El medio oeste alarga la carrera a Romney
- Minesota, Misuri y Colorado muestran las debilidades del favorito
- Los votantes conservadores del medio oeste no sintonizan con Romney
- El exgobernador quería un febrero triunfal para llegar ganador al Super Martes
Hace apenas tres días Mitt Romney se las prometía muy felices. Decidió no hacer campaña en Minesota, donde ganó de calle en 2008 ni en Misuri, unas primarias con valor simbólico porque no envían delegados.
Centró sus esfuerzos -pero no muchos- en Colorado y se dedicó a enviar mensajes contra el presidente Obama, seguro de una rápida nominación después de una carrera triunfal en febrero que le llevase a dar el toque de gracia a sus rivales en supermartes.
Sin embargo, la triple victoria de Rick Santorum, un candidato que había quedado en segundo plano tras su victoria sorpresa en Iowa, ha puesto de manifiesto dos cosas: que la carrera por la candidatura republicana a la Casa Blanca será larga y que un sector importante del voto republicano -fundamentalmente rural, cristiano conservador y del medio oeste- se resiste a la opción 'inevitable' de Romney.
"El conservadurismo está vivo y coleando en Misuri y Minesota. La victoria de hoy es la victoria de las voces de nuestro partido, los conservadores y la gente del Tea Party", declaraba Santorum en un mitin en Saint Charles, Misuri.
El medio oeste da la espalda a Romney
Las victorias de Santorum en estos dos estados, junto con Iowa, muestra que tiene un electorado fiel que prefiere su opción conservadora y ultrarreligiosa -y no la de Newt Gingrich, que sale también tocado de estas primarias.
El margen de la derrota habla bien a las claras. En Minesota, un estado en el que Romney ganó hace cuatro años, el exgobernador de Massachusets ha acabado en tercer lugar, por detrás de Ron Paul y a 27 puntos de Santorum
En el caso de Misuri, pese a su valor simbólico, la pérdida de confianza en el favorito es palpable y preocupante, ya que se trata de un 'swing state', de esos que desequilibra la carrera presidencial en noviembre.
Romney ha perdido por 30 puntos, mucho más de lo que preveían las encuestas, y ha sido incapaz de ganar en un solo condado.
Como señala el analista electoral del New York Times, Nate Silver, dos grupos importantes de votantes republicanos como los evangélicos o los activistas del Tea Party, son mayoría en estos estados y tienen un perfil sociodemográfico que dista mucho del de Romney: ganan menos de 50.000 dólares al año y viven en zonas rurales.
La bajada de la participación respecto a 2008, un 10%, muestra también otro dato preocupante esta vez para el partido republicano: la desmotivación de su electorado con sus candidatos, lo que podría dar a Obama unos claves votos electorales en noviembre.
La alarma de Colorado
Pero quizá lo más preocupante para Romney es lo ocurrido en Colorado. Allí cuenta con una importante población mormona y un electorado que teóricamente está más inclinado a 'comprar' su argumento electoral: tiene la experiencia empresarial necesaria para sacar la economía a flote.
Este argumento tuvo su peso en Florida y Nevada, estados asolados por la crisis inmobiliaria y el desempleo, pero contra pronóstico no en Colorado, donde los analistas le daban un 97% de posibilidades de victoria a Romney, finalmente perdió contra Santorum por cinco puntos.
"Perder Colorado es una alarma antiincendios para Romney", señalaba el estratega republicano Ron Bonjean a la agencia Reuters.
Bonjean considera que los resultados del Caucus del martes muestran que los republicanos "no están preparados para elegir automáticamente a Romney. "Tiene aún que cerrar el trato", añade.
"Romney quería dar un repaso en febrero y presentarse en el Super Martes como el nominado en potencia y eso no va a pasar ahora", añade a Reuters el estratega republicano Ford O'Connell, que considera también que es un aviso para Romney.
Lo cierto es que tras la victoria de Florida, Romney abandonó su campaña de anuncios negativos que tanto éxito le dió contra Gingrich, limitó sus apariciones públicas y ahorró dinero pese a ser el que tenía más recursos.
En resumen, se confió en la victoria en un momento en que la recaudación y las primeras victorias le hicieron confiar en una nominación rápida. Como señala Silver, algo parecido le pasó a Hillary Clinton en una fase de las primarias de 2008 y terminó siendo derrotada por un senador de Illinois llamado Barack Obama.