La informática 'de autor' como filosofía de vida
- Diego y David dejaron trabajos con contratos estables para formar la empresa
- Entre otros trabajos, han hecho la página kproxy, para evitar censuras en internet
- Si tú también eres un emprendedor, cuéntanos tu historia
Diego y David compartían el mismo descontento en sus respectivos trabajos. Su historia podría haber continuado en las empresas que les ofrecían un contrato estable, en las que, sin embargo, nada tenía que ver con lo que ellos querían hacer.
Se conocieron porque sus novias son amigas y desde entonces todo cambió. Ahora hace un año que han creado su propia empresa, Sumalab, dedicada a la tecnología y la innovación, en la que, como el propio Diego explica, hacen desarrollos informáticos que reciben "todo el mimo".
Cada proyecto requiere un diálogo continuado con los usuarios de los programas. Entre los trabajos que han hecho, señala Diego, está la página de un proxy (Kproxy) que han creado para poder "saltarse censuras" en la navegación en internet, como las que existen en China.
Diego llevaba tres años en la anterior empresa dedicada a las artes gráficas y David más de ocho en una compañía tecnológica. Ahora se reparten el trabajo: David es "más bien el programador" y Diego "el diseñador" de los trabajos de Sumalab.
Sabían que "podían funcionar"
Los dos sabían antes de crear la empresa que por su cuenta podían "funcionar" porque habían hecho desarrollos web al margen de sus trabajos. Eso les dio más confianza "para dar el paso".
El 15 de marzo de 2011 empezaron su actividad como empresarios. Utilizaron como forma jurídica la de sociedad limitada nueva empresa, que facilita los trámites para que el negocio se pueda poner en marcha en tres días. De la contabilidad se encarga una gestoría.
A la hora de fundar la empresa no consiguieron ninguna subvención, aunque Diego sí pudo lograr una deducción fiscal por ser autónomo menor de treinta años. Hasta ahora solo han contratado a otros informáticos que trabajan por su cuenta para realizar determinados proyectos, pero no han necesitado una estructura empresarial para seguir adelante.
Trabajan "cada uno con su ordenador, en su casa", aunque han inscrito como sede social la casa de Diego y a veces se reúnen allí. Utilizan en su mayor parte programas informáticos sin licencia, el conocido como software libre que permite a los usuarios ejecutar, copiar, distribuir y modificar un programa y distribuirlo de forma gratuita.
El tiempo, su mejor inversión
La actividad de Sumalab no se ha visto favorecida ni perjudicada por la crisis, asegura Diego, porque desarrollan "pocos proyectos, no se mueven por volumen".
Estos jóvenes empresarios obtienen beneficios a través de la publicidad que insertan en páginas como Kproxy. "Cuanto más volumen de usuarios tengas y más visitas registre tu página, más infraestructura necesitas" y por eso tienen servidores, es decir, ordenadores que proveen servicios a otras computadores denominadas clientes, en otros países como Alemania y EE.UU., explica Diego. El único gasto que hacen ellos es el tiempo invertido en cada proyecto.
Otro tipo de trabajo de Sumalab es el software de impresión que han creado para los museos. Los frutos de este trabajo ya se pueden ver en las tiendas de algunos museos, como el del Prado, que ofrecen la posibilidad de imprimir los lienzos, a través del programa informático que ellos han desarrollado.
Sus proyectos no se quedan ahí, porque ahora están intentando introducirse en la industria del entretenimiento con el desarrollo de juegos, un entorno que habían cogido "con ganas", aunque hoy en día son las páginas web las que centran la mayor parte de su trabajo.
De momento no quieren que su empresa crezca mucho, con nuevos trabajadores. Están abiertos a que aumente la plantilla "hasta cierto límite", aunque en los últimos meses con la mayor carga de trabajo se lo han planteado.
El primer año de vida de Sumalab ha sido "duro, pero gratificante". El boca a boca ha sido hasta ahora su mejor forma de publicidad, que, reconoce Diego, "está en pañales", pero se ha suplido con una buena agenda de contactos, fruto de su anterior experiencia.