'Infierno blanco', una historia de supervivencia extrema con reminiscencias de 'Alien'
- Liam Neeson protagoniza esta historia que ha sido número 1 en USA
- Los supervivientes de un accidente se enfrentan a una manada de lobos
Infierno blanco cuenta las desventuras de los supervivientes de un accidente de aviación en un desierto helado de Alaska que son acosados por una manada de lobos. Un argumento tan sencillo como lleno de posibilidades dramáticas, que da pie a una entretenida película de aventuras pero que podría haber aspirado a mucho más. Y que ha sido número 1 en la taquilla estadounidense.
Y es que la cosa empieza bastante bien. Tras un espectacular accidente de avión, en el que viajaban los trabajadores de una refinería (algunos exconvictos), un puñado de supervivientes descubre que se han estrellado en mitad de un páramo desértico que es el territorio de caza de una manada de lobos. En un clima hostil, sin armas ni comida, se tienen que enfrentar a unos lobos gigantescos que no matan para comer sino porque su territorio ha sido invadido.
De esta forma, los protagonistas irán desapareciendo uno a uno, en la más pura tradición del género, aunque hay que reconocer que el orden de las muertes sorprende un poco.
Un argumento que recuerda a la mítica Alien, algo que no es casual, ya que entre los productores de infierno blanco figuran Ridley y Tony Scott. Lástima que, en ningún momento consiga el suspense de este clásico.
¡Qué viene el lobo!
Lo mejor de la película son esos primeros momentos de desconcierto en los que puede pasar cualquier cosa. En los que los lobos y los hombres miden sus fuerzas y la balanza se inclina del lado de los animales. Destacar el trabajo de los chicos de efectos especiales que consiguen unos lobos tan realistas como temibles. Sobre todo los sonidos de los lobos. Los espeluznantes gruñidos y cómo suenan los huesos de sus víctimas cuando los mastican. ¿Qué sería de estas películas sin los técnicos de sonido?
Después, cuando comienzan las típicas fricciones en el grupo y la huída desesperada la cosa decae bastante y se vuelve un poco melodramática y repetitiva, para remontar en la parte final. Aun así es una película que se sigue con interés, gracias a unos actores estupendos.
Curiosamente el que flojea en ocasiones es Liam Neeson, aunque nunca en los primeros planos, gracias a su imponente físico y su prodigiosa voz. Pero en algunas escenas, como la sentida muerte de uno de los protagonistas, parece que pase por allí y no es capaz de despertarnos demasiada emoción.
El actor es John Ottaway un cazador de lobos que ha perdido las ganas de vivir pero cuya inteligencia y conocimiento de la fauna serán claves para guiar al grupo.
Secundarios de lujo
Esta es una de esas películas en las que no te puedes encaprichar de los secundarios porque no sabes lo que van a durar. Aunque no se trate de grandes estrellas, si son, en su mayoría, actores muy competentes, de esos que son capaces de robar el protagonismo a las grandes estrellas de Hollywood.
Entre ellos Frank Grillo, que interpreta al típico exconvicto bravucón que cuestiona el liderazgo de Neeson, o Dermot Mulroney, cuyo personaje va adquiriendo protagonismo a medida que avanza la trama.
Una historia sin concesiones
Basada en el relato Ghost Walker escrito por Ian Mackenzie Jeffers ¿co-firmante de la adaptación junto a Carnahan¿, lo mejor de la historia es que no ofrece ni un momento de respiro a los supervivientes, resaltando la fragilidad física y espiritual de los hombres enfrentados a una naturaleza tan bella como mortal.
En cuanto al director, coguionista y productor, Joe Carnahan, se trata de un experto en el cine de acción, con títulos como Narc, El equipo A (También con Liam Neeson) o Ases calientes. Y realiza una dirección sólida, sancando mucho partido a los espectaculares paisajes helados y a las escenas de acción, pero no es capaz de disimular las carencias del guión.
En fin, una película entretenida con momentos intensos pero que nos deja con la sensación de que podía haber sido mucho más.