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El Conde-Duque expone 100 años de 'avances y retrocesos' de la mujer en España

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"A la aurora eleva tu corazón a Dios y piensa en un nuevo día para la Patria". La primera parte de la norma sólo la podría firmar un bando, la segunda, los dos que se enfrentaron en España durante la guerra Civil.

En realidad, es el punto nº1 de los 18 puntos (o instrucciones) que redactó el Servicio Social de la Sección Femenina para orientar la vida de las mujeres durante el régimen franquista.

Hoy, cuelga -en una reproducción junto a otras 17 normas, como por ejemplo "nunca comentes ninguna orden" - en la exposición 100 años en femenino, inaugurada este jueves y organizada por el Ayuntamiento de Madrid y Acción Cultural Española, con la ayuda del rico archivo fotográfico de la agencia EFE.

Junto a ella, muchos otros documentos -gráficos, pictóricos, audiovisuales, e incluso vestidos de época- que cuentan la gran y pequeña historia de la evolución femenina. Dividida en cuatro partes: de la Ilustración a la sociedad burguesa, el inicio de la visibilidad (1910-1939), la dictadura franquista (la emancipación bajo tutela) y la democracia (integración en la vida pública).

El lugar no puede ser mejor: el reluciente y recientemente rehabilitado Conde Duque, el mayor edificio dedicado a la cultura de la ciudad de Madrid.

Una historia de "avances y retrocesos"

No muy lejos de los principios de la sección femenina... bucólicos anuncios de lejía, de máquinas de coser Alpha o carteles de propaganda nacional y republicana. También una silla de madera del País Vasco que en el siglo XVIII se utilizaba para "favorecer" el parto.

O una fotos de Eulalia Abaitua, una burguesa inquieta y apasionada que fue la primera fotógrafa vasca, allá por 1873. O de María de Pablos, probablemente la primera directora de orquesta en España. Y cómo no la riojana María Lejárraga, quien bajo el nombre de su marido (Gregorio Martinez Sierra) escribió la letra de obras tan importantes como El amor brujo de Falla.

Son mujeres que hicieron mucho por cambiar el estatus femenino en su tiempo, aunque no tan conocidas como las consabidas Victoria Kent o Clara Campoamor, cuyas ya amarillentas credenciales parlamentarias constan también en la muestra. También a lo largo de la muestra vemos imágenes de muchas mujeres anónimas a la que también se rinde tributo. E incluso podemos escuchar los consejos que a las mujeres se les daba desde consultorios radiofónicos como el de Elena Francis.

Son tan sólo algunas de las 200 piezas de todo tipo de una exposición detallista (si falta el original hay una réplica como es el caso de La chiquita piconera de Julio Romero de Torres) y perfectamente planificada.

Una muestra exhaustiva que no pretende ser no sólo artística, sino como explican sus comisarias Oliva María Rubio y la profesora de la Universidad de Murcia, Isabel Tejeda , "didáctica", para narrar una historia hecha de "avances y retrocesos". El recorrido por más de tres siglos -comienza en el XVIII- de historia cotidiana o política de la mujer en España. Que no es otra cosa, en definitiva, que la historia del ser humano, en su vertiente (o género) más práctica, eficiente y resolutiva.