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Cadena perpetua para el albanokosovar que mató a dos soldados de EE.UU. en Alemania

  • Los jueces consideran que el joven quería matar al máximo número de militares
  • Creen que actuó solo y se radicalizó viistando foros de Internet sobre la yihad

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Un joven kosovar de 22 años fue condenado este viernes a cadena perpetua por la Audiencia Superior de Fráncfort por el asesinato de dos soldados y el intento de asesinato de otros tres militares estadounidenses en este país.

Los jueces consideraron probado que Arid Uka, albano kosovar criado en Alemania, fue al autor de los disparos en el aeropuerto internacional de Fráncfort el 2 de marzo de 2011 que causaron la muerte de los dos militares y heridas de gravedad a otros tres soldados.

Los jueces coincidieron con la fiscalía en que el condenado actúo solo y de manera aislada, tras radicalizarse políticamente con la visita a foros de internet que predican la yihad.

La pena establecida por el tribunal, que se atuvo a la petición hecha por la fiscalía, hace que el condenado no pueda solicitar su liberación tras cumplir 15 años de cárcel, con un mínimo de estancia en prisión de dos décadas.

Matar al mayor número posible de militares

Los jueces consideraron especialmente grave el hecho de que el condenado tuvo la intención de matar el mayor número posible de militares norteamericanos y que el bloqueo de su pistola automática evitó una masacre aun mayor.

La fiscalía argumentó durante el proceso que el joven albano kosovar quiso hacer una aportación personal a la yihad, decidió convertirse en "señor sobre la vida y la muerte" y actuó con premeditación y alevosía.

El día del crimen Arid Uka trabajaba como auxiliar en la oficina de correos del aeropuerto y, según su confesión, decidió cometer el crimen al ver la llegada de un grupo de soldados estadounidenses que se dirigía, tras aterrizar en Fráncfort, a un autobús militar a las puertas de la terminal dos.

Rumbo a Afganistán

Según su propia confesión, tras iniciar una conversación banal para pedir un cigarrillo, Arid Uka preguntó al último militar que se disponía a subir al autobús si su destino final era Afganistán y que al recibir una respuesta afirmativa le disparó por la espalda en la cabeza y le causó la muerte instantánea.

Seguidamente subió al vehículo militar al grito en árabe de "Alá es grande" y realizó el resto de los disparos, siempre a la cabeza, hasta nueve, que causaron la muerte de otro militar estadounidense y heridas de gravedad a otros tres, hasta que se le bloqueó la pistola cuando iba a disparar a su siguiente víctima.

Fue entonces cuando huyó, aunque el último militar estadounidense al que quiso matar cuando se atascó su pistola le persiguió y consiguió darle alcance para detenerle con ayuda de policías alemanes a la altura de la terminal cuatro del mismo aeropuerto.

Los ocupantes del autobús eran un grupo de militares de las Fuerzas Aéreas estadounidenses procedentes de su base en la localidad inglesa de Lakenheath que acaban de aterrizar en Fráncfort, donde a diario realizan transbordos de uniformados norteamericanos.

Todos ellos formaban parte de la policía militar de las Fuerzas Aéreas norteamericanas y se dirigían a la base aérea de EE.UU. en la localidad alemana de Ramstein, desde donde tenían previsto continuar viaje hacia Afganistán.