Un cumbre "sin dramas" para firmar el pacto fiscal
- Todos a excepción de Reino Unido y la República Checa firmarán el acuerdo
- El reférendum de Irlanda para ratificar el texto podría ser un ejemplo para otros
- España y más países lucharán para que se relaje el objetivo de déficit de 2012
- Barroso confia en que sea un Consejo Europeo "menos dramático" que otros
Las dos caras de la consolidación fiscal se darán cita en Bruselas durante la Cumbre Europea que comienza este jueves. Por un lado, los jefes de Estado y de Gobierno -todos excepto Reino Unido y la República Checa- representarán su compromiso con la disciplina presupuestaria mediante la firma del pacto fiscal, mientras negocian en los pasillos una mayor flexibilización del objetivo de déficit para 2012.
España es uno de los que se la juega. El desvío del déficit en 2011 del 6% al 8,51%, según los últimos datos del Gobierno español, unido al empeoramiento de sus perspectivas económicas -que de crecer un 0,7% del PIB pasa a una contracción del 1% según la Comisión Europea- hacen inverosímil que nuestro país pueda cumplir con el objetivo de déficit del 4,4% para 2012, lo que supondría un recorte de unos 40.000 millones de euros.
La cifra es tan demoledora que hasta el presidente Mariano Rajoy ha variado su discurso del "cumpliremos el objetivo de déficit" al "haremos lo que podamos", un matiz que demuestra que el Gobierno está empezando a reconocer públicamente la urgencia de convencer a Bruselas cuanto antes.
Hasta el Financial Times ha salido en defensa de las tesis de Madrid. "No cabe sorpresa en que Rajoy esté, como se ha informado, presionado a la UE para que eleve el objetivo español de déficit por encima del 5%", señala el diario británico en uno de sus editoriales, donde defiende que "la Comisión, en lugar de insistir en una excesiva austeridad, debe aceptar las razonables demandas de Madrid".
Bruselas no cede en el objetivo de déficit
El secretario de Estado de Administraciones Publicas, Antonio Beteta, afirmó esta semana que espera que Bruselas comunique al Gobierno si está dispuesta a flexibilizar el objetivo de reducción de déficit para 2012 antes de que el Gobierno fije el techo de gasto, inicialmente previsto para este viernes.
Sin embargo, en Bruselas no ceden ni un milímetro. Todos los representantes de la CE que se han pronunciado estos días han sido tajantes: no habrá relajación de la exigencia fiscal hasta que España explique con detalle los motivos del desvío del déficit de 2011 y presente los presupuestos generales de este año.
"No tenemos aún una imagen completa de las desviaciones del año pasado ni de los motivos de esas desviaciones", ha recordado el presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, en la rueda de prensa previa la cumbre. "Aún estamos esperando que España presente su presupuesto para este año y el presidente Rajoy ha dicho que será presentado a finales de marzo. Sólo entonces, cuando recibamos información concreta, podremos tomar una posición sobre esta cuestión", ha añadido.
Aunque la relajación del déficit no esté en la agenda, los titulares de Finanzas de la eurozona han invitado al ministro Luis de Guindos a que informe sobre la situación fiscal de nuestro país en la reunión del Eurogrupo previa a la cumbre para examinar el segundo rescate a Grecia. Rajoy también tendrá la oportunidad de sacar el tema durante la maratoniana jornada este jueves.
Los escollos de la ratificación del pacto fiscal
España no es el único país interesado en que se revisen los compromisos fiscales. Las negras previsiones económicas publicadas el pasado 23 de febrero por la CE confirmaron que la eurozona entrará en una "suave" recesión este trimestre, mientras que siete países -Bélgica, Estonia, Italia, Holanda, Portugal, Eslovenia y la República Checa- sufren ya la contracción de su economía.
Además del escepticismo sobre el cumplimiento de las exigencias de déficit, la otra losa que pesa sobre la consolidación presupuestaria es la ratificación del denominado pacto fiscal (aunque su nombre formal es Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza en la Unión Económica y Monetaria).
Los Veinticinco, todos a excepción de Reino Unido y la República Checa, plasmarán su firma en el texto que impone un mayor control presupuestario y tiene como objetivos reforzar la coordinación de la política económica y mejorar la gobernanza de la eurozona. El pacto obliga a los países firmantes a incluir en su Constitución o ley de rango similar la llamada "regla de oro", que obliga a mantener el déficit estructural anual por debajo del 0,5 % del PIB, y contempla sanciones automáticas para quienes sobrepasen el 3% que fija el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. España, Italia y Alemania ya han incluido el límite de déficit en su legislación.
Los Estados miembros que no incluyan correctamente en sus normativas nacionales ese techo de gasto podrán ser denunciados ante el Tribunal de Justicia de la UE por otro de los socios, que además podrá solicitar directamente una sanción financiera. La máxima instancia judicial comunitaria podrá, en última instancia y como máximo, imponer una sanción del 0,1 % del PIB.
El referéndum de Irlanda, ¿un ejemplo?
Irlanda ya ha anunciado que decidirá en referéndum si se adhiere o no al pacto fiscal, un requisito legal que Bruselas dice respetar pero que en el pasado ha condicionado las relaciones entre el Viejo Continente y la isla del archipiélago británico. Hasta dos consultas necesitó el electorado irlandés para dar luz verde al Tratado de Niza en 2002 y al de Lisboa en 2008.
El mayor riesgo de que los irlandeses rechacen el texto reside en que el país, al pertenecer a la eurozona, no podría beneficiarse del Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede), el fondo de rescate permanente dotado con 500.000 millones de euros, al estar ambos pactos vinculados entre sí. Y hay que recordar que Irlanda es uno de los países rescatados.
El Tratado entrará en vigor de manera inmediata en el momento que 12 países de la eurozona lo aprueben, por lo que un eventual rechazo de Irlanda no supondría el veto al acuerdo, aunque sí un varapalo a la gobernanza de la eurozona, además de un ejemplo a seguir por otros estados, entre ellos Dinamarca, que no descarta la celebración de una consulta popular.
Pese a la negativa de Alemania a reforzar ahora los cortafuegos, se analizará el calendario para la revisión de su dotación y también cómo acelerar el pago de las aportaciones directas de capital para el fondo permanente. Sus socios europeos esperan convencer a Berlín a lo largo de marzo de la conveniencia de combinar los fondos que quedan en el mecanismo de rescate temporal, 250.000 millones de euros, con el Mede, de manera que la eurozona disponga de una capacidad de 750.000 millones, en lugar de solo 500.000 millones.
En cualquier caso, Barroso dejará la discusión para otro momento. "Confio en que sea un Consejo Europeo menos dramático que los anteriores en el que poder seguir avanzando en la recuperación de Europa", ha sentenciado el presidente de la Comisión.