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El Titanic: el mito sobrevive

  • ¿Por qué interesa tanto el Titanic? Una tragedia siempre despierta curiosidad
  • Se quiere saber qué pasó y porqué en un barco que se presentó como indestructible

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A cien años del naufragio del Titanic y continúan las leyendas y su fanáticos

El Titanic ya interesó mucho en su época: la publicidad que llevó a cabo la compañía, llamada White Star Line (Línea Estrella Blanca) hablaba de lujo y comodidades, en una situación tan extraordinaria como cruzar el Atlántico, cuando los viajes eran solo posibles para los ricos… o una salida hacia adelante para los emigrantes.

El proyecto del Titanic nace en una conversación en la actual sede de la embajada española en Londres. La compañía naviera quiere ganar más dinero, pero también sorprender, dejar con la boca abierta a la competencia, hacer aquello por lo que muchos darían la vida: crear algo nuevo, inédito…

El Titanic es desde su concepción una de las maravillas del mundo. De un mundo que vive aún pocos estímulos sociales

O sea que el Titanic es ya desde su concepción una de las maravillas del mundo. De un mundo, recién estrenado el siglo, que vive aún pocos estímulos sociales. Nada que ver con quienes hoy en día podemos acceder a miles de datos sobre un acontecimiento por remoto que sea.

El aura de lo extraordinario: el mito se creó para perdurar

Olympic es el nombre de la clase de barcos que la White Star Line inauguró con los Olympic, Titanic y Britannic. Sólo el primero se libró del naufragio.

El Titanic no fue el más grande ni el único con cuatro chimeneas - todos los Olympic tenían cuatro. Pero una era ‘de adorno’, solo una salida de ventilación. Pero así el buque se volvía más imponente.

Se construyó con la tecnología más avanzada del momento: como novedades, el sistema de pescantes de los botes salvavidas, las nuevas hélices de tres palas de bronce, los motores, el sistema de telegrafía, el equipamiento interior, el lujo.

Acomodaba a 2.227 personas, distribuidas en tres clases y zonas para tripulación. El espacio, inversamente proporcional al número de pasajeros en cada clase.

Ofrecía camarotes de auténtico lujo, decorados con lo más nuevo del mercado: muebles y telas que llenaban para estancias Imperio o Luis XV... En los comedores, vajilla de porcelana y cristal. Además, gimnasio, pista de squash, piscina interior, cubierta acristalada e incluso ascensores interiores, algo inédito en la época… Se ha calculado el coste total de construcción del buque en unos 8,5 millones de euros.

Un billete en primera clase costaba el equivalente a 4.900 euros actuales. Es de mal gusto indicar que el precio era sólo de ida...

Los pasajeros, de los poderosos a los supervivientes

Si el Titanic vuelve curiosos a muchos, más allá de la gran tragedia, es también por ser el escaparate de grandes fortunas. No de los estrictamente ricos, sinó de los extremadamente poderosos.

Los que llenaban los camarotes de lujo podrían haber figurado en la lista Forbes actual. A todos nos suenan apellidos como Astor o Guggenheim...

¿Existe algún otro ‘hotel de lujo’ que conozcamos tantos y tan al detalle? Su barco hermano, el Olympic, navegó hasta 1935 y gran parte de lo que aparece en las habituales exposiciones –¡ y con entradas carísimas!- sobre el Titanic, pertenece a ese barco.

Los nombres conocidos en la época por sus fortunas y posesiones también llenaron las listas de fallecidos en el naufragio. Pero menos, porque también viajaban muchísimas más personas en segunda y tercera clase.

Los que sobrevivieron al naufragio fueron entrevistados en los periódicos de la época. Y durante casi cien años más: hay multitud de conversaciones, reportajes, noticias... Primero en prensa escrita, en radio, televisión y luego en Internet, a quienes pisaron, o menor dicho, subieron a Titanic. Puesto que algunos de ellos eran tan solo bebés en 1912.

Y esta persecución, como si de héroes se tratara, se sucedió hasta la muerte de Millvina Dean, la pasajera que más ha sobrevivido a todos los del Titanic. Murió en mayo de 2009.

Cuando subió abordo tenía dos meses y medio, y se integró hasta sus útimos días en entidades como la Sociedad Británica del Titanic que tanto hacen por mantener viva la memoria del barco.

Internet ha venido a facilitar el mito del Titanic, a popularirzalo aún más, como todo lo que toca. Casi desde su aparición surgieron páginas dedicadas por personas de todo el mundo. La última novedad: una web especializada en la búsqueda de antepasados ofrece datos sobre los pasajeros, para que quien tenga dudas compruebe si tenían entre ellos a familiares.

