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Argentina calma con chocolate su apetito por YPF

  • La presidenta argentina frena por el momento la nacionalización
  • La cercanía de la Cumbre de las Américas y divisiones internas, claves
  • La ofensiva contra YPF se enmarca en la retórica patriótica de su mandato
  • Argentina tira de proteccionismo ante sus crecientes problemas económicos

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Cristina Fernández mantiene su silencio sobre YPF

Con una enorme sonrisa y acompañada de los aplausos de sus seguidores,  la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, sorprendió a propios y extraños este jueves en la Casa Rosada al cambiar de 'pecado inconfesable' a última hora: de la nacionalización de una empresa en manos extranjeras al más modesto placer de comer unos chocolates.

"No pienso compartir estos chocolates con vosotros", bromeaba la presidenta argentina, que de esta forma tan gráfica anunciaba que Milka, "el chocolate de la vaquita violeta" volvía a producir en Argentina.

Las otras dos medidas que comunicó fueron una reducción del 15 al 5 % de los derechos de exportación de los productos cárnicos termoprocesados y la amenaza de aplicar la ley de abastecimiento a productores de yerba. O, lo que es lo mismo, de su boca no salieron las palabras YPF, Repsol, hidrocarburos o España.

Las informaciones de la prensa argentina apuntaban desde el principio a lo contrario. El influyente diario Clarín adelantaba en su página web horas antes de la comparecencia de la presidenta que su Gobierno había enviado al parlamento un proyecto de ley que establecía la expropiación del 50,01% de las acciones de la compañía.

El texto, según el diario, declaraba "de utilidad pública y sujeto a expropiación" la mayoría de las acciones clase D de YPF, en manos del grupo argentino Petersen (25,46%) y de Repsol, que posee el 57,43%.

La noticia, que fue recibida con mutismo por el Gobierno argentino, solo sería desmentida horas después por la omisión de Kirchner y las palabras de uno de los gobernadores de las provincias con hidroarburos que se reunieron con ella tras la intervención.

"Todo está en análisis, no hay ningún proyecto de ley para nacionalizar YPF",aseguraba el gobernador de la provincia de Jujuy, Eduardo Fellner, que actuaba como portavoz de la reunión.

Tres causas

De esta manera, el proyecto de nacionalización quedaba en suspenso por el momento, debido fundamentalmente a tres causas.

La primera era el rechazo de los gobernadores, que se convirtieron en vanguardia de la ofensiva contra YPF, debido a que el proyecto de ley recortaba sus derechos de explotación en favor del Gobierno central.

La segunda era el mal momento diplomático para iniciar una disputa con España, tal y como había advertido el ministro de Industria, José Manuel Soria, en medio de tensiones con Estados Unidos, conflictos comerciales con países vecinos y el renovado clima prebélico en las Malvinas.

De hecho, según han informado los medios argentinos, la presidenta argentina recibió una llamada del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y de la Casa Blanca para pedirle una entrevista bilateral con la presidenta argentina el mismo viernes en la Cumbre de las Américas.

Este encuentro sería la tercera razón para congelar por el momento el proyecto, ya que allí Kirchner coincidirá con el presidente mexicano, Felipe Calderón, cuya petrolera estatal Pemex es socio estratégic de Repsol.

"La estatalización de YPF no está muerta. Se postergó la discursión hasta después de que Cristina vuelva de Cartagena de Indias la semana próxima o la otra", aseguraba una fuente oficial anónima al periódico La Nación.

Un cerco interesado

La evolución de los acontecimientos así lo apunta. El cerco sobre YPF se ha ido cerrando poco a poco desde que la presidenta argentina empezó su segundo mandato tras una arrolladora reelección el pasado mes de octubre.

Las primeras informaciones sobre la posible nacionalización de la compañía partieron de un periódico gubernamental el pasado mes de enero. Luego le siguió la prohibición de la agencia tributaria argentina de importar o exportar petróleo a la compañía. Finalmente, los gobernadores provinciales lanzaron la ofensiva definitiva al cancelar las concesiones con YPF descontentos con su gestión.

La intención última, según fuentes de la industria citadas por The Wall Street Journal,  es conseguir que siga bajando la cotización de YPF,  que ha perdido la mitad de su capitalización bursátil en un año, para que el Gobierno tenga que pagar menos a la hora de nacionalizarla.

El Gobierno argentino culpa a la compañía de la caída de la producción -un 32% desde su pico en 1998- mientras que la empresa le responde culpando al Gobierno, ya que reciben solo 42 dólares por barril para exportación y 70 dólares en el mercado nacional, cuando en el mercado mundial el precio ronda los 120 dólares.

Lo cierto es que aunque la compañía ha asegurado que su inversión ha aumentado en 3.000 millones de dólares en 2011 frente a 2010 (un 55% más) este ritmo no puede compensar el incremento del consumo de energía desde el comienzo del 'kirchnerismo' en 2003: mientras el consumo de petróleo y gas han aumentado un 38% y un 25% respectivamente, la producción ha caído un 12% y un 2,3%, según datos de Barclays Capital.

La parte paradójica de la polémica es que Argentina no está ni mucho menos falta de recursos. Según los datos de la Administración de Energía Norteamericana, cuenta con unas reservas potenciales de gas pizarra

"En estos años no han excavado ni un pozo nuevo", se quejaba Martin   Buzzi, gobernador kichnerista de la provincia de Chubut, tras quitarle  la  concesión.

Problemas domésticos

La presidenta argentina, y antes su marido, ha cimentado su apoyo social  en un crecimiento económico a prueba de la crisis financiera provocado  por una afortunada combinación del aumento del precio de las  exportaciones agrícolas y ganaderas -donde es líder mundial-, el boom de  su país vecino, Brasil, y la propia política agresiva de estímulos  fiscales del ejecutivo a través de múltiples subsidios y ayudas.

Sin embargo, las condiciones económicas han cambiado de dirección y  Argentina empieza a tener un problema serio en su déficit por cuenta  corriente, lo que ha motivado una espiral de compra de divisa extranjera  a la que el Gobierno ha puesto serias restricciones.

Por este motivo, la presidenta Kirchner ya ha implantado una serie de  medias proteccionistas que han causado malestar en sus vecinos y socios  del Mercosur (Uruguay, Brasil y Chile).

A esto se suma la fuga de capitales, que ascendió en 21.504 millones  de dólares en 2011, un 88% más que en 2010, según datos del Banco  Central argentino.

En este punto, el asunto YPF va más allá de un asunto económico: es una perfecta salida a las turbulencias económicas que vive el país, a las que se suman el último escándalo político.

La justicia argentina comenzó el pasado marzo investigación  contra su vicepresidente, Amado Boudou, por haber intercedido a favor de la empresa Ciccone  Calcográfica -contratada para la impresión de billetes- a fin de  evitar su bancarrota, escándalo que fue destapado por medios argentinos y  por el que han caído ya dos funcionarios del 'kirchnerismo'.

Mientras, Kirchner ha aumentado la retórica patriótica consciente de que sintoniza con una parte muy grande de su electorado.

Antiguo monopolio estatal, YPF fue parcialmente privatizada en 1993 y paso a estar bajo dominio de Repsol en 1999, pero siempre ha estado en la mente de los argentinos como algo propio, al igual que las Malvinas, cuyo amargo recuerdo ha vuelto con motivo del treinta aniversario de la guerra contra Reino Unido.

En la víspera de esa fecha, unos carteles progubernamentales circulaban por Buenos Aires, recuerda The Economist.  En él, había tres elementos: un logo, el de YPF, un mapa, el del archipiélago y una frase tan sencilla como demoledora, "son argentinas".