La escasa ventaja de Romney en su estado natal no despeja las dudas sobre su liderazgo
- Apenas ha sacado tres puntos de ventaja a Santorum
- Muchos demócratas han votado en las primarias republicanas para beneficiar a Obama
- Los republicanos no tienen aún un candidato claro
Dos citas electorales y doble triunfo para Mitt Romney en esta larga noche de primarias republicanas: Arizona y Michigan. Victoria crucial, pero no suficiente. El ajustado resultado en su estado natal, Michigan, despierta nuevas dudas sobre su tirón entre los republicanos.
El ex senador Rick Santorum, devoto católico, continúa su imparable ascenso desde sus triunfos en Colorado, Misuri y Minnesota y tras el tardío reconocimiento de su victoria en los iniciales caucus de Iowa. Y se lo ha puesto difícil esta noche a Romney, que sí ha obtenido un triunfo rotundo en Arizona, como se esperaba, beneficiado por el voto anticipado y por el alto porcentaje de mormones. Y donde además Romney contaba con el respaldo de los grandes líderes republicanos allí: el senador John McCain y la gobernadora Jan Brewer.
Pero la victoria de Mitt Romney en Michigan, apenas tres puntos por encima de Santorum, es para muchos algo humillante. Porque es su estado natal, porque allí su padre, George Romney, fue gobernador durante más de una década, y porque la tradición política estadounidense augura profetas en su tierra. Y Romney no ha arrasado en casa. Un nuevo golpe que reaviva las dudas sobre el moderado ex gobernador de Massachusetts.
Votantes demócratas
Por otro lado, según una encuesta a pie de urna de CNN, el 10% de los votantes de estas primarias en Michigan, se confesaban demócratas. Eso ha oscurecido la sombra de la teoría de la conspiración que hace días sobrevuela a Santorum.
Su equipo de campaña confirmó que se ha animado a los votantes demócratas registrados en Michigan (donde las primarias son abiertas) a que acudan a votar por el exsenador, para derrotar así a Romney. Algo que, siguiendo las argumentación conspirativa, los demócratas habrían hecho con gusto para beneficiar al presidente Obama. Quien según todas las encuestas, vencería con facilidad al ultraconservador Santorum, pero lo tendría algo más complicado frente al moderado Romney.
La carrera republicana parece no tener ninguna prisa. Pero según los insistentes rumores, los líderes republicanos ya están inquietos, porque a estas alturas aún no hay perfilado un gran favorito, con posibilidades reales de derrotar a Obama.
Saben que un perfil tan extremo como el de Santorum tiene pocas opciones reales en el campo de batalla presidencial de noviembre. El Partido Republicano quiere un candidato sólido cuanto antes. Apurar hasta agosto supone demasiado desgaste y el escenario de una convención abierta pone los pelos de punta a muchos conservadores en Washington. Y no son pocas las voces que piden que un nuevo aspirante republicano entre en escena en este momento. La pregunta es quién.
Sin un candidato claro
Mitt Romney no arrastra a las bases republicanas, no convence al Tea Party y muchos le acusan de no ser un “conservador de verdad”. Según los analistas, su candidatura presenta una debilidad aún mayor: no convence a las clases medias-bajas. No se sienten identificados con un empresario de éxito que no acaba de conectar con el electorado, en el cara a cara, y al que no benefician declaraciones como “no me preocupan los muy pobres” o “me gusta poder despedir gente”. Por mucho que haya intentado aclarar después, los titulares seguirán ahí hasta el próximo 6 de noviembre. Seguro que los asesores demócratas de Obama también lo saben.
En cualquier caso, esta no ha sido una cita electoral definitiva ni un golpe de muerte a la candidatura de Mitt Romney, al que aún hoy le persigue el subtítulo de front runner, el favorito, porque sigue acumulando mayor número de delegados. Al fin y al cabo de eso se trata en estas primarias republicanas: de conseguir el respaldo de estado en estado de 1.144 delegados en la convención de agosto y de la que saldrá formalmente el candidato conservador que se enfrente a Barack Obama en las elecciones presidenciales de noviembre.
La batalla continúa. La próxima cita de estas primarias será el 6 de marzo, cuando se celebra el “Supermartes”: día en el que una decena de estados acuden a las urnas republicanas. En juego, 419 delegados. El “Supermartes” suele decantar la balanza y definir al ganador de las primarias.
Pero esta vez, no parece que la carrera republicana se vaya a dar por concluida tan rápidamente. Los cuatro candidatos aseguran que seguirán en pie hasta el final. Y mientras sus campañas sigan recibiendo fondos, podrán hacerlo.