Wall Street se ocupa de la candidatura de Romney
- La comisión electoral estadounidense hace públicos los datos de los super PAC
- Estos supercomités centran los mensajes negativos en campaña
- Los apoyos de Romney son multimillonarios asociados a hedge funds
Robert Mercer, co-director ejecutivo de Renaissance Technologies, uno de los hedge funds más grandes del mundo. John Paulson, multimillonario que fundó otro hedge fund conocido por ganar miles de millones de dólares por pujar contra las hipotecas subprime. Paul Singer, director de Elliot Management Corporation, una compañía especializada en comprar toda la deuda soberana a países del Tercer Mundo y países con problemas económicos para sacarle el máximo partido. Y, por supuesto, Goldman Sachs.
Estos son los principales donantes a Restore Our Future, un supercomité de acción electoral (conocido como Super PAC, en inglés) que ha jugado un papel clave en la victoria arrasadora de Mitt Romney, exgobernador de Massachussets, en las primarias de Florida y que ha contribuido de manera decisiva a perfilar su imagen de favorito inevitable para medirse con Barack Obama en las elecciones presidenciales del próximo mes de noviembre.
En total, unas 60 empresas y personas de grandes recursos económicos han dado a Romney cifras superiores a 100.000 dólares a través de su supercomité.
Es más, las cifras de la campaña de Romney muestran que el desplazamiento de su recaudación y sus esfuerzos de campaña hacia los llamados supercomités, el auténtico fenómeno de las elecciones de 2012 en Estados Unidos.
Así, aunque Romney ha conseguido recaudar por sí mismo 56 millones de dólares, a 31 de diciembre solo le quedaban unos 19 millones en efectivo mientras que su supercomité, que había recaudado 30 millones, tenía 23 millones para gastar en publicidad en favor de su candidato.
Una decisión clave
El origen de la importancia de estos supercomités está en dos decisiones del Tribunal Supremo de EE.UU. en 2010, cuando dio luz verde a que empresas y sindicatos financiasen anuncios políticos en favor o en contra de un candidato y, sobre todo, permitió que estos organismos teóricamente independientes no tuviesen un limite de donaciones siempre y cuando hiciesen pública la identidad de sus contribuyentes.
Según la normativa electoral, los candidatos solo pueden recibir de donantes un máximo de 2.500 dólares, pero con la decisión del alto tribunal los ejecutivos de Wall Street próximos a Romney han llegado a darle un millón cada uno, unas 400 veces más.
Esto es posible porque el supercomité opera de manera independiente, ya que no se puede coordinar con las campañas de los candidatos que apoyan.
Sin embargo, en realidad se trata de un mero formalismo, ya que la mayoría de ellos están dirigidos y coordinados por antiguos asesores de los candidatos.
La situación que queda es la soñada para un candidato con buenas conexiones con el mundo empresarial: tiene todo el dinero que quiere a su disposición y puede enviar todos los mensajes negativos que quiera con ellos sin desprestigiarse, ya que los supercomités no pertenecen a su campaña.
Efectos concretos
El resultado se ha visto en Florida. Mientras Restore our Future ha ayudado a Romney a emitir la friolera de 12.768 anuncios por televisión en Florida, muchos de ellos dedicados exclusivamente a desprestigiar a su principal rival, Newt Gingrich, éste solo ha podido emitir 210 anuncios, según los datos recogidos por Wesleyan Media Project, que se dedica a medir el uso de la publicidad electoral en la campaña.
Estos datos concuerdan con la diferencia de recaudación entre los supercomités de uno y otro candidato: mientras el de Romney ha recaudado 30 millones hasta finales de 2011, Winning our Future, el de Gingrich, solo contaba con 2,1 millones.
Esta situación puede empezar a cambiar tras conocerse que el expresidente de la Cámara de Representantes ha recibido en lo que va de año 10 millones del millonario dedicado al mundo de los casinos, Sheldon Adelson y su mujer, Miriam.
Pero lo cierto es que la avalancha publicitaria de Romney ha dado su resultado. Tras el fiasco de Carolina del Sur ha conseguido una ventaja abismal en Florida, un estado en el que este arma se convierte en decisiva por su población y su variedad demográfica, que lo convierte en un particular espejo de la de Estados Unidos.
"Puedes ver un anuncio e ignorarlo pero cuando esta machando la cabeza todo el día, tiene un efecto", señalaba al USA Today Matthew Corrigan, politólogo de la Universidad de North Florida, que considera que en este caso la publicidad ha sido un "factor clave" para explicar la victoria de Romney.
