Las langostas engañan a sus adversarios por el tamaño de sus pinzas
- Los machos de la especie son animales que pelean por todo
- Les hacen creer que son más fuertes por el tamaño de sus pinzas
- El caparazón esconde la musculatura y evita que se pueda determinar su fuerza
El tamaño de las pinzas de la langosta australiana de agua dulce no asegura su fuerza, pero sus dimensiones ayudan muchas veces a engañar al oponente, según un estudio de científicos australianos y estadounidenses divulgado este miércoles.
"Si el contrincante les sorprende pueden perder el combate", explica Robbie Wilson, coautor de esta investigación publicada en la revista científica Biology Letters, en la emisora local ABC.
La mayoría de los machos de la especie de las langostas australianas de agua dulce (Cherax dispar) son muy agresivos y pelean por todo: las hembras, alimentos y refugios. Sus principales armas son las dos pinzas frontales capaces de matar al oponente.
Las batalla son muy intensas y pueden durar hasta una hora, pero la mayoría de ellas se evitan con un ritual en el que los contendientes se miden la fuerza mutuamente.
“La mayoría de las peleas se evitan con un ritual en el que se mide la fuerza“
Por ejemplo, en uno de los rituales, una langosta pondrá sus pinzas en el suelo mientras su rival las golpea y frota y en base a su percepción puede retroceder si se considera menos fuerte que el otro.
En su estudio, Wilson y Michael Angilletta de la Universidad de Arizona examinaron unas 70 langostas y midieron el poder de la fuerza al apretar dos piezas de metal.
El tamaño no importa
Así hallaron que el tamaño no refleja su fuerza real y que muchas langostas tenían pinzas grandes, pero su poder muscular era menor.
Las langostas con enormes pinzas "aparentan ser más fuertes, como los machos de gran calidad, pero en realidad estaban haciendo trampa porque son más débiles de lo que muestran", explicó Wilson.
Los investigadores descubrieron que el caparazón de las langostas esconde la musculatura y evita que el contendiente mida con precisión la fuerza del otro.
"Es como poner una armadura alrededor de un brazo humano. Uno no tiene idea de la fuerza del otro hasta que empieza a golpearte", dijo el zoólogo australiano.
Los científicos también observaron que ambas pinzas difieren en la fuerza y el tamaño y que la extremidad más larga puede ser más fuerte, más débil o tener igual poderío que la más pequeña, lo que añade una mayor confusión a las batallas.