La travesía en el desierto del Socialismo europeo
- El batacazo electoral de 2011 obliga al PSOE a reinventarse
- Los socialistas franceses son favoritos para ganar las elecciones este año
- En Reino Unido, Ed Miliband sigue sin convencer como líder laborista
- El SPD alemán espera que Merkel caiga por sí misma en 2013
"No me presento para gestionar una travesía en el desierto". Esta frase de la aspirante a la Secretaría General del PSOE, Carme Chacón, en el 38º Congreso que eligió a Alfredo Pérez Rubalcaba como nuevo líder de los socialistas evidencia que, tras una debacle electoral, recomponer al partido perdedor en la oposición es una tarea tan ingente como ingrata.
Al socialismo español le esperan al menos cuatro años de viaje incierto con dos facciones del partido polarizadas. La historia nos dice que probablemente serán más, ya que el electorado suele reelegir por otro mandato al partido en el Gobierno. Así ha sido hasta ahora en España y en otros países europeos.
17 años sin conquistar el Elíseo
Dentro de escasos tres meses, François Hollande tiene ante sí la mejor oportunidad para poner fin al agónico periplo que ha mantenido al Partido Socialista francés alejado del Elíseo, sede de la presidencia de la República, desde 1995 y desde 2002 apartado de Matignon, sede del primer ministro.
El camaleónico François Miterrand fundó en 1969 un partido y una maquinaria electoral que hasta el momento solo ha servido para llevarle a él al poder (1981-1995), y convertir a Lionel Jospin en el primer ministro bajo la presidencia del conservador neogaullista Jacques Chirac en un Gobierno de cohabitación entre 1997 y 2002.
La derrota de Jospin en 2002, cuando ni tan siquiera consiguió disputar a Chirac la segunda vuelta en favor del ultranacionalista Le Pen, condujo al Partido Socialista a un letargo del que no despertó hasta 2006 con Segolène Royal, la primera mujer en presentarse a unas elecciones presidenciales en las que, aunque obtuvo mejores resultados que Jospin, no consiguió superar al carismático Nicolas Sarkozy.
Tras una nueva crisis de liderazgo y luchas intestinas entre Royal, Martine Aubry y el propio Hollande, las primarias abiertas del pasado año devolvieron al partido un aura de aperturismo y renovación real que entusiasmó a politólogos y editorialistas de forma unánime e insólita.
La crisis económica y la baja popularidad de Sarkozy -nunca antes un presidente se había presentado a una reelección con tan poco respaldo popular- pueden obrar el milagro de ver a un socialista de nuevo en el Elíseo. Según el último sondeo que publicará este miércoles el diario Le Parisien, Hollande aventaja en ocho puntos al líder conservador en las expectativas de la primera vuelta de las presidenciales del próximo 22 de abril.
El Laborismo de "telenovela"
En Reino Unido, su travesía en la oposición comenzó hace apenas dos años aunque la batalla por la sucesión en el Laborismo no surgió tras la derrota electoral de mayo de 2010, sino con la dimisión de Tony Blair en 2007. Gordon Brown se convirtió entonces en primer ministro pero nunca se hizo con el liderazgo del partido. Tres años después, las urnas decidieron que el Partido Laborista entregara la llave del 10 de Downing Street a David Cameron tras 13 años en el poder, uno de los períodos de gobierno socialdemócrata más longevos en Europa.
Con Brown defenestrado, se abrió paso una lucha fraticida entre dos hermanos y dos formas de hacer política: la senda centrista de Blair encarnada en David Miliband o el retorno al Viejo Laborismo representado en la figura de Ed.
"La era del Nuevo Laborismo ya ha pasado. Una nueva generación ha tomado el relevo y las viejas etiquetas ya no están en vigor", afirmó el pasado 25 de septiembre de 2010 el menor de los Miliband tras ganar por sorpresa y por un raquítico 50,65% de los votos al gran favorito para liderar la oposición a Cameron.
El peculiar sistema de votación que reparte el voto entre diputados, militantes y organizaciones afiliadas permitió que el apoyo de los sindicatos a Ed fuera decisivo a pesar de que David obtuvo el respaldo de los grupos parlamentarios laboristas en los Comunes y en el Parlamento Europeo y entre los militantes.
