La alcachofa silvestre de Coslada, en peligro
- Es una especie endémica que solo habita en una pequeña zona del municipio
- Los científicos han recolectado las semillas porque ven un final inminente
Ciencia al cubo
El nacimiento de perritos fluorescentes, la muerte de una chimpancé calva, qué son las neuronas espejo, el origen de los ojos azules o por qué nos salen canas. De la mano de América Valenzuela, en 'Ciencia al Cubo' pueden escuchar las historias más variopintas sobre temas científicos de actualidad. Emisión en Radio 5: Lunes a jueves a las 15: 42; Sábados 09:22 / 17:52 / 21:06; Domingos 09:22 / 17:55
Los botánicos españoles llevan tiempo diciéndolo en alto, clamando, pero no hay manera. La alcachofa silvestre de Coslada podría desaparecer. Es una especie única, endémica, que solo habita en una pequeña zona del municipio. Pero en breve van a construir y sepultarán el hábitat de la planta… para siempre.
Pronto se ampliará el Centro de Transporte de Coslada y desaparecerá la comunidad botánica que crece en los terrenos circundantes.
Los vegetales son los grandes olvidados a la hora de proteger especies amenazadas. Los árboles y arbustos todavía tienen la atención de algunos, pero los pastos y las hierbas que no son atractivas tienen la batalla perdida.
En su mayoría son dejadas de lado. Además, las especies amenazadas pueden estar en los lugares más insospechados, como en este caso, el de la alcachofa silvestre de Coslada (Cynara tournefortii) que está en medio de un polígono industrial.
La verdad que en este caso la planta es bastante bonita. De hecho, las alcachofas, que son cardos son preciosos, florecen a finales de primavera y principios de verano y tienen una flor morada y llamativa.
Un final inminente
En el banco de semillas del Real Jardín Botánico CSIC en Madrid ya tienen desde hace tiempo recogidas las semillas de la alcachofa porque ven su final inminente.
“El CSIC tiene recogidas millones de semillas de hasta 1.600 plantas distintas“
Los bancos de semillas (o bancos de germoplasma) se encargan de eso, de recoger y almacenar este tipo de material biológico para poder recuperar las especies vegetales en el caso de que se extingan haciendo una reintroducción en sitios similares al lugar que solía habitar.
En este del CSIC, por ejemplo, hay millones de semillas de hasta 1.600 plantas distintas.
Los científicos cuando recogen una semilla también recogen una representación de todo lo que hay alrededor para poder luego elegir un sitio lo más parecido posible cuando se reintroduce la especie extinguida.
Las plantas llegan a los bancos recién recogidas del campo, las tratan con insecticida, las separan las semillas y las limpian con mucha paciencia y las meten en unos tubos con desecante para almacenarlas en cámaras tras haberse asegurado, eso sí, de que pueden germinar.
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