Pero la propia creación del mito es quien también obliga al capitán Smith a acelerar para llegar antes de lo anunciado a tocar costa americana: lo atestiguaron unos pasajeros que oyeron la conversación. Fue requerido para que acelerara, para que atracara en su puerto de destino, Nueva York, antes de la hora prevista, para sorprender aún más.

Del puerto donde zarpó en 1912 van a surgir la próximas historias, las más desconocidas por tratarse de trabajadores y no de apellidos de grandes fortunas: Southampton, puerto pesquero, proporcinó 714 trabajadores al Titanic de los casi 900 que llevaba. Este año está previsto que se publiquen sus historias.

La ciudad homenajea año tras año a sus conciudadanos fallecidos en la tragedia de la noche del 14 al 15 de abril, pero no es desgraciadamente la mayor mortaldad que se ha registrado en el mar: en 1945 en el Wilhelm Gustloff, un trasatlántico alemán, murieron unas 8.800 personas.

La constante revelación de nuevos datos y el desmoronamiento de falsas creencias convierten también al Titanic en un mito noticiable casi cada día.

Lo más popular es que el Titanic llevaba pocos botes salvavidas. Los constructores pensaron en incluir el doble, pero no lo hicieron por estética -como en el caso de la cuarta chimenea que sí se instaló. Tantos botes robaban espacio en cubierta.

Aún así, el Titanic inició la travesía con el número de botes que marcaba la normativa en 1912, porque se calcularon según el tonelaje. Quedaban sin espacio en los salvavidas 1.022 personas

También es falso que el Titanic fuera el primero en usar el SOS como llamada de emergencia. Su uso se decidió en 1906 en el acuerdo de Comunicación Inalámbrica en el Mar en Berlín en 1906. Se empezó a usar en 1908.

El porqué del hundimiento: las teorías cambian cada tanto

Las culpa del hundimiento no se puede atribuir a una sola causa. El choque con el iceberg fue el desencadenante de un montón de teorías que cambian cada tanto.

Mucho se ha hablado de las maniobras que en ese momento realizaró la tripulación al mando. Pero tampoco éstas serían suficientes para hundirlo...

Años después aparecieron las teorías la aleación del acero del barco. Los estudios minuciosos en laboratorios creados muchos años después de la tragedia certificaron una mezcla de metales nada idónea para soportar el golpe y también.

Otro capítulo fueron los remaches: colocados a mano en muchos casos, no ofrecían suficiente fuerza. Y así, llegamos a los mamparos, los muros que separan grandes espacios de los barcos para evitar que pase el agua a todo el barco en caso de inundación.

Se ha acusado a quien se ocupó de cerrarlas de empeorar la situación. Pero no: según los expertos, haber cerrado los mamparos proporcionó más minutos a los que intentaban salvarse.

Lo que sí anima a muchos a creer que finalmente han encontrado la razón final del desastre es que los mamparos no llegaban al techo, sinó sólo hasta una cierta altura, y que el agua los sobrepasó.

En realidad, si observamos cómo permanece roto sobre el fondo del mar, vemos que se partió por su propio peso, y el del agua en compartimentos completamente inundados sólo en una zona de la nave no habría ayudado a mantenerlo a flote.

Y ahí terminamos: en el lecho marino. para sorpresa de muchos, alguién ¡lo encontró!

La localización... y la mentira que reafirmó el mito

Si hay algo que engrandece el mito es su desaparición. Y esta lo era en toda regla: no se conocían apenas las coordenadas donde se encontraba el barco. Las teorías indicaban distintas posiciones, según las indicaciones de los supervivientes o las suposiciones del movimiento de los restos en el fondo del océano.

Pensemos que no es un barco más: se convierte en una tumba por la muerte in situ de miles de personas. Y además, lleno de joyas, documentos, tesoros, historias, sueños…

Pero veamos qué otra novedad viene a reafirmar su personalidad: el equipo que en 1985 lo encontró no lo "buscaba". Estaba allí por otra razón. ¿Quién estaba detrás? Parece de película, nunca mejor dicho: los Estados Unidos buscaban unos submarinos nucleares perdido durante la guerra fría y la excusa de buscar al Titanic era la mejor para merodear por la zona sin levantar sospechas.

De ahí, sus nuevas imágenes. Por fin, aunque maltrecho, asoma un día sí y otra también durante semanas en televisión. Y empieza una nueva era en la que con más fervor y muchos más medios, se invita a miles de nuevos aficionados a seguir la estela del barco que jamás terminó su primer viaje.