Pingüinos gigantes vivieron en Nueva Zelanda hace 25 millones de años
- Los científicos han tardado 35 años en reconstruir sus fósiles
- Tenían el tronco delgado, aletas largas y podían llegar a medir 1,8 metros
Los científicos han tardado 35 años para reconstruir el fósil de un pingüino gigante prehistórico. Los primeros huesos fueron encontrados por un paleontólogo en Nueva Zelanda en 1977 y ahora, los científicos ya tienen la fotografía completa de este gigante de hace 25 millones de años.
Este animal, de "tronco delgado, aletas largas" y "patas cortas y gruesas", hubiera medido parado "alrededor de 4 pies y dos pulgadas (1,25 metros)", unos 30 centímetros más que el pingüino emperador", explicó el líder de esta investigación, Dan Ksepka.
“Teniendo en cuenta el largo de sus alas podría llegar a medir 1,8 metros de altura“
"Pero si hubiéramos hecho la reconstrucción mediante la extrapolación del largo de sus alas, mediría más de 6 pies (1,8 metros) de altura", acotó Ksepka, quien es investigador de la Universidad del Estado de Carolina del Norte de Estados Unidos.
El animal ha sido apodado como pingüino Kairuku, una palabra maorí que se traduce como "buzo que regresa con la comida".
Una Nueva Zelanda, sumergida
El investigador explica que hace 25 millones de años la mayor parte del territorio neozelandés se encontraba sumergido bajo el agua y había pequeñas porciones de masas rocosas que protegían a Kairuku de sus depredadores y proveían a este pingüino gigante de abundante comida para sobrevivir.
Kairuku, una de las cinco especies de pingüinos que se cree habitaron Nueva Zelanda en el período del Oligoceno, ha sido inscrito formalmente en el catálogo científico tras la reciente publicación de esta investigación en la revista Journal of Vertebrate Paleontology.
Ksepka considera que Nueva Zelanda almacena fósiles excepcionales que pueden dar claves importantes a la historia de los pingüinos y otras criaturas marinas.
El primer fósil del esqueleto completo de un Kairuku fue descubierto en el país oceánico por el paleontólogo neozelandés Ewan Fordyce de la Universidad de Otago en 1977. Desde entonces se han hallado otros restos de este animal.