¿Por qué naufragó el Costa Concordia?
- Diferentes factores pudieron complicar la situación del barco
- La precisión del GPS o estar más hundido de lo pensado, entre los supuestos
- Las preguntas, muchas, solo se podrán resolver tras la investigación oficial
Un barco naufraga en un mar en calma. Afortunadamente es cerca de tierra y es un barco moderno dotado de botes más que suficientes, de modo que sus miles de pasajeros son evacuados; hay víctimas, pero pocas.
¿Felicitaciones y albricias? Lejos de ello; estamos en la actualidad, así que los pasajeros pudieron retransmitir prácticamente en directo el naufragio, tomar fotos y vídeo de los diversos incidentes y comunicar su opinión (obviamente desfavorable) a la prensa casi en tiempo real.
La prensa y la aceleración de las noticias en las redes sociales ya han hecho el resto: todavía no se ha terminado de explorar el pecio pero ya hay un claro culpable (el capitán) y una tripulación entera calificada de incompetente (que tal vez no lo sea tanto).
El caso es que en el embarrancamiento del Costa Concordia hay una serie de factores en juego importantes y curiosos que merece la pena conocer.
Uno de ellos es el problema de por qué estaba el barco donde estaba cuando encalló, muy lejos de la ruta que teóricamente debía haber seguido.
“¿No van dotados los buques modernos de GPS, para saber dónde están?“
Dejando aparte las teorías extendidas por la prensa sobre un posible acercamiento de la nave a la isla de Gigio para homenajear a un miembro de la tripulación, el capitán del Costa Concordia puede haber sido poco prudente, pero sin duda no era suicida.
Entonces, ¿cómo acabó embarrancando el barco? ¿No van dotados los buques modernos de GPS, para saber dónde están, y de sonares para comprobar la profundidad en la que se mueven? ¿Y no están todos estos datos en cartas marinas electrónicas?
La precisión del GPS
Hay dos factores que pueden haber complicado la situación y metido al Costa Concordia en problemas. Uno de ellos es la precisión del GPS; en un barco tan grande como el crucero naufragado (más de 290 metros de eslora) no basta con un punto en el mapa, como cuando usamos un navegador en nuestro vehículo, dónde está cada parte del barco importa.
Un error de unos pocos metros puede significar la diferencia entre estar en un fondo seguro o meterse en una zona peligrosa. El error de posición se puede complicar aún más por la falta de maniobrabilidad; un barco gigantesco no gira como una motocicleta, precisamente.
Y menos uno como el Costa Concordia, que al parecer no está dotado de los llamados azipods (una mezcla de propulsor y timón que mejora la maniobrabilidad), sino que confía en un sistema de timón tradicional.
Esto lo convierte en uno de los vehículos de tracción trasera más grandes del mundo. Cualquier conductor sabe que los coches de tracción trasera no son, precisamente, el colmo de la agilidad…
Y otro efecto puede haber contribuido también al naufragio: tal vez el Costa Concordia estaba más hundido en el agua de lo que su tripulación pensaba.
Más hundidos de lo pensado
Cuando un barco navega rápido en aguas poco profundas, con relativamente poca agua entre su quilla y el suelo, se produce un efecto hidrodinámico llamado squat.
La aceleración del agua en el estrecho canal entre el fondo del barco y el fondo del mar 'tira' del casco hacia abajo aumentando el calado del navío.
Según cuenta gCaptain, en 1992 el Queen Elisabeth 2 fue víctima de este fenómeno, cuando se aproximó a la isla de Martha's Vineyard en la costa atlántica de Estados Unidos.
El barco debía tener un calado de 9,90 metros, pero chocó con una roca que estaba a casi 10,5 metros de profundidad. Navegando a 24 nudos la tripulación había calculado un efecto squat de unos 60 centímetros, cuando posteriores investigaciones estimaron que debió alcanzar entre 1,20 y 2,4 metros.
En efecto la velocidad 'clavó' al barco contra el fondo y provocó el accidente. Algo similar podría haberle ocurrido al Costa Concordia.
Otros motivos
Los especialistas tienen sus dudas sobre otros aspectos, como el diseño del sistema de presentación electrónica de datos en el barco.
En muchos accidentes aéreos, donde el diseño de cabinas y la usabilidad de los instrumentos se lleva cuidando mucho más tiempo, se sabe que defectos en la presentación de los datos a los tripulantes en un momento clave pueden contribuir a un accidente.
En el mundo naval en los últimos años se está produciendo una transición de los sistemas tradicionales a las llamadas 'cabinas de cristal', en las que los datos (como la posición, la velocidad o el calado) aparecen en pantallas; en según qué situaciones el modo como se lleva a cabo la presentación puede complicar una situación de por sí apurada.
Otro problema que los especialistas deberán resolver es cómo el barco capotó bruscamente hacia el lado no dañado, después de sufrir durante bastante tiempo una ligera escora hacia el lado contrario (el agujereado).
Algo debió ocurrir con el control de la inundación de los compartimentos inferiores para provocar semejante cambio, que complicó notablemente los esfuerzos de evacuación.
Muchas dudas, y pocas certidumbres. Para saber lo que de verdad le ocurrió al Costa Concordia habrá que esperar la investigación oficial.