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Informe Semanal recuerda la guerra de Bosnia en el 20 aniversario de su comienzo oficial

  • Especialmente cruel con la población civil, arrojó un saldo de 100.000 muertos
  • Las atrocidades cometidas han dejado huellas todavía imposibles de borrar
  • El programa charla con Carrillo en el 35 aniversario de la legalización del PCE
  • Los secretos del Canto Gregoriano y el adiós de Mingote completan la entrega

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Una rosa marchita en el memorial que recuerda a las dos primeras víctimas de la guerra de Bosnia
Una rosa marchita en el memorial que recuerda a las dos primeras víctimas de la guerra de Bosnia

Informe Semanal nos lleva este sábado hasta los Balcanes, 20 años después del comienzo oficial de la guerra de Bosnia, una de las más cruentas de la última década del siglo XX. Una excepcional incursión en el Monasterio de Silos para aproximarnos a los secretos del Canto Gregoriano, una entrevista en profundidad con Santiago Carrillo, en el 35 aniversario de la legalización del PCE, y el 'adiós' de Antonio Mingote completan el programa.

20 años de Bosnia

Bosnia conmemora estos días sus 20 años de independencia sin haber podido cerrar las heridas de una cruenta guerra que costó más de 100.000 muertos y dos millones de desplazados. Las luchas étnicas y políticas entre serbios, musulmanes y croatas, que incendiaron los Balcanes a principios de los años 90, tras la desmembración de Yugoslavia, siguen hoy presentes en la mayoría de los seis nuevos estados surgidos de aquel terrible conflicto.

Informe Semanal vuelve la mirada sobre aquella tragedia que en mitad de la desarrollada Europa y finalizando el siglo XX volvió a dar su triste significado a términos que ya se creían superados como limpieza étnica, francotiradores, campos de concentración, refugiados o asedio.

Sarajevo vivió un cerco medieval que duraría tres años, el más largo de la era moderna. Huir de aquel infierno se convirtió en la obsesión de medio millón de personas, pero la única forma de hacerlo era atravesando las líneas enemigas en plena noche.

La población civil fue la verdadera víctima de esta guerra que dejó episodios tan negros como el de Srebrenica, un genocidio en el que fueron asesinados ocho mil ciudadanos bosnios. Un mes después, la OTAN decidía intervenir.

Firmados los acuerdos de Dayton, las tropas internacionales, incluidas las españolas, han contribuido a mantener la paz, pero tanto horror, tantas atrocidades cometidas, son imposibles de borrar.

Compositores de Dios

Mil años más tarde de que, en un afán de unificar las diferentes liturgias, el Papado de Roma impusiera un modo común de cantar rezando, el Canto Gregoriano sigue interesando, más allá de fe y creencias. Hoy es una recreación autónoma apartada de lo que fue su principal finalidad: poner música a textos sagrados escritos en latín.

Con pocos altibajos y matices, cantado “a capella” , el Gregoriano fue conocido como “canto llano”, una denominación que no hace justicia a sus complejas composiciones, con medidas muy precisas, capaces de expresar todos los sentimientos.

El gregoriano, pese a la autoría que se le atribuye al Papa Gregorio I, no es obra de un solo autor, sino de muchos anónimos. Casi siempre, monjes que en la soledad de los cenobios compusieron joyas musicales cuyo valor sigue intacto desde el siglo VII. Estos “compositores de Dios” vivieron en Francia, en Italia, en España… en monasterios como Silos, donde se canta, con la misma técnica y rigor de antaño, el mejor gregoriano.

En los años 90 vendieron miles de discos y lo mismo ha sucedido en otros países con las grabaciones de estos coros capaces de conectar con quienes buscan, desde la fe o desde el laicismo, paz, serenidad, armonía y otras tantas sensaciones difíciles de encontrar en el mundo en que vivimos.

Hemos querido saber qué tiene de especial el Gregoriano y qué le ha convertido en una música inmortal. De manera excepcional, las puertas de Silos se han abierto a un equipo del programa. Y allí, abrazados por la piedra de uno de los claustros románicos más bellos de Europa, y entre el silencio y la cercanía de una treintena de monjes, hemos escuchado la oración cantada en la que muchos encuentran paz y fortaleza.

Y en Cuenca, sede de la Semana de Música Religiosa, hemos asistido a la vitalidad del “canto llano”: 70 niños y 50 adultos se han puesto en manos de dos de los grandes expertos de Gregoriano, el español Juan Carlos Asensio y el francés Charles Barbier, para aprender las reglas esenciales de esta música sanadora y revitalizadora.

Una mirada a la izquierda

Un Sábado Santo de hace 35 años el gobierno de Adolfo Suárez daba un paso trascendental para que nuestro país pudiera avanzar hacia la democracia. El Partido Comunista de España era legalizado después de estar cuarenta años proscrito en nuestro país.

Legalización del PCE

No fue una decisión fácil. En aquellos tiempos, los herederos de la dictadura franquista seguían considerando a los comunistas como verdaderos enemigos. Fue uno de los momentos claves de nuestra Transición, posible tanto por la audacia de Suárez como por la de Santiago Carrillo, que de forma prudente supo conducir a la izquierda comunista por un camino de realismo que permitió superar los momentos más críticos.

Hoy a sus 97 años, Santiago Carrillo, el último superviviente de la izquierda histórica, habla para Informe Semanal. Con una lucidez y memoria envidiables, Carrillo repasa algunos de los momentos claves de nuestra vida política reciente y analiza un futuro que ve adverso para los anhelos tradicionales de la izquierda.

Su mirada es la de un testigo de la historia del siglo XX que ha vivido revoluciones, guerras, sueños y frustraciones. Un político cuya figura no ha estado exenta de polémica pero al que hoy todos respetan. Una voz con la que se puede discrepar, pero que hay que escuchar.

Mingote, una vida llena de humor

En el Parque del Retiro, uno de sus lugares favoritos, los madrileños daban este martes su último adiós a Antonio Mingote, un hombre trabajador, sencillo, escritor y académico de la lengua, pero sobre todo un hombre que hizo del dibujo y el humor su vida.

Tras pasar por La Codorniz, estuvo vinculado al diario ABC durante seis décadas, sólo en los últimos días, antes de fallecer a los 93 años, sus lápices dejaron de reflejar con ironía, pero siempre desde el respeto y la inteligencia, la evolución a una sociedad española con sus luces y sus sombras.

Con Mingote resurgió el humor gráfico en los periódicos españoles después de la guerra. Pocos humoristas han conseguido como él hacer de su visión de la actualidad portadas del periódico o verdaderos editoriales resumidos en unos pocos trazos.

Nacido en Sitges, hijo de aragoneses, hizo de Madrid su ciudad. Recibió todo tipo de premios y menciones, el Rey le distinguió como Marqués de Daroca, el pueblo de su familia, pero su mayor éxito fue tener el reconocimiento de sus compañeros y la sonrisa de los lectores.

En alguna entrevista llegó a decir que tenía pensado su epitafio: perdonadme, no lo volveré a hacer. Hasta en la muerte pensó con humor.