La revolución libia, rehén de las milicias un año después del estallido de las revueltas
- Entre 100 y 200 milicias se disputan el control de las calles
- Las ONG's denuncian graves violaciones de derechos humanos
Aquel Dia de la Ira de febrero de 2011 ya ha pasado a la Historia como algo que entonces parecía inaudito: el inicio de una revolución que acabaría con el régimen -y la vida- de uno de los dictadores más extravagantes y sanguinarios del Magreb, el coronel Muamar Al Gadafi. Cuando se cumple un año del estallido de las revueltas en Libia, y tras una guerra civil que ha dejado más de 30.000 muertos, el país celebra el aniversario en un virtual estado de alerta.
"Hay una incapacidad del Consejo Nacional de Transición (CNT) para responder a las expectativas porque el Gobierno tiene muy pocos recursos", comenta el nuevo embajador de Libia en España, Mohamed Al Faqueeh Saleh, en una entrevista para TVE.
La revuelta de Libia contra la dictadura de Gadafi fue muy diferente a las de Túnez o Egipto. "Desde las primeras semanas se produjo una militarización", comenta a RTVE.es Ignacio Gutiérrez de Terán, profesor de Estudios Árabes e Islámicos de las Universidad Autónoma de Madrid.
Esa militarización de los rebeldes permitió, con la ayuda militar de la OTAN y de la resolución 1973 de la ONU que autorizaba la intervención militar aérea, destronar al tirano, pero hoy es uno de los grandes obstáculos para la reconstrucción.
Milicias fuera de control
Pese a existir un gobierno central transitorio, las calles libias se encuentran bajo el dominio de milicias armadas que lucharon juntas en la guerra civil y que ahora controlan cada feudo con muy pocos límites. Según fuentes oficiales, son entre 100 y 300, y con más de 120.000 hombres armados.
"Al no haber un poder central fuerte y robusto que aporte una alternativa a estos grupos armados, las milicias han ido creciendo y se han ido apoderando de determinados territorios con muchas rencillas tanto tribales como sectoriales ", apunta el profesor Gutiérrez de Terán.
"Están fuera de control y actúan en todo el país con la inacción, hasta el momento, del CNT", comenta Eva Suárez Llanos, responsable de Amnistía Internacional en España.
Por el momento, el gobierno de transición reconoce sus grandes dificultades para reconducir la situación. “Ahora el gobierno no es capaz de controlar a las fuerzas de seguridad o al ejército porque ahora estamos en el proceso de restablecerlos”, dice el embajador Al Faqueeh.
Riesgo de nueva guerra
Algunos analistas apuntan que ahora Libia corre un nuevo riesgo: si antes el enemigo común era Gadafi, ahora la guerra podría darse entre milicias y tribus armadas. "Se habla incluso del peligro de que haya una fragmentación, no reconocida por todos, pero sí por algunas zonas, donde existe esa impresión de que, a pesar de la caída del régimen de Gadafi, hay una serie de provincias que se están favoreciendo más que otras con la nueva situación", indica el profesor Gutiérrez de Terán.
Un ejemplo de esos choques se vive en Trípoli, donde dos de las más poderosas milicias, la de Misrata y la Brigada Zintan, que desempeñaron un papel fundamental en la caída de la capital el pasado agosto, han vivido varios enfrentamientos entre ellas en los últimos meses.
El Gobierno, por su parte, descarta la posibilidad de un nuevo conflicto. "Hay algunos enfrentamientos entre tribus, pero no son serios", comenta el embajador Al Faqueeh. "Son choques puntuales en algunos lugares muy concretos. Pero la vida en general es normal... Los estudiantes van a las escuelas, las universidades han abierto, los comercios funcionan", añade.
Abusos de derechos humanos
Según la ONU, alrededor de 8.500 personas permanecen presas en unos 60 centros penitenciarios en manos de las milicias. Esta situación de caos genera graves abusos de los derechos humanos que han denunciado varias ONG’s.
"Los testimonios que hemos recogido nos hablan de personas que han sido colgadas, cadáveres que se han encontrado de personas detenidas, ya no con hematomas o con cortes, si no con las uñas arrancadas… Estamos hablando de formas de tortura que hemos visto en el pasado en Libia y que estamos viendo se producen de nuevo en el país", comenta la directora adjunta de Amnistía Internacional en España.
El Gobierno asegura que necesita fondos para reestablecer las estructuras del Estado. Pese a que la ONU descongeló los activos del Estado de Libia, “aún estamos esperando muchos de esos activos. Intentamos recogerlos, pero creo que el proceso es demasiado lento. Me parece que es un problema burocrático", apunta el embajador Al Faqueeh.
La sombra del islamismo radical
Libia celebrará el próximo junio sus primeras elecciones legislativas libres de los últimos 40 años con el fantasma del islamismo radical asomando por la esquina. En un acto público de octubre, el presidente del Consejo Nacional de Transición apuntó que la Sharía se convertiría en “fuente de derecho”, lo que inquietó a la comunidad internacional.
"Lo que sí sería muy preocupante es que en el nuevo texto constitucional, que en teoría debería estar ya elaborándose, aparezca claramente esta identificación del Estado libio con el islam, y más si va más allá de lo retórico y la ley islámica se convierte en la única fuente de poder", apunta el profesor Gutiérrez de Terán.
Una figura personifica bien ese miedo. Se trata de Abdelhakim Belhadj, antiguo emir del Grupo de Combatientes Islámico Libio. Luchó en Afganistán y Pakistán y estuvo detenido en Guantánamo acusado de pertenecer a Al Qaeda. Sus tropas durante la guerra civil en Libia tomaron el emblemático palacio de Gadafi de Bab Al Aziziya y hoy es el comandante militar de Trípoli, una figura de gran importancia.
Sea como fuere, son más las preguntas que las respuestas un año después de que se iniciara la revolución. "Hay un legado muy pesado del régimen de Gadafi", recuerda el embajador Al Faqueeh Saleh. “Es un proceso largo”.