La UE acuerda el nuevo pacto fiscal sin la República Checa ni Reino Unido
- Los Veintisiete aprueban por unanimidad el fondo permanente de rescate
- Mariano Rajoy celebra los acuerdos por su "importante papel disuasorio"
- Se firmará el 1 y 2 de marzo, y después será ratificado por los estados
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea han logrado un acuerdo sobre el pacto para reforzar la disciplina fiscal sin el apoyo de República Checa, que se ha unido a Reino Unido y ha rechazado adherirse al texto, según ha informado el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.
Poco antes del anuncio, el primer ministro sueco confirmaba el acuerdo a 25. "Todos los países han indicado su intención de adherirse al pacto fiscal, con la excepción de Gran Bretaña y la República Checa", señalaba a los periodistas Fredrik Reinfelt durante la cumbre europea en Bruselas.
La negativa de Praga está vinculada a las dificultades para ratificar el tratado -que se firmará en el Consejo Europeo del 1 y 2 de marzo- en el Parlamento checo y no al contenido político del mismo. Según Reinfelt, la República Checa no ha querido comprometerse al pacto a sabiendas de que "el proceso para ratificarlo podría durar años" rotando entre el Parlamento, el Gobierno y el presidente Vaclav Klaus.
El pacto se firmará en el Consejo Europeo del 1 y 2 de marzo y luego cada Estado miembro deberá ratificarlo en su parlamento antes de su entrada en vigor en enero del año próximo. Francia ha adelantado que no lo hará antes de las elecciones presidenciales, cuya primera vuelta se celebrará el 22 de abril, porque, según ha explicado Nicolas Sarkozy, "es difícil ratificar un tratado en un Parlamento que no está en sesión", en alusión a que el legislativo no se reunirá durante la campaña electoral.
El acuerdo estuvo a punto de truncarse por las reticencias de Polonia, que se negaba a dar su apoyo si no se permitía el acceso de los países no miembros del euro a las cumbres de líderes de la zona euro, pero finalmente los líderes lograron un consenso.
El primer ministro británico, David Cameron, ya anunció en la cumbre europea del pasado mes de diciembre que no se uniría al nuevo tratado al considerar "inaceptables" las condiciones para Reino Unido por no haberse aceptado salvaguardas especiales para el sistema financiero británico.
Sanciones por no aplicar la "regla de oro"
El pacto fiscal forzará a los países firmantes, los 25 Estados miembros restantes de la UE, a incluir en sus legislaciones o constituciones la llamada "regla de oro", que obliga a mantener el déficit estructural anual por debajo del 0,5 % del PIB.
Los Estados miembros que no incluyan correctamente en sus normativas nacionales ese techo de gasto podrán ser denunciados ante el Tribunal de Justicia de la UE por otro de los socios, que además podrá solicitar directamente una sanción financiera. La máxima instancia judicial comunitaria podrá, en última instancia y como máximo, imponer una sanción del 0,1 % del PIB.
España ya incluyó en su Constitución la "regla de oro" el pasado 7 de septiembre y Alemania e Italia también incorparon normas similiares en sus legislaciones.
En cuanto al fondo de rescate permanente de la eurozona sí ha habido unanimidad, y los Veintisiete líderes han respaldado el tratado que regulará del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que solo beneficiará a los países que ratifiquen el pacto fiscal, para que pueda empezar a funcionar a partir del 1 de julio.
"Este tratado y el Tratado sobre la estabilidad, coordinación y gobernanza en la Unión Económica y Monetaria (SCG, en sus siglas en inglés) son complementarios a la hora de impulsar la responsabilidad fiscal y la solidaridad" en el bloque, ha indicado Van Rompy. "Se reconoce y se acuerda que la concesión de asistencia financiera en el marco de nuevos programas bajo el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) se condicionará, a partir del 1 de marzo de 2013, a la ratificación del SCG", ha añadido.
El "disuasorio" fondo permanente de rescate
El texto establece la máxima capacidad de préstamo del MEDE en 500.000 millones de euros, incluida la capacidad de intervención que queda del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) (unos 250.000 millones), aunque aclara que el techo se revaluará en marzo antes de la entrada en vigor del fondo de rescate permanente el 1 de julio y, si corresponde, será aumentado por el Consejo de Gobernadores, según informa la agencia Efe.
El tratado prevé que, durante el periodo en el que ambos fondos coincidan, la capacidad de préstamo del MEDE y del FEEF no debe superar los 500.000 millones, lo que ha suscitado ya críticas, dado que hay países e instituciones como Italia, España, Austria y Luxemburgo, el FMI o el Banco Central Europeo (BCE) que consideran que la eurozona debe aumentar la dotación de los cortafuegos.
Alemania sigue alegando que no es el momento de abordar esta cuestión, pero algunos observadores afirman que, después de haberse firmado el pacto fiscal, Berlín podría aceptar combinar los fondos del MEDE y del FEEF como proponen algunos países, de manera que la eurozona disponga de un "alcance de tiro" de 750.000 millones para rescatar a países con problemas.
Rajoy celebra los acuerdos
El presidente Mariano Rajoy ha señalado que la importancia del fondo permanente es su "papel disuasorio" y ha asegurado que "España no tiene intención de acudir a él en estos momentos" pero "envía al mensaje al conjunto de los mercado de que estamos muy bien protegidos".
“España no tiene intención de acudir al fondo de rescate en estos momentos“
En la rueda de prensa posterior a la cumbre informal, Rajoy ha señalado que los líderes europeos han vuelto a pedir a España e Italia que prosigan en "sus importantes esfuerzos de saneamiento presupuestario" y "eso es lo que vamos a hacer".
El presidente español ha indicado que "coincide sustancialmente con todo lo acordado" este lunes en Bruselas y ha celebrado especialmente el compromiso a destinar los fondos estructurales comunitarios disponibles a apoyar a las pymes y a programas de fomento del empleo juvenil.
Esta declaración es un ejemplo de que la cumbre ha tratado de reconciliar la política de austeridad con una estrategia de crecimiento y creación de empleo en un momento en el que los gobiernos europeos han recortado el gasto público y han aumentado los impuestos para hacer frente a la crisis de deuda.