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Wade, el antiguo héroe nacional que empuja a Senegal a una crisis política

  • El presidente opta con gran polémica a un tercer mandato en estos comicios
  • Sus arrestos al frente de la oposición le dieron popularidad entre los jóvenes

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El presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, que lleva más de una década en el poder, ha pasado de ser el héroe nacional que puso fin a cuatro décadas de régimen socialista, desde la disidencia, a llevar al país a una crisis política por no querer dejar el poder.

En las elecciones presidenciales del próximo domingo, Wade opta a un polémico tercer mandato, pese a las protestas de la oposición, que ve inconstitucional esa nueva tentativa, lo que ha generado una violencia preelectoral que ha causado al menos ocho muertos.

Nacido en Kebemer (noroeste) el 29 de mayo de 1926, Wade,  hijo de un sastre, estudió derecho en Francia, donde conoció a su esposa, Viviane, y también cursó Ciencias Económicas.

26 años en la oposición

El actual jefe de Estado llegó al poder en Senegal en 2000, después de intentar hacerse con la Presidencia hasta en cuatro ocasiones, y tras 26 años de oposición al frente del Partido Democrático Socialista (PDS), que él mismo fundó en 1974.

Antes de crear su propio partido, Wade formó parte del Partido Socialista (PS), entonces en el Gobierno, que intentó liderar, pero que finalmente abandonó por "falta de democracia interna", según sus propias palabras.

En 1978, Wade fracasó en su primera tentativa de convertirse en inquilino del palacio presidencial frente al entonces mandatario y padre de la independencia de Senegal, Leoplod Sedar Senghor.

Sin embargo, ese mismo año fue elegido diputado de la Asamblea Nacional junto a otros 18 miembros del PDS, lo que puso fin a casi dos décadas de un sistema de partido único.

Poco después, en 1981, Senghor renunció a su cargo por voluntad propia y dejó el mando del país a su primer ministro, Abdou Diouf.

El presidente de la calle

Posteriormente, Wade fracasó en su voluntad de ocupar la máxima responsabilidad estatal tras perder las elecciones en 1983, 1988 y 1993 frente a Diouf, tres comicios que abocaron a Senegal a graves crisis postelectorales.

En sus años en la oposición, el actual mandatario fue detenido varias veces, acusado de atentar contra la seguridad del Estado y de actividades subversivas, lo que le valió una gran popularidad entre la juventud estudiantil y varios sectores de la sociedad civil.

No en vano, fue en esa época cuando le apodaban "el presidente de la calle". En 1992, Diouf nombró a Wade ministro de Estado sin cartera a pesar de que su formación tenía una amplia mayoría en el Gobierno, para impulsar el diálogo y la reconciliación nacional.

Victoria electoral en 2000

Wade vio por fin cumplido su sueño en las elecciones de 2000, al ganar la segunda ronda frente a Diouf,  gracias al apoyo de grupos opositores y, sobre todo, de la juventud, a la que logró movilizar con la promesa de acabar con el paro, que afectaba a dos de cada tres jóvenes de entre 18 y 30 años.

Después de un mandato de siete años y pese a no haber cumplido con la mayoría de sus promesas electorales de 2000, Wade logró ser reelegido en 2007, al derrotar en los comicios a 14 candidatos en la primera vuelta, con el 55,9% de los votos.

Antes de las elecciones de 2000, Wade ya aseguró que sólo estaría al frente de Senegal durante un sólo mandato, afirmación que desechó luego al presentarse a los comicios de 2007.

Ese mismo año, el presidente afirmó públicamente que ese segundo mandato sería el último en el poder, ya que en 2001 se había adoptado una nueva Constitución que limitaba a dos los mandatos.

No obstante, Wade anunció en 2009 su candidatura a las presidenciales de 2012 durante un viaje a Estados Unidos, y argumentó, como ya hizo en las anteriores elecciones, que pretendía alargar su estancia en el palacio presidencial con el objetivo de acabar varios proyectos que había puesto en marcha.

Protestas en la oposición

Sin embargo, la oposición de Senegal asegura que la única razón por la que Wade busca hacerse con un tercer mandato "inconstitucional" es ver colmada su aspiración de dejar el poder a su hijo, Karim.

Aunque el desarrollo de infraestructuras viales ha mejorado el tráfico en Dakar y se ha puesto en marcha un ambicioso programa de construcción de escuelas, universidades y hospitales en el país,  los detractores de Wade denuncian la corrupción de su régimen.

Sus críticos aseguran, además, que el presidente no sólo hace la vista gorda con la corrupción, sino que garantiza la impunidad a sus partidarios, entre ellos su hijo Karim, acusado de malversación de fondos públicos.

En política exterior, Wade ha sido siempre un fervoroso defensor de la idea de unos "Estados Unidos de África" que tanto enarboló el exlíder libio Muamar el Gadafi, fallecido el pasado agosto durante la rebelión que provocó la caída de su régimen.

El presidente parece no haber tomado nota de la suerte de Gadafi pese al creciente clamor popular de muchos senegaleses, que ya no confían en aquel héroe nacional que antaño luchó por la democracia y desean ahora que deje de aferrarse al poder.