Pero el dato más preocupante de esta campaña guiada por los supercomités es que buena parte de los mensajes que se emiten a través de estos anuncios son media verdades o directamente falsos, sin que nadie pueda hacer nada para contrarrestarlo.
Mensajes falsos
La directora del Annenberg Public Policy Center de la Universidad de Pensilvania Kathleen Hall Jameson ha resumido buena parte de las falsedades difundidas en esos vídeos en la página FlackCheck.org.
Por ejemplo, dos de las acusaciones más comunes de Restoring Our Future contra Gingrich es que apoyó una legislación que apoyaba facilitar el aborto en China -y que votó con expresidenta demócrata de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi- y que fue multado con 300.000 dólares por violaciones éticas en la investigación contra él cuando era presidente de esa cámara en los 90.
Según el vídeo explicativo de FlackCheck, la legislación en realidad buscaba luchar contra el cambio climático y tenía como co-firmantes a un tercio de la cámara y específicamente decía que esos fondos no se podían usar para políticas de esterilización y aborto en China.
Además, el comité de ética de la Cámara de Representantes no multó a Gingrich, solo le hizo costear la investigación.
Pero las falsedades de los supercomités no se circunscriben al de Romney. El de Gingrich ha tenido sus propios excesos, como decir que Romney era antiinmigración para ganarse la confianza de los latinos o ir incluso más allá y calificar al exgobernador de Massachusets de depredador por hacer su fortuna en Wall Street.
Sin embargo, cara a la galería los mismos candidatos rechazan la 'suciedad' de la campaña, tal y como recordaba el pasado mes de diciembre Michael Waldman, en The Daily Beast.
En Iowa Gingrich llegó a preguntarse en voz alta: "¿Realmente quieren recompensar la política de siempre, la negatividad de siempre, el ataque de siempre, los asesores de siempre, los fondos de los millonarios de Wall Street de siempre?".
Mientras, Romney no se cortó en decir a la MSNBC: "Debemos dejar a las campañas recaudar el dinero que necesitan y librarnos de estos super PAC".
Pero, más allá de esas buenas palabras, Romney y Gingrich siguen recaudando dinero para sus supercomités a sabiendas que en buena medida su éxito dependerá de la efectividad de sus mensajes.
Gingrich conseguía la millonaria aportación del magnate del juego de Las Vegas para mantener el pulso en un febrero que se prevé difícil mientras Restore our Future planea gastarse 650.000 dólares anuncios en publicidad en Nevada, Arizona y Michigan.
Obama, abandonado por Wall Street
En particular la fortaleza recaudatoria de Romney supone que Wall Street ya le ha señalado para vencer a Barack Obama, que ha aprobado una reforma altamente impopular en el mayor centro financiero del mundo y ha exacerbado sus ataques contra los millonarios para asentar su base electoral de cara a las presidenciales.
Costas Panagopoulos, director del Center for Electoral Politics and Democracy de la Universidad de Fordham señalaba a Bloomberg que "Wall Street apoya al que consideran uno de los suyos y el candidato que perciben como el más comprometido con las políticas que prefieren".
En efecto, Romney es multimillonario e hizo su fortuna en Wall Street a través de la empresa de capital riesgo Bain Capital, uno de cuyos antiguos altos ejecutivos, Edward Conard, le donó un millón de dólares.
Durante la campaña se ha comprometido a acabar con todas las regulaciones impuestas durante la Administración Obama y ha asegurado que usará su experiencia en Bain para crear puestos de trabajo.
Por contra, Obama ha visto como Goldman Sachs, que hace cuatro años fue su principal donante a nivel industrial con un millón de euros, ha puesto los huevos en la cesta de Romney, al que ya le ha dado medio millón.
Pero en realidad, y tras su apelación a las clases medias y su ataque a los bajos impuestos que pagan los multimillonarios, quizá para el presidente de EE.UU. esto sea más una bendición que una tragedia.
El propio Romney dibujaba el campo de juego entre él y Obama en una entrevista en CNN.
"Escucharemos al Partido Demócrata hablar de las dificultades de los pobres", decía en contraposición a su postura. "No estoy preocupado por los muy pobres, tenemos una red de seguridad allí", señalaba el favorito a las primarias republicanas en unas declaraciones que darán que hablar.