Acuerdo en Alemania para proponer al pastor luterano Jachim Gauck como presidente
- Gauck había sonado desde el principio como la mejor propuesta
- Destacó por su papel en desmantelar la policía de la RDA
- Tras una larga jornada de contactos CDU y CSU han aceptado la propuesta
Los partidos que conforman la coalición de gobierno alemana y los dos principales de la oposición acordaron este domingo proponer al pastor luterano Joachim Gauck para la presidencia del país, ha informado la edición digital de la revista Der Spiegel.
El acuerdo se alcanzó en la Cancillería a última hora del día, tras una jornada maratoniana de contactos entre los tres partidos de la coalición -la Unión Cristianodemócrata (CDU), la Unión Cristianosocial (CSU) y el Partido Liberal (FPD)- y la oposición socialdemócrata y verde.
Gauck, de 72 años y muy respetado en Alemania por su papel tras la reunificación, había sido propuesto desde el primer momento por el Partido Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes, a los que hoy se sumaron por sorpresa los liberales tras una reunión de su dirección.
CDU y CSU finalmente han aceptado la primera propuesta de SPD
Parece que finalmente la CDU y su hermana la bávara CSU también han optado por respaldarle después de tres días de intensas negociaciones, pese a que en un principio se habían mostrado reticentes a su candidatura.
Tras esta negativa se escondía que Gauck era el favorito de la oposición y, especialmente, que ya había sido propuesto para la presidencia en 2010, cuando la canciller Angela Merkel apostó por su correligionario Christian Wulff, el mismo que ahora, tras sólo año y medio, ha dimitido al verse en vuelto en escándalo de corrupción.
Gauck, teólogo y disidente en la extinta Alemania oriental, disfruta del crédito moral y apartidista preciso para el cargo gracias a su labor durante una década como responsable del desmantelamiento de la Stasi -la policía política de la República Democrática Alemana (RDA)- y de la conservación de su archivo.
Su gestión de un asunto tan sensible en Alemania se caracterizó por su búsqueda de justicia, evitando todo revanchismo político, lo que le valió el reconocimiento de los partidos y la población, amén de la Gran Cruz Federal al Mérito, la máxima condecoración alemana, en 2000.
Desde la dimisión de Wulff, la mayoría de los expertos había apuntado a este pastor luterano como la figura que podía devolver la dignidad a la presidencia de Alemania.