Europa, arma arrojadiza de la campaña francesa
- La crisis de deuda y los ataques a España centran la campaña electoral
- Sarkozy advierte de una crisis de confianza de los mercados si gana Hollande
- El socialista espera que una agenda de crecimiento dinamice la economía
"La elección presidencial en Francia será una elección europea. Muchos nos esperan, nos miran, a veces se inquietan, otros confían". Con esta declaración casi poética en el diario Libération, el socialista François Hollande resumía así esta semana el alma de la campaña de la primera ronda de las elecciones presidenciales galas.
Los franceses miran a Europa y Europa mira a Francia. En el caso de España, Italia o Grecia, desde la irritación por haberse convertido en la diana fácil de los ataques contra sus frágiles economías. Y en el de Alemania, desde la expectación y el temor a cambiar de compañero de viaje en la turbulenta travesía de la crisis de la deuda.
Quizás, saber si habrá divorcio o, por el contrario, una prórroga del matrimonio de conveniencia entre París y Berlín es la cuestión que más inquieta a la eurozona y a los mercados. El eje franco-alemán es hoy el motor de una Unión Europea que aún no ha superado la crisis de deuda soberana -a pesar de haber solventado por el momento el 'drama' griego- y el que dicta el ritmo de las reformas y los programas de ajuste.
Los políticos franceses saben que no pueden aplicar políticas económicas sin contar con el visto bueno de sus socios europeos y Bruselas no puede permitirse que la segunda economía de la UE ponga en riesgo la gobernanza económica. Por eso, Europa está tan presente en la campaña electoral gala.
"Durante décadas, los cambios políticos en Europa no han hecho descarrilar la construcción europea y es poco probable que esto vaya a cambiar, sea cual sea el resultado de la elección presidencial francesa", señala a la agencia France Presse el economista jefe de Unicredit, Erik Nielsen.
Según explica a RTVE.es desde París la investigadora de Fride, residente en París, "la alianza franco-alemana no cambiará si gana Hollande porque a él le interesa estar en el centro de las decisiones europeas y hará concesiones, al igual que Merkel". Renegociar el pacto fiscal para no consagrar la salida de la crisis a la austeridad y conjugar una política de crecimiento "seria" con la ortodoxia germana son las bases sobre las que el pupilo de Jacques Delors asienta su programa europeo.
"Estas ideas hacen difícil definir una visión común para el futuro de la zona euro entre Francia y Alemania", indica en cambio el economista jefe de Commerzbank. "Pero sin esta visión, la crisis de la deuda no puede resolverse", añade.
Sarkozy apela al miedo con España en la diana...
Y a esto juega el presidente francés, que se encomienda a 'Merkozy' para demostrar su alianza con el centro de poder, mientras apela al miedo para tratar de dar la vuelta a los sondeos, aunque la estrategia no le está funcionando a juzgar por los sondeos. La última encuesta del instituto demoscópico Ifop otorga una mayoría holgada para Hollande en la segunda vuelta, el 53% de los sufragios frente al 47 % de Nicolás Sarzoky.
"¿Quéreis que Francia sea como España y Grecia?", ha preguntado el presidente y candidato insistentemente a los franceses, advirtiéndoles de que Hollande dilapidaría la confianza de Francia como han hecho "siete años de Gobierno socialista" en España.
"España está obligado a renunciar a lo esencial, a la solidaridad, con unos recortes de 10.000 millones en sanidad y educación. No quiero que Francia se convierta en España", ha arremetido también el centrista François Bayrou, a quien los sondeos dan entorno al 10 % de la intención de votos.
Rober Halvert, analista de Baader Bank en Fráncfort, espera una "posible fuga de inversores a mercados considerados más estables" en el corto plazo si se produce un cambio de Gobierno. Krämer, de Commerzbank, considera que una victoria socialista desencadenaría una "fase de incertidumbre".
Pero también hay quienes creen en los efectos positivos de un posible nuevo inquilino en el Elíseo . "Completar el pacto fiscal con una importante iniciativa para el crecimiento es probable que sea algo bueno", señalan a France Presse analistas de Deutsche Bank. El Financial Times, por ejemplo, anima a Hollande a que traiga "una agenda de crecimiento para la zona euro".
... y Hollande se sienta a esperar que la crisis pase factura
La canciller alemana sabe que la cura de austeridad cada vez tiene más detractores y ante el riesgo de quedarse sola, parece que ha estudiado las encuestas y ha optado por el pragmatismo. En los últimos días ha llamado al candidato socialista, pese a que hace unas semanas no le quiso recibir en Berlín e incluso la revista Der Spiegel llegó a publicar que había un pacto conservador liderado por Merkel para boicotearle.
Con el déficit se sitúa el 5,2%, un 10% de paro, el crecimiento económico estancado y sin una estrategia industrial clara, Hollande tiene fácil que la crisis acabe pasando factura a Sarkozy como ha hecho con otros líderes europeos en las urnas. Es cierto que Francia ha aguantado mejor que sus vecinos del sur, pero cada vez se aleja más de la locomotora alemana.
"Ninguno de los dos candidatos no están siendo honestos al utilizar a Europa como chivo expiatorio de la campaña", sostiene Barrios, que considera que "nadie se cree que ellos vayan a poder controlar los mercados financieros como ellos dicen. Con declaraciones como estas se ponen en ridículo y provocan más escepcticismo en los electores".
Según los sondeos, la abstención podría situarse en el 30%, un porcentaje muy alto en un país aconstumbrado a una alta participación, cercana al 80%, en sus procesos electorales. Barrios cree que es precisamente por "la sensación de los franceses de que poco pueden hacer sus políticos ante la crisis y que la recuperación no depende de quien gane".