Los líderes europeos consagran la austeridad con la firma del pacto fiscal
- Van Rompuy afirma que "fortalecerá la unión económica y monetaria"
- Todos los países firman el texto a excepción de Reino Unido y República Checa
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Todos los países de la Unión Europea, con excepción del Reino Unido y de la República Checa, han firmado en Bruselas el pacto fiscalque impone una mayor disciplina presupuestaria para combatir la crisis de deuda que sacude la zona euro.
"Este es un paso importante para fortalecer la confianza en nuestra unión económica y monetaria", ha afirmado el presidente de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, durante la ceremonia en la que los jefes de Estado y de Gobierno de los Veinticinco han rubricado el 'Tratado para la Estabilidad, la Coordinación y la Gobernanza en la Unión Económica y Monetaria'.
Van Rompuy, que fue reelegido anoche por otro mandato de dos años y medio como presidente del Consejo Europeo y como presidente de las cumbres del euro, ha subrayado que el texto pemitirá "prevenir la repetición de la crisis de la deuda soberana".
El pacto obliga a los países firmantes a incluir en su Constitución o ley de rango similar la llamada "regla de oro", que obliga a mantener el déficit estructural anual por debajo del 0,5 % del PIB, y contempla sanciones automáticas para quienes sobrepasen el 3% que fija el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. España, Italia y Alemania ya han incluido el límite de déficit en su legislación.
Los Estados miembros que no incluyan correctamente en sus normativas nacionales ese techo de gasto podrán ser denunciados ante el Tribunal de Justicia de la UE por otro de los socios, que además podrá solicitar directamente una sanción financiera, que no podrá superar el 0,1% del PIB.
El pacto permite, no obstante, a los países desviarse de esos objetivos a medio plazo o del ajuste, pero solamente en circunstancias excepcionales como una "severa contracción económica", un argumento que podría utilizar el presidente Mariano Rajoy para conseguir una flexibilización de la exigencia fiscal.
Bruselas impone su calendario a Madrid
De hecho, la urgencia de algunos países como España en negociar una relajación de los objetivos de déficit para 2012 ha amenazado con deslegitimar el propio acuerdo en el mismo día de su consagración, pero Bruselas ha impuesto su calendario y, aunque ha escuchado las demandas y los argumentos de Madrid, no revisará los compromisos fiscales hasta mayo o junio.
El Gobierno de Rajoy, por tanto, tendrá que aprobar un techo de gasto este viernes y presentar unos presupuestos el próximo 30 de marzo sin que la Comisión Europea haya aflojado la soga del déficit. “Nosotros presentaremos nuestro presupuesto de acuerdo a lo que nos parezca razonable y sensato. Esto no se cierra aquí, ni se negocia aquí, ni se habla aquí. A mí nadie me ha preguntado por el déficit público en España”, aseguró Rajoy anoche tras la primera jornada de la cumbre europea.
El mensaje que trasladó este jueves el ministro de Economía, Luis de Guindos, a sus homólogos de la eurozona es que España cumplirá con el Pacto de Estabilidad que fija un endeudeamiento del 3% para 2013, pero advirtió de que la recesión y el desvio del déficit de 2011 -del 6 al 8,51%- hacen inverosímil recortar 40.000 millones de euros este año para alcanzar el objetivo del 4,4%.
Varios líderes de los países nórdicos rechazaron de pleno hacer concesiones a España. "Sería totalmente erróneo (...) No veo ninguna buena razón para cambiar lo pactado", subrayó el primer ministro de Finlandia, Jyrki Katainen. "La flexibilidad no puede aceptarse y nadie lo hará", ha apostillado el sueco Fredrik Reinfeldt.
Pero el Gobierno español no es el único que se enfrenta a este problema, Holanda también espera indicaciones de la CE. Su Oficina Central de Planificación Económica ya ha anunciado que las previsiones económicas para los próximos meses irán a la baja y que su déficit se mantendrá al menos hasta 2015 por encima del 3 % que pide Bruselas.
Irlanda, a jugársela en reférendum
El principal escollo que tendrá que salvar ahora el pacto es su ratificación en los Estados miembros. Irlanda ya ha anunciado que decidirá en referéndum si se adhiere o no al texto, un requisito legal que preocupa en Bruselas y con razón: hasta dos consultas necesitó el electorado irlandés para dar luz verde al Tratado de Niza en 2002 y al de Lisboa en 2008.
El mayor riesgo de que los irlandeses rechacen el texto reside en que el país, al pertenecer a la eurozona, no podría beneficiarse del Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede), el fondo de rescate permanente dotado con 500.000 millones de euros, al estar ambos pactos vinculados entre sí. Y hay que recordar que Irlanda se beneficia en estos momentos de un plan de ayuda de la UE por valor de 85.000 millones de euros.
El Tratado entrará en vigor de manera inmediata en el momento que 12 países de la eurozona lo aprueben, por lo que un eventual rechazo de Irlanda no supondría el veto al acuerdo, aunque sí un varapalo a la gobernanza de la eurozona y un argumento a favor de los mercados , además de un ejemplo a seguir por otros estados, entre ellos Dinamarca, que no descarta la celebración de una consulta popular.
A falta de que se conozca el texto definitivo de la cumbre, el borrador al que tuvieron acceso este jueves algunas agencias revela que los Veintisiete apuestan por una estrategia de doble vía, que que cubra tanto las medidas para garantizar la consolidación fiscal como las acciones para impulsar el crecimiento y la generación de puestos de trabajo. Sin embargo, este discurso sigue dejando la misma sensación de otras cumbres, que la estabilidad financiera es lo primero y que después va todo lo demás. Crecimiento sí, pero las medidas tendrán que esperar.