La Fiscalía concluye que el ciberacosador amenazó a 67 jóvenes y pide 308 años de cárcel
- Acosó a más de 200 adolescentes, pero solo han podido demostrar 67
- El psiquiatra que estudió al acusado concluyó que era adicto al sexo virtual
- El juicio ha quedado visto para sentecia
La Fiscalía ha bajado de 359 a 308 años de cárcel su petición de pena para Jorge M.C., acusado inicialmente de ciberacosar a 81 víctimas, al reducir a 67 el número de jóvenes, que sufrieron sus amenazas y coacciones, muchas de ellas menores de edad.
El fiscal de la Audiencia Provincial de Madrid Alfonso San Román ha estimado que durante las tres semanas de juicio ha quedado probado que el acusado, de 27 años y natural de Chipiona (Cádiz), acosó a catorce chicas menos de las que figuraban en su escrito provisional porque algunas no han querido seguir adelante con el asunto y, según él, no se las "puede meter en el proceso en contra de su voluntad".
San Román ha atribuido a Jorge un total de 64 delitos de descubrimiento y revelación de secretos, cinco de elaboración de pornografía infantil, cuatro de pornografía infantil, tres de distribución de pornografía infantil, cinco contra la integridad moral, dos de amenazas graves, diez faltas de injurias y cuatro faltas de amenazas.
Según el fiscal, el cometido del acusado era "conseguir un tipo de imágenes" y para ello amenazó, intimidó y humilló "de forma sistemática y eficaz" a las víctimas, incluso habiendo conseguido ya lo que quería.
El representante del Ministerio Público ha calificado de "desmesurada" la actividad delictiva del acusado, ya que las víctimas fueron más de doscientas, aunque solo se han podido comprobar unas setenta, y ha recordado que cuando se registró su casa, él salió de la cocina diciendo: "la persona que estáis buscando soy yo", al tiempo que facilitaba la contraseña de su ordenador.
“La persona que estáis buscando soy yo“
"No hay adolescentes mandándose fotografías e imágenes voluntariamente, sino un adulto acosándoles", ha destacado San Román para rebatir así la opinión dada por el psiquiatra que estudió al acusado y que concluía que era adicto al "sexting" o sexo virtual.
Destrozos graves entre las víctimas
El acusado arrebató a las adolescentes "los diarios de sus vidas", donde guardan "sus pequeñas cosas" y ellas "lucharon" por recuperar sus cuentas, conversaciones y fotos, aunque la mayoría no lo consiguieron, ha subrayado el fiscal.
Las víctimas "han estado genial" en sus declaraciones, ya que han testificado con "fuerza, contundencia, nobleza, claridad y absoluta sinceridad" sobre aquello que las avergonzaba o las perjudicaba, ha indicado San Román, teniendo en cuenta que, por ejemplo, a una menor "la reventó" por todo lo que la obligó a hacer.
El acusado ha conseguido causar "destrozos graves" entre las víctimas, ha explicado el fiscal, quien ha precisado que se produjo "una lucha desigual" entre un adulto con conocimientos de informática, que "desplegó una crueldad excesiva", y adolescentes que pensaban que se estaban relacionando con iguales por Internet.
La abogada de la acusación particular, que representa a tres víctimas, entre ellas una madrileña cuya denuncia originó la investigación, Carmen Carcelén, ha acusado al procesado de los delitos de descubrimiento y revelación de secretos, de amenazas graves y, en un caso, de corrupción de menores.
Carcelén ha manifestado que por el hecho de colgar fotografías en las redes sociales ninguna de las víctimas se estaba "ofreciendo" como "un reclamo" y ha estimado que algunos sitios de Internet como votamicuerpo o netlog son "un campo de cultivo para encontrar víctimas vulnerables y propensas a caer en este tipo de coacciones y amenazas".
El letrado de la defensa, Juan Carlos Higuera, ha solicitado la libre absolución del acusado y ha opinado que en esta causa sobre cuestiones virtuales, de informática y de cibersexo, las "consecuencias gravísimas" para las "pretendidas" víctimas y la "crueldad" del procesado "brillan por su ausencia".
Higuera ha apuntado que en los vídeos de las jóvenes aportados durante el juicio ha visto "exhibicionismo, voluntariedad, juego y 'sexting'", a la vez que ha criticado las "irregularidades" y la "ligereza" de la Administración de Justicia durante la investigación.
El acusado ha declinado hacer uso del turno de última palabra en el juicio, que ha quedado visto para sentencia.