Deniegan un permiso al preso Valentín Lasarte porque es ambivalente frente a violencia etarra
- Está condenado a 400 años, por siete asesinatos
- Ha cumplido tres cuartas partes de su pena y ha pedido perdón
- El juez considera que el permiso "es difícil de entender socialmente"
El juez de vigilancia penitenciaria de la Audiencia Nacional ha denegado el permiso ordinario de salida de prisión al exmiembro del comando Donosti de ETA Valentín Lasarte, al entender que en la actitud del interno persisten todavía "actitudes ambivalentes" respecto al uso de la violencia etarra.
Así consta en el auto dictado por el magistrado José Luis Castro en el que desestima el recurso de Lasarte -condenado a casi 400 años de prisión por siete asesinatos, entre ellos los de los políticos Gregorio Ordóñez (PP) y Fernando Múgica (PSOE)- contra la decisión de la Junta de Tratamiento de la cárcel de Nanclares de Oca (Álava) que en junio del año pasado le denegó el permiso que había pedido.
Pese a subrayar que Lasarte ha cumplido tres cuartas partes de sus condenas, que lleva tiempo desvinculado de ETA, que está cumpliendo las responsabilidades civiles desde la cárcel y ha pedido perdón a las víctimas, Castro cree que en este momento la concesión del permiso es "prematuro, desaconsejable y difícil de entender socialmente".
Y lo considera, precisa el auto, "ponderando en su conjunto las circunstancias criminológicas existentes en este caso y la carencia de datos de los que inferir una predisposición pro social nueva en el interno y un profundo cambio de actitudes".
Su desvinculación no es tan clara
Para Castro, "no resulta tan clara como pretende hacer ver el penado" que su trayectoria empiece "a dar pasos para su desvinculación de ETA", y cita que en el juicio celebrado el 28 de septiembre de 2009 contra Gracia Morcillo por alojar a los miembros del comando Donosti cuando asesinaron a Múgica, el testimonio de Lasarte "resulto tan vacío" de contenido que fue absuelta.
En esa vista, el terrorista se retractó y aseguró que al ser detenido en 1996 inculpó a la que había sido su compañera sentimental "para tapar a colaboradores que no estaban fichados".
"Esta posición dubitativa la ha puesto de manifiesto en sus declaraciones como testigo en otro juicios posteriores", sostiene el magistrado, que concluye que en la evolución de la personalidad de Lasarte se ha constatado que "aún persisten ciertas actitudes ambivalentes en relación con el uso de la violencia como instrumento para lograr objetivos de tipo político".