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El soldado detenido proviene de una base con antecedentes de abusos en Afganistán

  • Se trata de la base Lewis McChord, en el estado de Washington
  • Soldados de esta base fueron juzgados por disparar a civiles 
  • Los asesinatos aumentan la desconfianza contra las tropas de la Isaf 

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El soldado de EE.UU. que el domingo mató a 16 civiles en la ciudad afgana de Kandahar provenía de una base militar estadounidense donde ya se ha inculpado a otros uniformados por casos de abusos contra la población.

Se trata de la Base Conjunta Lewis-McChord, en el estado de Washington, sede del Primer Cuerpo del Ejército de Tierra y de la 62ª Ala Aerotransportada del Ejército del Aire. Se trata de una de las mayores bases de Estados Unidos, que aloja a 40.000 soldados.

Según The New York Times, hace tan solo seis meses un tribunal militar juzgó al supuesto cabecilla de un grupo de soldados que fueron detenidos y acusados de matar a civiles afganos "por deporte" y colocar después armas junto a los cadáveres para hacerles pasar por talibanes. En 2011, 12 soldados cometieron suicidio en la base, según NYT, y la senadora del estado, Patty Murray, ha criticado al hospital militar por rechazar hasta 285 casos que deberían haber sido diagnosticados como estres post-traumático.

El nombre del detenido por los asesinatos del domingo no ha trascendido, aunque se sabe que es un sargento de 38 años, casado y con dos hijos.

Comportamientos muy criticados

Aunque las autoridades de EE.UU. aseguran que el crimen es un hecho aislado, lo cierto es que en los últimos meses una serie de comportamientos de las fuerzas de EE.UU. y de la ISAF (la fuerza de la OTAN en Afganistán) han levantado la críticas dentro y fuera del país asiático. Al bombardeo de civiles "por error" (el último, realizado por la coalición internacional, se saldó con varios niños muertos) se une la quema de coranes en la base de Bagram, que provocó una ola de protestas y varios muertos.

En enero se difundieron unas imágenes de marines orinando sobre los cadáveres de guerrilleros afganos abatidos, y un mes después salió a la luz una fotografía, tomada en 2010, en el que un grupo de tiradores de élite posaba con un emblema nazi. Más lejos en el tiempo, en 2010, la Cruz Roja denunció la existencia de la cárcel secreta en el interior de la base de Bagram, donde se encerra a detenidos sin juicio, incluso menores de edad.

En declaraciones a Reuters, varios habitantes de Kandahar expresan la ira creciente de la población contra los soldados extranjeros, que ha llevado a la embajada de EE.UU. a poner en alerta a su personal. "Nos hemos beneficiado poco de las tropas extranjeras, pero hemos perdido todo: nuestra dignidad y nuestro país", dice Haji Najiq, propietario de una tienda en la ciudad. "Las disculpas no nos devolverán a los muertos. Es mejor que se marchen y nos dejen solos vivir en paz", insiste.

"Los americanos dicen que se irán en 2014. Debieran irse ahora", dice por su parte Mohamed Fahim, de 19 años, estudiante universitario. "Incluso si los talibanes vuelven al poder, nuestros ancianos pueden arreglárselas con ellos. Los americanos no tienen respeto", añade.

"Lo sucedido en Kandahar dará a los talibanes la oportunidad de probar a los afganos que ellos son los luchadores por la libertad, y que los americanos son los malvados", ha afirmado Wahid Mujhda, de la organización Afghan Analysts Network, en declaraciones a Reuters.