Cuba y la lucha contra el narcotráfico, primeras discrepancias de la Cumbre de las Américas
- Santos dice que sería inaceptable otra Cumbre de las Américas sin Cuba
- Colombia pone sobre la mesa despenalizar el consumo de drogas
- El presidente de EE.UU. cree que la despenalización "no es la respuesta"
La ausencia de Cuba y el incipiente debate sobre la eficacia de la actual lucha contra el narcotráfico han marcado, como se intuía desde sus prolegómenos, e linicio de la VI Cumbre de las Américas y han evidenciado las discrepancias entre buena parte de los países latinoamericanos y EE.UU. Y no parece que vayan a ser asuntos que queden olvidados tras ser enunciados.
El propio anfitrión de la Cumbre, el presidente colombiano Juan Manuel Santos, aludía a ambos asuntos en su discurso de inauguración, como previamente había hecho ante el presidente estadounidense, Barack Obama, en una mesa redonda en la que participaba también la presidenta brasileña, Dilma Rousseff.
Santos dijo que sería “inaceptable” una próxima Cumbre de las Américas sin Cuba y consideró que “el embargo” a la Isla ha demostrado su “ineficacia”. “En el mundo de hoy no se justifica ese camino”, añadió Santos, “un anacronismo que nos mantiene anclados a una era de Guerra Fría, superada hace hay varias décadas”
El presidente colombiano abogó por no cerrar los ojos a “los cambios” que se están produciendo en el interior de Cuba, buscando de esa manera lo mejor para la población cubana. Frente a él, un hierático Obama, se limitó a pedir democracia para Cuba aunque dejando implícita su oposición a que la Isla sea invitada a este foro, creado por el presidente Clinton en 1994.
Los analistas consideran que estando en plena campaña por la reelección, sería “suicida, políticamente hablando” para Obama aceptar aparecer en la misma foto junto al presidente Raúl Castro, lo que seria utilizado en su contra por los republicanos.
La ALBA no acudirá si Cuba no asiste
Las discrepancias sobre Cuba con EE.UU. son enfrentamiento abierto con relación a los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) que lidera Venezuela y al que pertenecen nueve países, Cuba incluida.
En esta VI Cumbre de las Américas, solo el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, ha rehusado asistir oficialmente en protesta por la exclusión de Cuba, pero los dirigentes de la ALBA han dejado ya claro en Cartagena de Indias que no acudirán a ninguna otra Cumbre si el gobierno de La Habana no recibe invitación.
Tampoco el presidente venezolano, Hugo Chávez, acudió a la cita en Cartagena, aunque la razón oficial ha sido su estado de salud. Chávez decidió regresar de nuevo a La Habana para continuar con los ciclos de radioterapia que está recibiendo como tratamiento complementario al nuevo tumor que le fue extirpado hace mes y medio. La nómina de ausencias se completó con la del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, que también excusó en el último momento su asistencia a la Cumbre.
Afrontar el problema del narcotráfico
El otro tema de polémica, que no ha hecho más que arrancar pero que apunta a que se prolongará en el tiempo, fue el de las drogas, más concretamente el debate sobre un nuevo enfoque a la hora de afrontar el problema del narcotráfico y la violencia asociada a él.
Nuevamente el presidente Santos, aunque evitando un tono impositivo, puso el asunto en el debate asegurando que son varios los países latinoamericanos que creen que “es necesaria una discusión, un análisis, sobre este tema, que, sin prejuicios y sin dogmas, contemple los diferentes escenarios y las posibles alternativas para afrontar este desafío con mayor efectividad”. “Debe ser una discusión abierta, sin sesgos ideológicos, sin sesgos políticos,” añadió Santos.
“Debe ser una discusión abierta, sin sesgos ideológicos“
El presidente colombiano ya había esbozado, en la mesa redonda previa a la inauguración de la cumbre junto a Obama, que había que plantearse “si lo que estamos haciendo es lo mejor que podemos hacer, o si podemos encontrar una alternativa que sea más efectiva y menos costosa para la sociedad en general”. Una manera de poner sobre la mesa la posibilidad de una despenalización del consumo si los expertos consideran que de esa forma puede reducirse la violencia que genera el tráfico ilegal de drogas.
El presidente Obama fue contundente en su rechazo a la posible despenalización. “Mi postura y la de mi administración, es que la legalización no es la respuesta”, enfatizó Obama.
El presidente guatemalteco, Otto Pérez Molina, que hace dos meses planteó abiertamente la necesidad de estudiar la posible despenalización, aseguró que no se va a adoptar ninguna decisión al respecto en la Cumbre, pero que el diálogo sobre este asunto debía iniciarse.
Evo Morales: "Es la cumbre de la desintegración"
Al rechazo a la postura estadounidense, tanto en cuanto al tema de Cuba como al de las drogas, se sumó al término de la jornada, y con gran contundencia, el presidente boliviano, Evo Morales, quien aseguró que esta es “la cumbre de la desintegración”, en vez de la “integración”.
Morales dijo que ese era el resultado de la postura de EE.UU. y de Canadá, a los que criticó duramente por el rechazo a la presencia de Cuba, al debate sobre las drogas o a respaldar a Argentina por el contencioso de las Islas Malvinas frente al Reino Unido.
Aunque la sesión plenaria tras la inauguración de la Cumbre se realizó a puerta cerrada, sin presencia de periodistas ni señales de sonido y audio, también en los prolegómenos había quedado evidente que el tema central de la agenda, el progreso mediante la integración, iba a tener interpretaciones distintas.
Fue la brasileña Rousseff la que calentó el asunto en la mesa redonda previa a la inauguración al exigir que la integración se realice desde un planteamiento “entre iguales”. Rousseff volvió a criticar la política monetaria de EE.UU. y Europa, que revalúan las monedas locales latinoamericanas encareciendo y dificultando las exportaciones.
El presidente Santos dijo coincidir con la presidenta brasileña y, tras señalar que América Latina ha salido con buena nota de la crisis económica internacional, pidió que los países desarrollados no exporten políticas económicas que generen desempleo en los países latinoamericanos.