos de un niño de 12 años, tenían intención y hasta estilo, me vinieron a la cabeza los dibujos de Charles Manson. Pensé ¡Qué es esto!"
Tras el éxito de este trabajo, Manolo y Miguel colaboran ya en otro tebeo de serie negra: "Estamos los dos trabajando en otra historia negra ambientada en los 80, en Galicia con drogas, corrupción. No está basada en hechos reales pero el que se pica ajos come ¿No?", comenta Miguel.