Las mujeres afganas alzan su voz de cara a la salida de las tropas internacionales en el año 2014
- Rangina Hamidi, de Kandahar Treasure, expone la situación de la mujer afgana
- Analiza los retos generales a los que se enfrenta Afganistán de cara a 2014
“Tengo 35 años y durante toda mi vida he conocido Afganistán, y , aunque la he vivido desde fuera, siempre la he tenido presente. Por eso en el año 2003 decidí volver al país del que me habían hablado mis padres: un país verde, de desarrollo lento pero con su gente feliz, un país en el que luchaban por vivir y en el que el Gobierno era responsable de sus actos. Así era el país que ellos recordaban y justo es el que pensaba que, con mi lucha, iba a poder traer de vuelta. Lamentablemente, nueve años más tarde, nada más lejos de la realidad”.
Son las palabras de Rangina Hamidi, fundadora y presidenta de Kandahar Treasure, la primera empresa privada de mujeres ubicada en Kandahar, al sur del país. Así ha descrito sus recuerdos, esperanzas y frustraciones este martes durante las Jornadas que se han celebrado sobre Afganistán en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, organizadas por la Asociación por los Derechos Humanos en Afganistan (ASDHA).
Hamidi ha querido contra en primer persona su vivencia y sus impresiones sobre lo que aún falta por hacer, lo que sí se ha logrado ya y, además, ha puesto de manifiesto la verdadera realidad de los afganos: “Conforme se acerca la fecha de salida de las tropas, en el 2014, el debate global se enfoca en si es el momento adecuado ya que todos los días muere gente… pero para los afganos es una fecha más y para entenderlos hay que entender también su pasado”.
Reconstruir Afganistán
La familia de Hamidi tuvo que huir de Afganistán en el año 1981, tras la ocupación soviética. Se refugiaron en Pakistán donde pudo comprobar la realidad de las mujeres: solo por el hecho de acudir a la escuela o acceder a un empleo, se enfrentan a amenazas de la talla de arrojarles a la cara ácido. Por eso, consciente de los retos para la mujer, también aprovecha para que la realidad evidente no se olvide.
“No se pueden cambiar de un día para otro las cosas“
"Por desgracia hemos asumido el rol de víctimas, víctimas que no nos podemos mover. Pero somos más del 50% de la población y ya no somos las mismas mujeres que hace 15 años ni lo seremos en 2014. Queremos dejar muy claro que pretendemos tener voz y queremos participar. No vamos a quedarnos calladas como en los 35 años anteriores", explica Hamidi.
De este modo ha querido hacer referencia también al componente histórico que hay en el cómo se trata a la mujer en Afganistán. "Los abusos contra la mujer ni empiezan ni acaban con los talibanes", explica, ya que estamos ante un país de "cultura patriarcal" en la que siempre han dominado los hombres.
A día de hoy, resalta, la situación no ha cambiado mucho: "Muchas mujeres siguen llevando burka y, aunque es cierto que ya no hay ninguna ley que impida a las niñas acceder a la escuale, un porcentaje muy elevado no va. Es solo un ejemplo de que hace falta que pasen muchas generaciones, no se pueden cambiar de un día para otro las cosas y esto, en nuestro términos, son 10-11 años".
Durante esa década Hamidi también asegura que se ha evolucionado mucho y se han creado oportunidades con las que avanzar pero, desgraciadamente, también se han incrementado las amenazas. Son miles las mujeres que han sido asesinadas solo por querer tener voz: "No te puedes fiar de nadie. Hasta la mano derecha de Karzai puede ser un talibán. Se ha creado un miedo generalizado que a mi personalmente me llevó a abandonar el país en 2007...¿esto es progreso?".
La misión internacional
Por tanto, en opinión de esta afgana, a su país aún le queda mucho camino por recorrer en materia de derechos de la mujer en particular y en cuanto a la forma que va a adquirir el país en general.
En su opinión, es necesario que el futuro lo diseñen los afganos, idea que también ha compartido durante esta jornada otro de los ponentes, Francesc Vendrell, ya que todos deben sentirse representados.
"En la Conferencia de Bonn de 2001 fue un error excluir a los talibanes. Nos sorprendería que hay muchas mujeres que dicen bien claro que todos deben participar en la creación de Afganistán. Si la intención era la de dejar un gobierno limpio, sin manos manchadas de sangre, ¿por qué sí los señores de la guerra y no los talibanes?
Pero la cuestión de las negociaciones no es sencilla. Tal y como se ha analizado en las jornadas, en las que también se ha tratado la situación interna, la clave está en con quién se pacta: "¿Hasta dónde podemos llegar con estas negociaciones? Aún no hemos respondido a esta pregunta claramente", explica otra de las ponentes, Martine Van Bijlert.
Tal y como se ha expuesto en las jornadas de este martes en Madrid, la retirada de tropas deja, a día de hoy, muchos interrogantes abiertos.