¿Cuáles son las consecuencias en internet del cierre de Megaupload?
- Los internautas de algunos países, como España, más afectados que otros
- Habrá un "efecto hidra" y surgirán nuevos servicios similares para reemplazarlo
- Los internutas se volverán más cautos con los servicios que usan y contratan
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El cierre de la Conspiración Mega, como ha denominado el FBI al caso MegaUpload, tendrá sin dudas consecuencias para Internet dada la enorme popularidad que tenía el servicio hasta ahora. ¿Cómo va a cambiar Internet en este aspecto? ¿Qué se está comentando en las redes sobre el tema? ¿Habrá un antes y un después? Estos son en mi opinión personal tres de los puntos clave:
1. Algunos países, más afectados que otros.
La mayor parte de los usuarios que utilizaban MegaUpload, según la información del FBI, lo hacían para descargar contenidos protegidos por copyright: películas y música, principalmente.
La popularidad del servicio varía según cada país, pero algunos de los sitios asociados mencionados en la documentación legal incluyen menciones a webs tan populares en España como PeliculasYonkis.com, SeriesYonkis.com, Taringa.net y Cinetube.es, entre otras.
Muchos usuarios solían usar MegaUpload para descargar series de televisión y películas en inglés, a las que luego añadían los subtítulos en castellano o en el idioma original descargados de otros servicios web.
Para muchos ha sido una forma de mejorar su idioma, aunque desde luego no haya sido precisamente del agrado de las empresas del mercado audiovisual.
“En EE.UU. existen buenas alternativas legales para comprar y ver películas on-line“
Su popularidad también se debe en parte a que alguno de los servicios de la red de la Conspiración Mega era muy fácil y cómodo de usar, algo que no sucede con otras alternativas para conseguir los mismos materiales.
¿Por qué esa popularidad tan variable en unos países y otros? Algunos internautas explican que en Estados Unidos, aun con millones de usuarios más que en España, el servicio no era tan relevante pues allí existen estupendas alternativas legales para comprar y ver películas en línea, como Netflix.
En cambio en España, alegan, no es fácil, cómodo ni barato comprar o alquilar películas, música y libros y en ocasiones los materiales originales antiguos están descatalogados o ni siquiera existen.
2. El efecto hidra: por cada MegaUpload cerrado surgirán diez nuevos
Este efecto es bien conocido en Internet, donde es el mercado y no la represión lo que funciona. Los internautas saben que muy pronto surgirán otros diez sitios iguales o parecidos de los que descargar los mismos materiales. Y además de sitios donde se alojen películas seguirán existiendo las redes P2P (entre pares) para compartir archivos –totalmente legales en muchos países– e incluso quizá sitios web que compartan pero no se lucren con ello, haciendo inútil demandas de este tipo.
La clave es la agilidad: el FBI dice haber estado dos años investigando el caso MegaUpload hasta el momento en que se han producido las detenciones y el cierre de los servicios, pero la Red tan solo tardará dos días en ver surgir de nuevo todos esos contenidos.
“La Red tardará solo dos días en ver surgir de nuevo todos esos contenidos“
La demanda está ahí y la gente que puede poner en marcha esos servicios, también: es un 2+2=4, que los internautas entienden pero la industria audiovisual no. La única forma de evitar el círculo vicioso de una escalada de denuncias, cierres y contraataques es que la industria cultural encuentre una alternativa viable para el público que descarga esos contenidos, haciendo que sea más barato conseguirlos legalmente que de forma "pirata".
Está claro que nunca lo conseguirá al cien por cien –nada en la vida está libre de la a veces mal llamada "piratería"– pero un buen enfoque que satisfaga al 90 por ciento de los que hoy descargan, convirtiéndolos en clientes de pago, sería sin duda mejor que nada.
3. Cuidado con la dependencia de algunos servicios de internet
En MegaUpload los usuarios podían pagar por una versión premium que garantizaba más velocidad y facilidades de alojamiento. Algunos de su usuarios ahora protestan porque el FBI haya intervenido esas máquinas y con ello sus datos personales, sus datos bancarios y por supuesto los archivos allí almacenados.
El caso sin duda mejorará las precauciones y el criterio de los usuarios a la hora de elegir y depender de servicios remotos sobre los que no tienen un control total.
Resulta cuando menos curioso que algunos usuarios también pidan "poder recuperar sus archivos personales", aunque en las condiciones de servicio del propio MegaUpload el FBI recuerda que "MegaUpload recomendaba no usarlo como único sistema de copia de seguridad, se eximían de responsabilidad y se mencionaba que los archivos allí almacenados podrían desaparecer en cualquier momento sin previo aviso".
En la documentación de la denuncia queda claro que la intervención de MegaUpload se produce porque el gobierno norteamericano considera que un altísimo porcentaje de lo almacenado allí eran contenidos protegidos por copyright sin el consentimiento de sus propietarios – lo cual era del dominio público (aunque lógicamente, tendrán que demostrar esto ante un tribunal).
En servicios como Dropbox o YouTube, en cambio, es más bien al revés: casi todos los contenidos son "legales", y sus responsables luchan activamente contra los contenidos "piratas", colaborando con la justicia de cada país.
Pero, tal vez lo más relevante para el caso –según mi experiencia personal– es que todo el mundo era perfectamente consciente de la utilidad de MegaUpload desde que el sitio existe o, parafraseando al gendarme de Casablanca: poco creíble es exclamar ahora "¡oh, vaya, he descubierto que en este sitio se piratea!".
“Es lógico que a partir de ahora los internautas sean más cautelosos al contratar servicios“
Lo relevante es el uso principal que en la práctica se le da a cada servicio, se alega en la demanda, y eso es algo tan de sentido común como saber distinguir para qué se usa principalmente Google de para qué se usa principalmente un buscador de películas descargables o el sitio en que se alojan éstas.
Quien contrata un servicio de este estilo sabe lo que hay detrás, de modo que parece lógico que a partir de ahora los internautas sean más cautelosos sobre lo que hay detrás de las empresas en las que contratan servicios: pueden quedarse sin lo que han pagado o encontrarse con que de la noche la web está completamente cerrada y sus servidores y contenidos en los almacenes de algún gobierno, como en el caso de MegaUpload.