Juan Cruz: "El límite de lo que podemos decir está en lo que podemos soportar que nos digan"
- El periodista ha publicado Contra el insulto (Turpial)
- En él denuncia el acoso que sufrieron Miró, Pellón, Montes y Bautista
- Dice que no debemos condenar a nadie, tampoco a Iñaki Urdangarin
“Mientras que ni el toro ni el burro se vanaglorian de sus facultades para topar o rebuznar, los humanos, y en concreto los españoles, nos sentimos muy orgullosos de ser como somos y de descalificar al otro porque nosotros somos los que tenemos razón”.
Son palabras de Juan Cruz: periodista, escritor, editor, tinerfeño, marido, padre y abuelo. “Tengo un nieto y me voy ahora a verlo”, comenta a su llegada a Torrespaña con ese típico gesto que sólo a un abuelo le sale.
Cruz entra en la planta que alberga la redacción de RTVE.ES asombrado por la mucha gente que ve –“Esto es como un periódico”, dice– y se sienta sonriente y dispuesto a aclararnos por qué ha escrito un manifiesto personal en contra del insulto.
Ayudándose de conversaciones que tuvo con los que han sido los más insultados en los últimos años (Pilar Miró, Jacinto Pellón, Luis Montes y Teddy Bautista), así como con el periodista Iñaki Gabilondo y el filósofo Emilio Lledó, Cruz ha construido un alegato a favor de la tolerancia y del respeto hacia los demás. Se llama Contra el insulto (Turpial).
Todo un alivio –con tapas duras– en estos tiempos de juicios paralelos, de injurias y de calumnias en los que parece estar de moda otra vez aquello de “Cuando el río suena, agua lleva”.
- ¿Por qué insultamos tanto? ¿Está sustituyendo el insulto a la envidia como tendencia nacional?
Bueno, es uno de los defectos que tenemos los seres humanos y que es inherente a las personas. Otros defectos son la competitividad, la envidia, el odio… El insulto en la Edad de Piedra era la piedra. Ahora que estamos en la Era de la Comunicación, el insulto es la palabra. Y el insulto mayor es la guerra civil.
"Somos un país extremadamente agresivo"
- ¿Crees que España es un país agresivo?
Sí, somos un país extremadamente agresivo, porque no hemos tenido épocas muy largas de educación en el respeto. A mí me parece que, entre todas las virtudes del Gobierno de Mariano Rajoy, un defecto enorme ha sido la erradicación de la asignatura de Educación por la Ciudadanía, que no aspiraba a ser un catecismo ideológico –como dijo el ministro de Educación– sino un instrumento para generar buenas costumbres y respetar precisamente las ideologías o las maneras de ser de los otros.
Creo que ése ha sido uno de los grandes errores del gobierno actual hasta ahora. Ha sido una falta de respeto civil.
- Dices en el libro que las palabras cada vez pesan menos…
Sí, porque la falta de respeto es, sobre todo, falta de respeto por las palabras. Es falta de peso. Cuanto menos pensamos, más arrollamos. Decía Onetti que cuando una persona tiene un libro en las manos es incapaz de disparar, porque no puedes disparar con una sola mano. Y yo estoy de acuerdo. Un tipo con un libro en la mano es menos peligroso. Me ha gustado mucho que los chicos de Valencia hayan dicho que iban a manifestarse con un libro en la mano. Porque es una manera de decir que vas desarmado. Lo fácil es insultar, desconsiderar…
"El insulto puede matar"
- ¿Crees que el insulto puede llegar a matar?
Sí. Mira la Guerra Civil. Había gente que mataba o denunciaba a quien no le había saludado por la escalera adecuadamente. Entonces, por odio o por venganza, le mataban. El insulto mayor es el asesinato. Ya lo dicen también en el libro Enrique Lledó o Iñaki Gabilondo: insultar es tachar, anular.
- ¿Jacinto Pellón (presidente de la Exposición Universal de Sevilla en 1992) y Pilar Miró murieron apenados por los insultos que habían recibido?
No me cabe la menor duda. Y de hecho ayer recibí una carta de un amigo de Pellón en la que me explicaba que la desolación de Pellón fue terrible. Tuvo que pagar su defensa, aunque ganó el juicio.
