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Santorum abraza al Opus Dei frente a Kennedy

  • El candidato conservador reconoce su admiración por San Josemaría Escrivá
  • Niega la separación absoluta de religión y política defendida por el expresidente
  • El papel de las creencias en la vida pública se ha convertido en eje de campaña

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Santorum recibe la dendición del pastor Dennis Terry en un acto en Louisiana.
Santorum recibe la dendición del pastor Dennis Terry en un acto en Louisiana.

“La idea de que la iglesia no puede tener ninguna influencia o ninguna participación en el funcionamiento del Estado es absolutamente la antítesis de los objetivos y la visión que tengo para nuestro país”.

Estas palabras del candidato republicano a la Casa Blanca y ex senador por Pensilvania, Rick Santorum,  agitaron la campaña electoral hace unas semanas, sobre todo porque iban acompañadas de una crítica demoledora al difunto expresidente John Fitzgerald Kennedy, un católico como él que defendió en un conocido discurso que sus creencias católicas no dictarían sus políticas.

"Me da ganas de vomitar", replicaba Santorum más de 50 años después, con una brusquedad de la que después se retractaría.

Pero la primera vez que Santorum renegó públicamente de la "absurda" noción de que se puede dejar al catolicismo de lado de la política fue hace una década, en un lugar y una fecha señalada: Roma y la celebración del centenario del nacimiento de San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei.

Intervención en 2002

Con la guía del "beato Josemaría", en su intervención en 2002 Santorum abrazaba las ideas de "la Obra", sobre todo en lo referente al papel que las ideas católicas deben tener en la vida pública, incluida la política, según ha recogido The Washington Post.

En la intervención, el candidato -que va segundo en la carrera por conseguir la nominación republicana- señalaba que durante los debates que mantenía en el Senado de EE.UU. sobre aborto, escuchaba a Escrivá decirle: "No es cierto que hay una oposición entre ser un buen católico y servir a la sociedad civil justamente".

"Sin un sistema de creencias compartidas que es mantenido y aplicado una  cultura se desintegra en el caos moral", defendió en aquella ocasión.

Es más, citando al propio Escrivá se preguntaba en boz alta: "Si vas directo a tu meta con la cabeza y el corazón intoxicado por Dios,  ¿por qué preocuparse?".

El Opus Dei ha confirmado que Santorum no es un miembro de la Obra, aunque su relación con la organización en los últimos años evidencia su sintonía ideológica.

Brian Finnerty, portavoz en EE.UU. del Opus Dei, ha subrayado que el grupo anima a la "coherencia" entre los principios religiosos y los políticos, especialmente en el caso de los políticos católicos.

"Cualquier persona que vota o participa en la vida pública debería basar sus acciones en este principio fundamental", ha añadido.

Relaciones con el Opus

Santorum ha asistido durante años a una iglesia con un prominente número de seguidores de la Obra y ha enviado a dos de sus hijos a una escuela tutelada por miembros del Opus Dei.

Además, cuenta entre los amigos de su familia al reverendo John McCloskey, con el que asistió al evento de Roma y que es un sacerdote del opus Dei mentor de muchos conocidos políticos conservadores de Washington.

McClosley ha llevado a Santorum a un retiro espiritual con su grupo y ha bautizado a uno de sus hijos.

"Se sentía atraído por Escrivá y el espíritu del Opus Dei, la idea de dejar a los católicos que le den a Jesucristo una presencia en su lugar de trabajo", ha señalado al rotativo estadounidense monseñor William Stetson, un sacerdote en la organización que conoció a Santorum tras dejar el Senado en 2007.

Curiosamente, la versión más radical del catolicismo que ha abrazado Santorum influenciado en mayor o menor medida por el Opus Dei poco tiene que ver con la que conoció en su infancia, durante los años 70.

Por aquel entonces, con los rituales de la Iglesia en relajación bajo la influencia del Concilio Vaticano II, Santorum estuvo bajo la influencia de un sacerdote franciscano que hablaba del Catolicismo en términos de escala de grises moral, en un intento de adaptarse a un mundo cambiante.

Infancia con una religiosidad más abierta

El padre Alex Mullaugh, asignado a la capilla de Saint Paul, en ciudad de clase obrera de Butler (Pensilvania), se convirtió en un amigo cercano del exsenador en su adolescencia y tanto él como sus compañeros,  otros sacerdotes obreros que se vestían en ocasiones en vaqueros y se dejaban el pelo largo, tuvieron su papel en la formación del joven Santorum.

"Recuerdo decir que había zonas de grises, que hay más letras en el alfabeto que A y Z y que necesitamos usarlas", recordaba en declaraciones al Post. Mullaugh dejó el sacerdocio en 1975 y ahora es un vendedor de productos informáticos jubilado.

Pero en 2002 el escándalo sobre los abusos sexuales de los sacerdotes en la Iglesia católica incluyó a uno de esos jóvenes sacerdotes de los 70, acusado de abusar de tres niños, incluyendo un compañero de clase de Santorum.

No está claro si el exsenador sabía de estos hechos cuando pronunció su discurso en el centenario del fundador de la Obra, expresando su "profunda empatía" con las víctimas y achacando los abusos al relativismo moral.

"Los sacerdotes, como todos nosotros, están influenciados por la cultura. Cuando la cultura está enferma, cada elemento de ella se infecta", defendía.

Ahora, los hijos de Santorum, con edades similares a la que tenía su padre cuando escuchaba versiones más relativistas del catolicismo, acuden a la escuela the Heeights, dirigida por Álvaro de Vicente, un numerario de la Obra.

El pasado viernes, cuando viajó a Illinois, el estado donde esta noche se juega su futuro en la carrera republicana en su particular competición con Mitt Romney, tuvo media hora para encontrarse con McCloskey, su amigo y sacerdote del Opus Dei.