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'Bunraku', un experimento visual con reminiscencias del cómic y poco argumento

  • Es una película de acción dirigida por Guy Moshe
  • Con un reparto de lujo encabezado por Josh Hartnett, Woody Harrelson y Gackt

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Tráiler de 'Bunraku', de Guy Moshe

Una vez más nos encontramos ante una película que lo tenía todo para convertirse en un experimento innovador y rompedor y al final se queda en un envoltorio estilístico de lujo para un contenido tan vacío como repetitivo. Y es que la película Bunraku falla en lo más importante, el guión.

No deja de ser una película interesante gracias a su espectacular puesta en escena, inspirada en el Bunraku (el tradicional espectáculo de marionetas japonés), la cuidada fotografía (que a veces nos recuerda a la de Vittorio Storaro en Dick Tracy), unos títulos de crédito realmente fascinantes, algunas peleas impresionantes, un sonido espectacular y un reparto de lujo.

Pero desaprovecha esos actores estupendos en una serie de peleas sin sentido. Mejoraría mucho si se quitarán un par. En ese sentido, o sinsentido, nos recuerda mucho a la reciente Sucker Punch, de Zack Snyder, también impresionante visualmente, pero que no se sostiene argumentalmente.

Un cóctel explosivo

Bunraku combina también elementos de las películas del oeste (el prota es un vaquero solitario) y las de samurais (el otro prota es un ronin) y también elementos de los videojuegos, como en una de las peleas más curiosas, que imita a un juego de plataformas. Y supone un loable esfuerzo por dignificar y hacer más atractivo, estilísticamente, el cine de acción. Pero no nos olvidemos de que Peckimpah (por poner un ejemplo), entre escena y escena espectacular, tenía un guión férreo.

En este cóctel destaca también el cómic. En su primera aparición, el vagabundo interpretado por Josh Harnett viste el traje morado de El Joker (el archienemigo de Batman) y hace juegos con una baraja de cartas. Y hay otra escena que gira alrededor de la frase más famosa de Spiderman: "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad".

Si olvidar la escenografía y las transiciones entre una escena y otra, que a veces se hacen en forma de cómic y otras a través del Bunraku, un espectáculo de marionetas japonés, de unos 400 años de antigüedad, en el que varios titiriteros vestidos de negro se suben al escenario para manejar unas marionetas de casi dos metros de altura.

Un reparto de lujo

Y es que los personajes de la película parecen marionetas manejadas por el director e incluso por el villano, Nicola; un excepcional Ron Perlman (Hellboy), que sigue demostrando que puede engrandecer a cualquier personaje. Su discurso final es impresionante y a pesar de que ya no es un mozalbete transmite una sensación de poder impresionante.

Él es el tirano de este mundo futuro a donde llegan el Vagabundo, un correcto y muy atractivo Josh Harnett, y Yoshi, un samurai interpretado por el cantante de rock japonés Gackt. Ambos bordan sus papeles y se mueven con gran soltura tanto en las escenas interpretativas como en las numerosas peleas. Sobre todo contra el asesino número uno de Nicola, un excepcional Kevin McKidd, que borda su papel de villano despiadado y rarito.

También está perfecto en su papel de Barman (y antiguo luchador venido a menos) Woody Harrelson. Y rinde un pequeño homenaje a su papel en Zombieland al ir armado con un bate. Y conduce un clásico cinquecento en algunas de las escenas más divertidas de la película.

Más soso es el papel de Demi Moore, como la chica que se hace amante del villano para salvar a su amor. Y lo que no tiene nombre es lo de Jordi Mollá, un actor excelente que parecía destinado a grandes cosas en Hollywood y que, a pesar de que aparece destacado en los títulos de crédito, su intervención no llega al minuto.

Un mundo sin armas de fuego

Bunraku se desarrolla en un mundo futuro en el que se han prohibido las armas de fuego y que está dominado por el despiadado Nicola (Ron Perlman) y su ejército de asesinos mortales. Todo cambiará cuando llegan el vagabundo y el joven Ronin, un vaquero sin pistola y un samurai sin espada como les describen en la película. Ellos son los únicos que plantarán cara al villano.

Una película en la que todo es espectáculo y donde echamos de menos el guión, la principal víctima de las actuales películas de acción.