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Espectaculares auroras boreales llegan de la mano de una intensa tormenta solar

  • Estos fenómenos son las consecuencias visibles de una tormenta solar
  • Las auroras boreales se han visto al norte de Europa e incluso en Reino Unido
  • La intensa actividad del Sol está provocando que sean mucho más visibles

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Las primeras auroras boreales del año

El Sol, de vez en cuando, 'explota'. Lanza llamaradas de fuego que llegan a la atmósfera terrestre e incluso a la Tierra. Pero lejos de tener efectos apocalípticos sus consecuencias más visibles tienen forma de hermosas auroras boreales en las latitudes más altas.

Las auroras boreales, 'telones' de luces rojas, verdes y anaranjadas que iluminan el cielo, se producen porque "las partículas de gas que llegan desde el Sol ionizan parte del gas de la atmósfera terrestre", explica a RTVE.es Javier Armentia, director del planetario de Pamplona,

De este modo, la atmósfera ejerce de 'pantalla' y desencadena una colisión -con el gas emitido por el Sol- que emite luz y hace que la atmósfera brille.

Este acontecimiento suele ser habitual en latitudes más altas, donde las auroras son visibles muy a menudo -como en Laponia,donde llevan estudiando estos fenómenos durante más de 300 años- pero no tanto en otras zonas situadas más al sur.

En esta ocasión, las auroras también se han visto en los cielos de Escocia, el norte de Inglaterra y algunos lugares de Irlanda -algo poco común, dada su latitud-, e incluso se espera que estos espectáculos de luz nocturna sigan siendo visibles en los próximos días.

El acontecimiento, y la alteración de las zonas en las que han sido visibles, llega precedido tras el anuncio de la mayor tormenta solar de los últimos seis años, que estalló el domingo y acaba de llegar a la Tierra.

No obstante, los expertos señalan que las variaciones se deben probablemente a determinados cambios en el viento solar, no a la tormenta en sí.

Una tormenta solar

Las tormentas solares se provocan por las erupciones que se producen en el Sol cada cierto tiempo. Existe la posibilidad de que afecten a los satélites que orbitan alrededor de la Tierra -por eso las agencias espaciales ponen mucha atención cuando se producen estos fenómenos- e incluso pueden provocar tormentas geomagnéticas menores que pueden causar desperfectos, por ejemplo, en las redes de telefonía.

Pero las partículas del Sol casi nunca llegan al suelo, salvo en periodos de gran actividad solar. "En ocasiones han provocado algún apagón, en regiones como Alaska, Canadá, Siberia... pero nunca por debajo de latitudes de 70º", señala Armentia.

En latitudes medias los riesgos son prácticamente inexistentes porque estamos protegidos

En latitudes medias, "los riesgos son prácticamente inexistentes porque estamos progetidos por la magnetosfera y la atmósfera, que desvían todas las partículas que llegan del plasma del Sol", afirma el experto.

No obstante, hay ocasiones en que estas erupciones magnéticas son tan fuertes que, al margen de afectar a los satélites, pueden afectar al campo magnético de la Tierra e interferir en las telecomunicaciones.

Esto se debe a que el Sol pasa por ciclos regulares de actividad. Y cada 11 años, aproximadamente, se produce un pico máximo. El último ocurrió en 2001, así que "está previsto que el máximo sea a finales de año o a principio de 2013", apunta Armentia.

Estos periodos de intensidad solar también pueden afectar a las comunicaciones y, por tanto, a los aviones. Por este motivo, distintas compañías han desviado la ruta de varios aviones entre Asia y Estados Unidos que sobrevuelan el Polo para evitar el impacto de la tormenta.