Primera derrota en 30 años en Andalucía del PSOE, que logra la victoria moral
- Se queda en 47 escaños y unos 43.000 votos menos que el PP
- Un pacto con IU les haría mantener su último bastión socialista
- En 1996, los socialistas se quedaron en 45 y gobernaron en minoría
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El PSOE ha perdido por primera vez en 30 años unas elecciones en Andalucía, al obtener 47 escaños frente a los 50 del PP, aunque para los socialistas el resultado es una victoria moral porque una alianza con IU -12 escaños- les permitiría mantener su bastión y gobernar, lo que hacen ya en el País Vasco, precisamente con el apoyo del PP.
Los socialistas han perdido nueve escaños con respecto a las elecciones autonómicas de 2008 y alrededor de 665.000 votos. No obstante, las urnas de este 25M solo han arrojado un puñado de votos más para los 'populares, alrededor de 43.000, y sólo un 1,1 puntos de ventaja (40,66% de votos frente al 39,52%).
El PSOE también perdió en las dos anteriores citas con las urnas, en las municipales de mayo de 2011 y en las pasadas generales del 20 de noviembre. Pero, con respecto al 20N, los socialistas se han dejado unos 72.000 votos, mientras que el PP unos 420.000, aunque la participación fue ocho puntos superior.
Esta derrota, que en el PSOE sabe a victoria -que sí ha logrado en Asturias-, no es siquiera la más abultada en número de escaños para los socialistas, ya que en 1994 se quedó en 45 diputados de los 109 que componen el Parlamento de Andalucía, donde la mayoría absoluta está fijada en 55. Esa legislatura gobernó en minoría.
En las ocho elecciones autonómicas anteriores, el PSOE había ganado en número de votos en todas, pero no logró mayoría absoluta en tres ocasiones: en las citadas de 1994, que gobernó en minoría y convocó elecciones anticipadas en 1996; en esos comicios de 1996 y en los siguientes de 2000, los socialistas obtuvieron 52 escaños y recurrieron al Partido Andalucista para gobernar en coalición. En 2012, el PA no ha obtenido representación, mientras IU ha duplicado los escaños tras recoger a los desencantados del PSOE .
El PSOE sólo ha ganado estas autonómicas andaluzas en la provincia de Sevilla, como ya hizo el 20N -entonces sólo ganó en Sevilla y en Barcelona-. En esta provincia ha logrado 9 escaños, frente a los 7 del PP, con más de ocho puntos de ventaja.
La pérdida de Castilla-La Mancha y Extremadura
Los socialistas ya perdieron en las elecciones autonómicas y municipales del 22 de mayo de 2011 sus otros dos bastiones históricos: Castilla-La Mancha y Extremadura.
En tierras manchegas, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, logró una histórica mayoría absoluta que la convirtió en la primera presidenta del PP de la región; mientras que en Extremadura, el PP ganó con mayoría simple y la abstención de IU permitió al popular José Antonio Monago ser investido presidente, un escenario que no se prevé que pueda reproducirse en Andalucía.
Con la suma de esas dos comunidades, los 'populares' prácticamente habían teñido todo el mapa de azul, salvo Andalucía, el País Vasco y Canarias, donde gobierna Coalición Canaria con el apoyo del PSOE.
Al PSOE le han pasado factura en las urnas asuntos como el escándalo de los ERE, como ya prevía el propio candidato socialista, José Antonio Griñán, pero el voto ha recalado en gran parte en IU y permitiría al líder del PSOE andaluz pactar y seguir de presidente. Mantenerse al frente de la Junta, permitiría a Griñán consolidar su liderazgo en el PSOE andaluz, tras las divisiones internas vividas en torno al Congreso Federal, en el que apoyó a Carme Chacón, aunque nunca explícita ni oficialmente.
Además, la decisión de Girñán de no convocar las elecciones junto a las generales -se habían celebrado juntas en las tres últimas convocatorias- y librarse así de la debacle socialista del 20N, le ha hecho salvar los muebles.
Desde Ferraz, donde Alfredo Pérez Rubalcaba ha vivido sus primeras elecciones como secretario general, la lectura que se hace de los resultados andaluces y asturianos es que representan una "primera fractura" del Gobierno de Mariano Rajoy por haber supuesto su primer "fracaso electoral" con apenas cien días gobernando y lo achacan a sus políticas de recorte y a la reforma laboral.