Rescate contra reloj en el corazón del 'Concordia'
- Buzos y bomberos se esfuerzan por encontrar a la veintena de desaparecidos
- El mal tiempo ha obligado a suspender esta mañana las tareas de rescate
- La otra prioridad es asegurar el barco para extraer el combustible
Los equipos de rescate que trabajan en las entrañas del 'Costa Concordia', cada vez más escorado, luchan contra reloj y contra las adversas condiciones meteorólogicas para encontrar a la veintena de desaparecidos, cinco días después del naufragio del crucero frente a la costa toscana.
La esperanza de hallar supervivientes es remota. Más aún, cuando las tareas de búsqueda se ven interrumpidas constantemente por la climatología. Esta mañaña, un nuevo movimiento del buque debido al oleaje ha vuelto a impedir a los buzos continuar con las operaciones de salvamento y se teme que una embestida del mar pueda enterrarle en el fondo del Tirreno.
"Prácticamente, hemos inspeccionado toda la parte seca. Se necesitaría un milagro para encontrar a alguien vivo en la parte húmeda", ha reconocido a la agencia Reuters, uno de los especialistas italianos antes de escalar con cuerdas por la nave del lujoso crucero, convertido ahora en un peligroso acantilado.
Sin esperanzas de encontrar supervivientes
Durante la jornada de este miércoles está previsto que los bomberos utilicen de nuevo pequeñas cargas de explosivo para abrir la embarcación por su quilla y poder entrar así en partes del buque que todavía no han sido exploradas. Esta maniobra desesperada permitió que, en uno de los camarotes, fueran hallados este martes otros cinco cadáveres, pero 23 personas siguen perdidas en algún lugar del buque o en las aguas del mar Tirreno.
“Sería un milagro encontrar a alguien vivo“
Conteniendo las lágrimas, exhausto y atenazado por el estrés, un bombero de complexión atlética y tez morena, asegura que hay pocas esperanzas. "Tendrían que haber encontrado una bolsa de aire, pero también tendría que haber conseguido permanecer en algún lugar seco, porque hace mucho frío ahí fuera", explica a Reuters.
Como el resto de trabajadores, pide permanecer en el anonimato. La mayoría incluso ha arrancado la placa de identificación de sus uniformes. Están acostumbrados a trabajar bajo presión, pero no quieren ser el centro de todas las miradas y huyen de los focos y las cámaras. Son una élite que forma parte de la Guardia Marina y Costera y del servicio nacional de incendios de Italia, el llamado vigili dle Fuoco. Suelen ser los primeros en acudir, no solo a incendios, sino también a situaciones de emergencia que van desde accidentes de tráfico y ataques al corazón hasta terremotos y naufragios.
"Es muy peligroso salir ahí fuera, pero también es maravilloso", afirma el hombre. "No hacemos esto por dinero, sino por vocación", asegura, mientras le viene a la memoria el recuerda su trabajo tras el terremoto de L'Aquila, que segó 300 vidas en 2009. "En L'Aquila, solo encontré cadáveres. Y me temo que aquí ocurrirá lo mismo", confiesa.
Desde el domingo, no ha sido encontrado con vida ningún pasajero ni tripulante del 'Concordia', pero los esfuerzos continúan y los trabajadores peinan metro a metro la inestable cubierta. "Cada vez que sales de tu casa te preguntas cómo vas a volver", señala el bombero. "Tengo tres hijos...", afirma mientras su voz se apaga, sus ojos se llenan de lágrimas y se prepara para otra jornada de intenso trabajo.
La amenaza del vertido de combustible
La jornada de hoy es aún más decisiva si cabe ya que, según las previsiones, este jueves habrá marejada, lo que podría impedir el acceso al interior de la nave, mientras los más pesimistas temen que pueda afectar a la inclinación que presenta el buque.
Uno de los temas que preocupa más ahora, además del rescate de la veintena de desaparecidos, es el de evitar el desastre ambiental que podría originarse si las cerca de 2.300 toneladas de carburante que todavía hay en el barco se vertieran al mar.
Los helicópteros que han sobrevolado la zona han avistado algunas manchas, que podrían ser de combustible ligero, aunque no se descarta que sean consecuencia de la actividad de las lanchas locales, por lo que se cree que serían de fácil evaporación, según informa la agencia Efe.
Para la extracción del carburante se han trasladado hasta la pequeña isla italiana los expertos de la compañía holandesa Smit, que trabajan con el fin de asegurar el barco para poder proceder después a vaciar el combustible, una operación que podría llevar semanas. En la isla de Giglio están los generadores necesarios para calentar el gasóleo y los camiones cisterna para transportarlo.