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Fallece la cantante americana Etta James

  • Tenía 73 años y se despidió de los escenarios en noviembre
  • Era la única alternativa sólida al reinado de Aretha Franklin

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Etta James
Etta James

Jamesetta Hawkins, más conocida como Etta James, ha fallecido este viernes a los 73 años. Según ha informado su representante, Lupe De León, la causa ha sido la leucemia que padecía.

James ha muerto en el hospital Riverside Community Hospital, de Los Ángeles, rodeada de su esposo y de sus hijos, ha confirmado De León, según recoge el diario The Washington Post.

La cantante se hizo un nombre en el mundo de la música durante las décadas de los cincuenta y los sesenta, cuando popularizó el tema At Last (1961), versionado posteriormente por artistas como Beyoncé y Christina Aguilera y habitual banda sonora de festejos románticos en EE.UU. como bodas.

La canción fue una de las canciones escogidas por Barack y Michelle Obama en la fiesta por el nombramiento del político demócrata como nuevo presidente de Estados Unidos.

Ganadora de tres premios Grammy en 1994, 2003 y 2004, su último trabajo fue The dreamer, que estrenó Sonideros (Radio 3) el 13 de noviembre del pasado año. Según decía Luis Lapuente, copresentador del programa, era un dignísimo punto final a la carrera de esta portentosa vocalista, favorita eterna de quienes valoraban más la sinceridad y la autenticidad de los sonidos genuinamente negros que las cegadoras luces de neón del mercado.

Tenía leucemia y alzheimer

Nacida en Los Angeles, California, el 25 de enero de 1938, Etta debutó a los 14 años con una pieza descarada y rabiosamente sincopada titulada The wallflower, alcanzó su cénit artístico y comercial al amparo del sello Chess de Chicago con una larga serie de discos memorables de soul sureño carnoso y humeante, coqueteó con el jazz y el blues.

Abatida por dos terribles enfermedades (leucemia y Alzheimer), James anunciaba entonces su retirada del mundo del espectáculo con un álbum sobrecogedor titulado The dreamer, donde recreaba clásicas inmortales del blues (Too tired), la torch song (Misty blue), el soul (Champagne & wine) e incluso el rock metálico (Welcome to the jungle, de Guns N’ Roses).

Voz maleable, arrolladora y emotiva

Tal y como escribía en noviembre Luis Lapuente, de Radio3, James tenía una imagen provocadora (rubia platino, rechoncha, extravagante: Joe Tex la retrató en su “Ain’t gonna bump no more (with no big fat woman)”), además de una voz maleable, arrolladora y profundamente emotiva.

Era un huracán negro, la única alternativa sólida al reinado de Aretha Franklin, tenía una personalidad proteica, una vocalista capaz de derretir a su audiencia con un estándar (These foolish things), de interpretarlo con el mismo sentimiento que derrocharía en un blues tormentoso (Baby what you want me to do) o en una abrasadora pieza de country-soul sureño (Tell mama, Security, I’d rather go blind).

Una fuerza de la naturaleza, una de las más importantes voces femeninas de la historia y tal vez la cantante negra más en forma de los últimos treinta años, la única, la maravillosa Miss Peaches, la gran Etta James, bendita Señorita Melocotones.