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El Thyssen propone un viaje por el mundo único y fabuloso de Chagall

  • Recorre todas las etapas y temas principales del pintor ruso
  • Museos de todo el mundo, como el MOMA o el de Tel Aviv han colaborado
  • Se puede ver del 14 de febrero al 20 de mayo

Por
The Poet Reclining
'El poeta tumbado' (1915) de la Tate de Londres forma parte de la muestra

La exposición que el Museo Thyssen-Bornemisza dedica a Marc Chagall propone un viaje de casi cien años por el mundo fabulado, colorista y único de uno de los artistas más destacados del siglo XX.

Ciento sesenta y nueve piezas han viajado desde los principales museos y colecciones públicas y privadas de todo el mundo para formar una de las exposiciones más completas de las que se han organizado del artista nacido en la ciudad bielorusa de Vitebsk, donde disfrutó de una infancia feliz.

Entre estas obras, que se exhiben en las salas del Museo Thyssen y de la Fundación Caja Madrid, se encuentra el importante préstamo realizado por los herederos de Chagall, artista que desarrolló un estilo pictórico muy personal, expresivo y colorista, muy vinculado a sus experiencias vitales y a las tradiciones religiosas y populares de la comunidad judía rusa.

Se cumple un sueño de 20 años de duración

El director artístico del Thyssen, Guillermo Solana, comentó que con esta exposición se cumple un sueño que ha durado 20 años ya que, incluso antes de que el museo abriera sus puertas, el entonces ministro de Cultura Jorge Semprún y el anterior conservador jefe del Thyssen, Tomás Llorens, visitaron a la hija de Chagall y hablaron de la posibilidad de organizar una gran retrospectiva.

Por diferentes causas la muestra, para la que ya entonces estaba previsto que fuera comisario Jean-Louis Prat, presidente del Comité Chagall, se fue posponiendo y finalmente "puede contemplarse esta primera gran retrospectiva que se celebra en España sobre este artista", al que la Fundación March dedicó en 1999 la exposición "Marc Chagall: Tradiciones judías".

Las experiencias que adquirió en sus viajes a lo largo de sus casi cien años quedan reflejadas en la obra de uno de los artistas más destacados del siglo XX; un creador singular, con un estilo personal e inconfundible, que ocupa un papel clave en la Historia del Arte.

Un mundo irrepetible

"Pintores hay muchos, pero el mundo de Chagall es completamente irrepetible. Difícilmente se puede encuadrar en un movimiento artístico ya que su deslumbrante personalidad brilla con luz propia", en opinión de Solana.

El comisario Prat recordó que Chagall admiraba a los pintores españoles, de los que "en ciertos momentos" hay resonancias en sus obras, y destacó su sentimiento de libertad.

"Pocos han vivido un siglo con tanta intensidad, manteniendo siempre presentes sus raíces", como puede contemplarse en las obras, maestras que han viajado desde todo el mundo.

En opinión de Prat, hay que hablar más de poeta que de artista que vive en una escuela determinada. Siempre rodeado de escritores y poetas como Breton, Malraux, Cendrars o Apollinaire, sorprendió a todos ellos porque aportó algo nuevo "que era esa vida que había conocido, su felicidad y compartió con ellos el mundo de lo cotidiano que no se conocía".

"Poeta con alas de pintor"

Chagall mantuvo un diálogo permanente con los escritores de su época "y esto se refleja en la obra de este poeta con alas de pintor", señaló el comisario para quien Joan Miró tuvo un proceso parecido al poner en evidencia el lado poético de otra cultura, la mediterránea.

Uno de los aspectos que más sorprende en su obra, declaró, es "su extraordinario mensaje de esperanza, de libertad y de felicidad", que le permitió conservar un lenguaje nuevo a lo largo de toda una vida artística.

La exposición introduce al visitante de manera natural y fluida a una obras "que se presentan como si fuese una composición musical. Al pasar de una sala a otra es como si atravesásemos el contenido de una vida personal", en opinión de Meret Meyer, nieta del artista.

En las salas del Thyssen, que cuenta en su colección con cuatro obras del artista (La Virgen de la aldea, El gallo, La casa gris y Desnudo), se han reunido piezas de sus inicios en Rusia, su estancia en París y su exilio forzoso en Estados Unidos.

La habitación amarilla, El violinista, Dedicado a mi prometida o La boda son algunos de los ejemplos de su trabajo en París, mientras que obras como Bella sobre el puente, El tratante de ganado, La novia de las dos caras o El violinista reflejan gentes y paisajes de Vitebsk.

Las salas de Caja Madrid se centran en la evolución artística posterior a 1950, con grandes temas que centraron el interés del artista como la Biblia o el Circo. La danza, El circo azul, Los tejados rojos, Mundo rojo y negro o Los amantes en el poste, son algunas de las obras exhibidas.