"No debemos condenar a Iñaki Urdangarin"
- ¿Crees que el caso Urdangarin se asemeja a los casos que citas en el libro?
Precisamente Iñaki Gabilondo dice hoy en su blog que a Urdangarin ya lo hemos condenado. Si miramos las cosas que se dicen de este señor podemos pensar que ha cometido irregularidades; de hecho, la Casa Real fue la primera en decirlo. Pero no está en el ejercicio del periodismo condenarlo. No forma parte de nuestro deber. Urdangarin parece que ha abusado de las prerrogativas que tenía como pariente de la familia real. Pero yo estoy en contra de que los periodistas consideren que es lícito agredir a una persona que no quiere decir algo. Mucho peor es perseguirlo para que diga lo que no quiere decir y así demostrar que ha corrido. Eso me parece un ataque al periodismo, ya no a Urdangarin.
Los periodistas debemos correr detrás de una noticia, pero no debemos hacer correr a las personas que son noticia. No podemos ser irrespetuosos con este señor y mucho menos hacerle correr para grabar la imagen.
"Camps desafió a la justicia"
- ¿Y con Francisco Camps también ha habido un ataque por parte de algunos periodistas?
Con Camps hubo “un toma y daca” continuo. Mientras que Urdangarin se ha mantenido al margen, por parte de Camps ha habido un desafío a la Justicia, una burla al Parlamento, un ataque despiadado al juez que lo implicó –del que hizo burla él y su partido– también a la prensa. Era ridícula la gestión de su presunción de inocencia. Él pedía a los demás que guardaran silencio ante lo que iba saliendo. Y yo tengo derecho como ciudadano a que los políticos rindan cuentas de sus actos. Creo que el PP sometió a Camps a un calvario no pidiéndole que dejara el cargo al menos temporalmente.
- Dices en el libro también que Internet se ha convertido en un lodazal, pudiendo haber sido un experimento global de discusión pacífica…
Sí, eso lo he dicho, pero también he dicho que es un medio extraordinario. Tiene una potencia increíble y es un lugar en el que la gente se puede encontrar para entenderse. Ahora bien, Internet es también (remarca bien esta palabra) un lodazal donde un montón de gente, desde el anonimato, genera una especie terrible de malentendidos y falsedades sobre personas e instituciones. Y pasa más que en los demás medios.
A mí me han insultado en mi blog. Me han dicho cosas que nadie soportaría. Yo creo que el límite de lo que uno puede decir ha de ser el límite de lo que uno puede soportar sobre sí mismo.
"A Teddy Bautista lo han asesinado moralmente"
- Según cuentas en Contra el insulto, también es insulto el periodismo que ha ejercido Federico Jiménez Losantos, que ha llegado a decir de Teddy Bautista esto: “Ponte de rodillas, la gran aportación cultural de Teddy Bautista hace 40 años. Ahí terminó. Desde entonces, a sablearnos”. ¿Qué opinas del trato que ha recibido Teddy Bautista por los medios?
Pues me parece un asesinato moral. Antes de que se revele qué pasó y antes de que él diera su versión de los hechos, lo asesinaron. Y lo deploro sobre todo por algunos compañeros, que lo han dejado de lado. Yo no sé lo que pasó. Lo que sí sé es que es una persona muy inteligente y sabrá defenderse. Confío en él. No le han dado ninguna posibilidad de defensa.
- ¿Cómo está él?
Pues no lo sé, hace tiempo que no lo veo, pero él es fuerte.
"Nunca comprendí a Jiménez Losantos"
- Precisamente de Jiménez Losantos -a quien dedicas buena parte del libro- dices también que es una persona de indudable inteligencia, pero que no la usa habitualmente para “propósitos de entendimiento noble”…
Pues no. Me extraña y me duele. Y por él he tenido admiración intelectual. Y por su familia. Él optó por el arma del insulto. Ante Polanco, Gallardón, Rajoy, da igual. No le he comprendido nunca.
- No es periodismo lo que él hace entonces…
No. El insulto no es periodismo. Point.
- ¿Crees que se le ha ido a mucha gente la cabeza, como llega a decir Gabilondo en tu libro?
Sí. Es que en mi blog se han llegado a meter con mi madre, que ya murió la pobre. ¡Y con mi hija! ¿Pero qué es eso?