El Miliband perdedor prometió entonces retirarse de la primera línea política. Este lunes ha vuelto a insistir en que no va a protagonizar “telenovelas”. “La única elección que me importa es la que se celebrará bajo el liderazgo de Ed y que el Partido Laborista necesita ganar por el bien del país”. Pero ese momento no llegará hasta 2015 y hasta entonces no faltarán las voces dentro y fuera del partido que incidan una y otra vez en que, con Ed al frente del Laborismo, los conservadores tienen más posibilidades de seguir en el Gobierno.
Un triunvirato alemán para retar a Merkel
En Alemania, las políticas neoliberales del Gobierno de Gerhard Schroeder fueron penalizadas en las urnas en 2005 y condenaron al Partido Socialdemócrata a una profunda crisis interna, que no solo se manifestó en sucesivos batacazos electorales sino también en continuos cambios de líderazgo y deserciones de históricos del partido como Oskar Lafontaine.
Tras 11 años de gobierno ininterrumpido en dos coaliciones diferentes, la debacle llegó en los comicios de 2009, cuando el SPD cosechó sus peores resultados desde la II Guerra Mundial y pasó por primera vez desde 1998 a la oposición y a tener menos afiliados que la CDU (Unión Demócrata Cristiana de Alemania) de Angela Merkel.
Sin embargo, la victoria de los socialdemócratas en mayo de 2010 en el importante estado federado de Renania del Norte-Westfalia, donde prácticamente igualó en votos a la CDU, y la mejora en la intención de voto tanto del SPD como de su aliado histórico, Los Verdes, hacen presagiar un horizonte esperanzador para el centenario partido.
Sigmar Gabriel declaró en diciembre en el congreso federal en el que fue reelegido como presidente del partido que que quiere volver a colocar a los socialdemócratas en la Cancillería con una política de centro-izquierda y "con los verdes como socios de coalición, para que no haya dudas".
Si la receta de austeridad de Merkel no se traduce en crecimiento y empleo, las elecciones de 2013 podrían hacer resurgir a la coalición, pero para ello necesitan a un candidato que todavía no tienen. La incógnita podría dilucidarse en las elecciones al Parlamento del estado federado de Baja Sajonia en enero de 2013.
Los medios alemanes señalan a dos exministros de la coalición de Merkel vinculados a políticas neoliberales como los más preparados para el cargo: Peer Steinbrück, titular de Finanzas en la primera legislatura de la canciller, es el más popular según los sondeos pero su liberalización financiera recuerda demasiado a la era Schroeder; y el ex vicecanciller y extitular de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, ya perdió unos comicios frente a la canciller y presenta como dudosas credenciales la defensa de los recortes sociales. Gabriel, el exministro de Medio Ambiente es el tercero en liza que no acaba de convencer.
O Merkel se ahoga en su propio ajuste fiscal o el ambiguo triunvirato, responsables del batacazo electoral de 2009 y que reniegan de un discurso puramente de izquierdas, tendrá que reinventarse.
La crisis sepulta el socialismo en los países periféricos
Italia y su fragmentación política han permitido a la izquierda italiana gobernar casi siempre en coalición y en períodos intermitentes. Tras el breve Gobierno de Romano Prodi (2006-2008) entre dos mandatos de Silvio Berlusconi, los socialistas del Partido Democrático liderados por Pier Luigi Bersani tendrán que esperar a que el Gobierno tecnócrata de Mario Monti arregle la situación económica y se vuelven a convocar elecciones.
En Portugal, el socialista José Socrátes no esperó a que la UE le recomendara un Ejecutivo de técnicos para presentar su dimisión en marzo de 2011 tras no conseguir que el Parlamento aprobara sus medidas de ajuste económico. El nuevo secretario general del PS, Antonio José Seguro, logró dar una imagen de unidad en el congreso del partido celebrado el pasado mes de septiembre y anunció una oposición firme al Gobierno conservador de Passos Coelho, cuya principal preocupación es evitar la comparación con Grecia.
El Movimiento Socialista Panhelénico, más conocido como PASOK, es el partido que ha gobernado Grecia durante la mayor parte de los años ochenta y noventa. Tras perder las elecciones de marzo de 2004 se convirtió en el principal partido de la oposición para luego ganar en 2009 los comicios por mayoría absoluta. Sin embargo, la crisis y el rescate financiero del país colocaron en noviembre de 2011 al exvicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Lukás Papademos, al frente de un Gobierno tecnócrata.
La gestión económica ha hundido al PASOK hasta su registro más bajo de apoyo popular y el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, no tiene previsto convocar elecciones hasta que el país haya salido del atolladero y permita a su partido soñar con recuperar parte de la confianza del elecotrado.