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Sin sexo, la mosca de la fruta se da a la bebida

  • Un estudio de la revista 'Science' señala que es su forma de buscar consuelo
  • Los machos intentan satisfacer sus necesidades psicológicas tras el rechazo
  • La investigación podría ayudar a tratar las adicciones humanas

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Las moscas de la fruta privadas de sexo se refugian en el alcohol

La mosca de la fruta

El científico Thomas Hunt Morgan crió moscas en su laboratorio para comprender cómo estos insectos heredaban rasgos de sus padres. Gracias a la mosca Drosophila Melanogaster, la mosca de la fruta, Hunt descubrió que los genes eran básicos para entender la herencia. Gracias a la mosca aprendemos más sobre nosotros. Desde que en el año 2000 se secuenció su genoma, sabemos que tenemos muchas cosas en común con este insecto.

El macho de la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster) intenta satisfacer sus necesidades sexuales, pero en esta ocasión la hembra no está receptiva. No hay cópula. En ese momento el macho se marcha y busca comida rociada en alcohol como forma de consuelo.

Es el mecanismo adoptado por los machos de la especie para satisfacer sus necesidades psicológicas, como si obtuvieran una recompensa, según una investigación publicada en la revista Science

El hallazgo, señala Troy Zars, uno de los científicos de la Universidad de California que han realizado la investigación, puede resultar clave para entender cómo los machos buscan consuelo tras ser rechazados por las hembras y podría ayudar a tratar las adicciones humanas.

"La identificación de los mecanismos moleculares y genéticos que controlan la necesidad de recompensa en las moscas de la fruta podría influir en la comprensión de la drogadicción y el alcoholismo en los seres humanos, como demuestran algunos estudios relacionados con estos insectos y otros mamíferos", explica Zars.

Los investigadores observaron que los machos que conseguían aparearse con mayor frecuencia mostraban menos preferencia por consumir alimentos rociados con un 15% de alcohol.

Sin embargo, cuando los machos eran rechazados consumían más este tipo de alimentos y bebían mucho más que los ejemplares satisfechos sexualmente, ya que el alcohol podría satisfacer el deseo de las moscas a modo de recompensa, afirman los expertos.

Recompensas 'naturales'

Además, los investigadores han descubierto que una pequeña molécula en el cerebro de las moscas llamada neuropéptido F regula este comportamiento. Cuando su nivel cambia -en función de si está más alto o más bajo- la conducta de las moscas se modifica de la misma manera.

Por este motivo, el trabajo puede arrojar luz sobre los mecanismos cerebrales relacionados con el consumo abusivo de determinadas sustancias, ya que la mosca de la fruta es una especie empleada frecuentemente en las investigaciones médicas por su similitud genética con el ser humano.

En este caso, existe una molécula similar en el cerebro humano, neuropéptido Y, que podría explicar conductas relacionadas con el alcoholismo o la drogadicción.

Al ajustar los niveles moleculares se podrían modificar determinado tipo de conductas abusivas

Al ajustar estos niveles, aseguran los científicos, se podrían modificar estas conductas abusivas, igual que se ha observado con las moscas de la fruta.

Las moscas que se apareaba más continuamente tenían niveles moleculares más altos y recurrían menos al consumo de alcohol, todo lo contrario que los machos rechazados, que tenían menores niveles de estos transmisores y consumían más este tipo de alimentos.

Según los investigadores, el apareamiento aumenta los niveles moleculares y sacia la necesidad de 'recompensa'. Pero si no alcanzan un nivel determinado, las moscas buscan esa 'sensación de victoria' en el alcohol para desencadenar una respuesta positiva en su cerebro.